En Estrasburgo, de Burgundia (hoy Alsacia), santa Otilia, virgen y primera abadesa del monasterio de Hohenburg, fundado por el duque Aldarico, su padre.
Hija de Adalrico, duque de Alsacia; nació ciega en Obernheim, en los Vosgos, y por esto fue abandonada por su familia. Fue adoptada en el convento de Palma-Bames-les-Dames, en el Franco Condado, diócesis de Besançon, donde, al recibir el bautismo, también recibió la vista; la bautizaron el obispo de Bavaria, san Erardo de Ratisbona y san Hidulfo de Moyenmoutier.
Otilia se quedó a servir a Dios en el convento. Pero el milagro del que había sido objeto y los progresos que empezó a hacer en sus estudios, provocaron la envidia de algunas de las religiosas y éstas empezaron a hacerle la vida difícil. Otilia escribió entonces a su hermano Hugo, del que había oído hablar y le pidió que la ayudara como se lo dictase el corazón. Entre tanto, san Erardo, había comunicado a Adalrico la noticia de la curación de su hija. Pero aquel padre desnaturalizado se encolerizó más que nunca y prohibió a Hugo que fuese a ayudarla y que revelase su identidad.
Hugo desobedeció y mandó traer a su hermana. Un día en que Hugo y Adalrico estaban en una colina de los alrededores, Otilia se presentó en una carreta, seguida por la muchedumbre. Cuando Adalrico se enteró de quien era y supo porque había ido, descargó su pesado bastón sobre la cabeza de Hugo y lo mató de un golpe. Pero los remordimientos le cambiaron el corazón, de suerte que empezó a amar a su hija tanto cuanto la había odiado antes. Otilia se estableció en Obernheim, con algunas compañeras que se dedicaron como ella a los actos de piedad y a las obras de caridad entre los pobres.
Al cabo de un tiempo, Adalrico determinó casar a su hija con un duque alemán. Otilia emprendió la fuga. Cuando los enviados de su padre estaban ya a punto de capturarla, se abrió una grieta en la roca, en Schossberg, cerca de Friburgo en Brisgovia y ahí se escondió la santa. Para conseguir que volviese, Adalrico le prometió regalarle el castillo de Hohenburg.
Fundó y gobernó como abadesa los conventos de Hohenburg (hoy Odilienberg) y de Niedermünster, según la regla benedictina. Construyó un hospital para los pobres y un lazareto para leprosos e incurables; al morir en el suelo sobre una piel de oso, sólo recomendó a sus religiosas, fidelidad a Dios y amor a los pobres. Se cuenta que la santa, poco después de la muerte de su padre, vio que sus oraciones y penitencias le habían sacado del purgatorio. San Juan Bautista se apareció a Otilia y le indicó el sitio y las dimensiones de una capilla que debía construirse en su honor. Se cuentan muchas otras visiones de la santa y se le atribuyen numerosos milagros. Después de gobernar el convento durante muchos años, Otilia murió. Patrona de Alsacia.
Hija de Adalrico, duque de Alsacia; nació ciega en Obernheim, en los Vosgos, y por esto fue abandonada por su familia. Fue adoptada en el convento de Palma-Bames-les-Dames, en el Franco Condado, diócesis de Besançon, donde, al recibir el bautismo, también recibió la vista; la bautizaron el obispo de Bavaria, san Erardo de Ratisbona y san Hidulfo de Moyenmoutier.
Otilia se quedó a servir a Dios en el convento. Pero el milagro del que había sido objeto y los progresos que empezó a hacer en sus estudios, provocaron la envidia de algunas de las religiosas y éstas empezaron a hacerle la vida difícil. Otilia escribió entonces a su hermano Hugo, del que había oído hablar y le pidió que la ayudara como se lo dictase el corazón. Entre tanto, san Erardo, había comunicado a Adalrico la noticia de la curación de su hija. Pero aquel padre desnaturalizado se encolerizó más que nunca y prohibió a Hugo que fuese a ayudarla y que revelase su identidad.
Hugo desobedeció y mandó traer a su hermana. Un día en que Hugo y Adalrico estaban en una colina de los alrededores, Otilia se presentó en una carreta, seguida por la muchedumbre. Cuando Adalrico se enteró de quien era y supo porque había ido, descargó su pesado bastón sobre la cabeza de Hugo y lo mató de un golpe. Pero los remordimientos le cambiaron el corazón, de suerte que empezó a amar a su hija tanto cuanto la había odiado antes. Otilia se estableció en Obernheim, con algunas compañeras que se dedicaron como ella a los actos de piedad y a las obras de caridad entre los pobres.
Al cabo de un tiempo, Adalrico determinó casar a su hija con un duque alemán. Otilia emprendió la fuga. Cuando los enviados de su padre estaban ya a punto de capturarla, se abrió una grieta en la roca, en Schossberg, cerca de Friburgo en Brisgovia y ahí se escondió la santa. Para conseguir que volviese, Adalrico le prometió regalarle el castillo de Hohenburg.
Fundó y gobernó como abadesa los conventos de Hohenburg (hoy Odilienberg) y de Niedermünster, según la regla benedictina. Construyó un hospital para los pobres y un lazareto para leprosos e incurables; al morir en el suelo sobre una piel de oso, sólo recomendó a sus religiosas, fidelidad a Dios y amor a los pobres. Se cuenta que la santa, poco después de la muerte de su padre, vio que sus oraciones y penitencias le habían sacado del purgatorio. San Juan Bautista se apareció a Otilia y le indicó el sitio y las dimensiones de una capilla que debía construirse en su honor. Se cuentan muchas otras visiones de la santa y se le atribuyen numerosos milagros. Después de gobernar el convento durante muchos años, Otilia murió. Patrona de Alsacia.
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