En Frejus, de la Provenza, san Leoncio, obispo, que favoreció la vida monástica de San Honorato en la isla de Lérins, y al cual san Juan Casiano, su amigo, le dedicó las diez primeras Colaciones.
Nació probablemente en Nimes, Francia. Hay razones para creer que era hermano de san Castor, obispo de Apt. Obispo de Fréjus (419-432). Sin embargo, es indiscutible que fue un hombre de santidad eminente y su episcopado estuvo marcado por importantes resultados, de otro modo no habría estado asociado desde una fecha tan temprana con la Santísima Virgen como patrono de la iglesia catedral de Fréjus. El suceso principal durante el episcopado de Leoncio de Fréjus fue la fundación del monasterio de Lérins a comienzos del Siglo V. El nombre de este obispo está inseparablemente unido al de san Honorato de Arlés, fundador del monasterio, y parece haber desempeñado un papel importante en el desarrollo de la vida monástica en el Sudeste de la Galia. Honorato le llamaba superior y padre, mientras san Juan Casiano, que gobernó a los numerosos religiosos de la abadía de San Víctor de Marsella, le dedicó sus primeras diez "Colaciones".
Las relaciones del monasterio de Lérins con el obispo diocesano fueron muy cordiales y liberales. Algunos autores creen que esto se debió meramente a la costumbre común de la época, pero otros sostienen, y parecería que no sin razón, que fue el resultado de los privilegios especiales concedidos por Leoncio a san Honorato, a quien estaba íntimamente unido con los lazos de la amistad. Sea como sea, estas regulaciones que, aunque salvaguardando la dignidad episcopal, garantizaban la independencia del monasterio, y fueron confirmadas por el III Concilio de Arlés, parecen haber sido el principio de las inmunidades que desde entonces se disfrutaron en grado creciente por las comunidades religiosas. Además, existieron relaciones muy cordiales entre el santo y los soberanos pontífices. Esto se demuestra por el hecho de que san León I Magno, después de su memorable disputa con san Honorato, obispo de Arlés, privó a éste de las prerrogativas que le daban una especie de primacía sobre el distrito de Vienne, y las otorgó a Leoncio. Es verdad que este importante acontecimiento tuvo lugar en el 445, mientras que Leoncio había sido sucedido en el episcopado por Teodoro en el 433. Esto es por lo que algunas autoridades han sostenido que estas prerrogativas fueron concedidas a otro obispo de Fréjus, llamado igualmente Leoncio, que habría sido sucesor de Teodoro. A esto, los defensores de una venerada tradición replican que san Leoncio abandonó su sede en el 432 para ir a predicar el Evangelio a las tribus teutónicas, y volvió a su diócesis en el 442, muriendo en el 445 o incluso en el 448. Desgraciadamente no se puede aducir ninguna prueba muy sólida de este apostolado.
Nació probablemente en Nimes, Francia. Hay razones para creer que era hermano de san Castor, obispo de Apt. Obispo de Fréjus (419-432). Sin embargo, es indiscutible que fue un hombre de santidad eminente y su episcopado estuvo marcado por importantes resultados, de otro modo no habría estado asociado desde una fecha tan temprana con la Santísima Virgen como patrono de la iglesia catedral de Fréjus. El suceso principal durante el episcopado de Leoncio de Fréjus fue la fundación del monasterio de Lérins a comienzos del Siglo V. El nombre de este obispo está inseparablemente unido al de san Honorato de Arlés, fundador del monasterio, y parece haber desempeñado un papel importante en el desarrollo de la vida monástica en el Sudeste de la Galia. Honorato le llamaba superior y padre, mientras san Juan Casiano, que gobernó a los numerosos religiosos de la abadía de San Víctor de Marsella, le dedicó sus primeras diez "Colaciones".
Las relaciones del monasterio de Lérins con el obispo diocesano fueron muy cordiales y liberales. Algunos autores creen que esto se debió meramente a la costumbre común de la época, pero otros sostienen, y parecería que no sin razón, que fue el resultado de los privilegios especiales concedidos por Leoncio a san Honorato, a quien estaba íntimamente unido con los lazos de la amistad. Sea como sea, estas regulaciones que, aunque salvaguardando la dignidad episcopal, garantizaban la independencia del monasterio, y fueron confirmadas por el III Concilio de Arlés, parecen haber sido el principio de las inmunidades que desde entonces se disfrutaron en grado creciente por las comunidades religiosas. Además, existieron relaciones muy cordiales entre el santo y los soberanos pontífices. Esto se demuestra por el hecho de que san León I Magno, después de su memorable disputa con san Honorato, obispo de Arlés, privó a éste de las prerrogativas que le daban una especie de primacía sobre el distrito de Vienne, y las otorgó a Leoncio. Es verdad que este importante acontecimiento tuvo lugar en el 445, mientras que Leoncio había sido sucedido en el episcopado por Teodoro en el 433. Esto es por lo que algunas autoridades han sostenido que estas prerrogativas fueron concedidas a otro obispo de Fréjus, llamado igualmente Leoncio, que habría sido sucesor de Teodoro. A esto, los defensores de una venerada tradición replican que san Leoncio abandonó su sede en el 432 para ir a predicar el Evangelio a las tribus teutónicas, y volvió a su diócesis en el 442, muriendo en el 445 o incluso en el 448. Desgraciadamente no se puede aducir ninguna prueba muy sólida de este apostolado.
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