En la fortaleza de Mercués, cerca de Cahors, en la Galia meridional, tránsito del beato Alano de Solminihac, obispo de Cahors, que con las visitas pastorales trabajó por la enmienda de las costumbres del pueblo, y se empeñó con apostólica insistencia en renovar la Iglesia que tenía encomendada.
Nació en el castillo de Belet, cerca de Périgueux, en el seno de una familia de la nobleza. Quiso ser caballero de Malta, pero este no era su camino. Fue nombrado por un tío suyo, abad del monasterio de Chancelade perteneciente a los Canónigos regulares de Letrán, que estaba en franca decadencia y necesitaba una reforma, aunque no pudo ejercer su oficio porque era muy joven (20 años). Estudió Filosofía y Teología en París, donde conoció a san Vicente de Paúl; mantuvo una estrecha amistad con san Francisco de Sales. En 1618 fue ordenado sacerdote y después de una estancia de cuatro años en París, tomó posesión de su cargo de abad.
Como abad restableció la disciplina religiosa, el culto divino y publicó unas nuevas Constituciones. El éxito de la reforma fue rotundo y se extendió a otros monasterios de los Canónigos Regulares. Fue nombrado Visitador de los monasterios de la Orden. Tuvo dificultades porque el cardinal Rochefoucauld, ordenó la unificación de todos los Canónigos Regulares, de manera que al unirse una forma de vida más mitigada, su reforma no alcanzaba el desarrollo religioso y espiritual que él quería; apeló a la Santa Sede que le dio la razón, pero la unificación se llevó a cabo.
Muchas veces se le ofreció el episcopado, pero siempre se negó, hasta que en 1636 fue nombrado obispo de Cahors, sin que perdiera su cargo de abad. Obtuvo el apoyo del cardenal Richelieu. Durante su episcopado aplicó los decretos del Concilio de Trento tomando el modelo pastoral de san Carlos Borromeo. Luchó contra el relajamiento del clero y la superstición. Fundó el seminario diocesano, visitó la diócesis, condenó el jansenismo y el laxismo. Su caridad no tuvo límites, como cuando se dedicó a los apestados, los enfermos, los huérfanos, creando para ellos asilos y hospitales. Murió trabajando en Mercués y su cuerpo se encuentra en la catedral de Cahors.
Nació en el castillo de Belet, cerca de Périgueux, en el seno de una familia de la nobleza. Quiso ser caballero de Malta, pero este no era su camino. Fue nombrado por un tío suyo, abad del monasterio de Chancelade perteneciente a los Canónigos regulares de Letrán, que estaba en franca decadencia y necesitaba una reforma, aunque no pudo ejercer su oficio porque era muy joven (20 años). Estudió Filosofía y Teología en París, donde conoció a san Vicente de Paúl; mantuvo una estrecha amistad con san Francisco de Sales. En 1618 fue ordenado sacerdote y después de una estancia de cuatro años en París, tomó posesión de su cargo de abad.
Como abad restableció la disciplina religiosa, el culto divino y publicó unas nuevas Constituciones. El éxito de la reforma fue rotundo y se extendió a otros monasterios de los Canónigos Regulares. Fue nombrado Visitador de los monasterios de la Orden. Tuvo dificultades porque el cardinal Rochefoucauld, ordenó la unificación de todos los Canónigos Regulares, de manera que al unirse una forma de vida más mitigada, su reforma no alcanzaba el desarrollo religioso y espiritual que él quería; apeló a la Santa Sede que le dio la razón, pero la unificación se llevó a cabo.
Muchas veces se le ofreció el episcopado, pero siempre se negó, hasta que en 1636 fue nombrado obispo de Cahors, sin que perdiera su cargo de abad. Obtuvo el apoyo del cardenal Richelieu. Durante su episcopado aplicó los decretos del Concilio de Trento tomando el modelo pastoral de san Carlos Borromeo. Luchó contra el relajamiento del clero y la superstición. Fundó el seminario diocesano, visitó la diócesis, condenó el jansenismo y el laxismo. Su caridad no tuvo límites, como cuando se dedicó a los apestados, los enfermos, los huérfanos, creando para ellos asilos y hospitales. Murió trabajando en Mercués y su cuerpo se encuentra en la catedral de Cahors.
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