En la misma ciudad, santa Virginia Centurione Bracelli, viuda, la cual, dedicándose al servicio del Señor, socorrió de muchas maneras a los pobres, ayudó a las iglesias rurales y fundó y rigió las Matronas Auxiliares de la Misericordia.
Nació en Génova, en el seno de una familia noble. Aunque desde niña manifestó su deseo de vivir la vida claustral, tuvo que casarse, por voluntad de su padre, con 15 años, con Gaspar Bracelli, joven heredero de una rica familia. Con él tuvo dos hijas. El matrimonio no fue feliz porque él estuvo entregado a varios vicios que le llevaron a la muerte en 1607; en este tiempo, Virginia trató a su marido con todo el cariño. Virginia se quedó viuda con 20 años.
Se consagró a Dios con el voto de castidad y se entregó al servicio de los pobres. La guerra entre Génova y Saboya le llevó a fundar la Obra del Refugio para las jóvenes abandonas y en peligro. Compró dos casas donde estableció su Institución, naciendo así dos Congregaciones de Nuestra Señora del Refugio: la del Monte Calvario, a la que perteneció más tarde la beata María Repetto, y la Congregación de Hijas de Nuestra Señora del Monte Calvario en Carignano. La particularidad de esta nueva fundación, es que sus miembros viven como religiosas siguiendo los tres consejos evangélicos y vistiendo hábito religioso, pero sin emitir votos, para así poderse mover en el mundo, sobre todo en los hospitales, para la asistencia de los enfermos. Virginia hizo por los pobres todo lo que estuvo en su mano. Sobresalió por su gran devoción a María, nunca fue superiora, sino una miembro más. Realizó los trabajos más serviles, sin descansar nunca. Tuvo que sufrir como sus colaboradoras, fueron decreciendo en razón de su status social, que no querían verse confundidas con otras colaboradoras, más pobres y sin vitola de nobleza.
A pesar de verse abandonada, y de ser la última de su Congregación, siempre dedicada a los más pobres, su fuerza moral hizo posible que la República de Génova tomara a María como su protectora, que se iniciara la devoción a las Cuarenta horas y las misiones populares en el territorio ligur. En 1647 consiguió la paz entre la curia diocesana y el gobierno de la República, en lucha durante años por cuestión de prestigio. Sufrió cierta fenomenología mística y murió en paz en su casa de Carignano. El Sumo Pontífice Juan Pablo II la proclamó beata en 1985 y el mismo pontífice la canonizó el 18 de mayo de 2003.
Nació en Génova, en el seno de una familia noble. Aunque desde niña manifestó su deseo de vivir la vida claustral, tuvo que casarse, por voluntad de su padre, con 15 años, con Gaspar Bracelli, joven heredero de una rica familia. Con él tuvo dos hijas. El matrimonio no fue feliz porque él estuvo entregado a varios vicios que le llevaron a la muerte en 1607; en este tiempo, Virginia trató a su marido con todo el cariño. Virginia se quedó viuda con 20 años.
Se consagró a Dios con el voto de castidad y se entregó al servicio de los pobres. La guerra entre Génova y Saboya le llevó a fundar la Obra del Refugio para las jóvenes abandonas y en peligro. Compró dos casas donde estableció su Institución, naciendo así dos Congregaciones de Nuestra Señora del Refugio: la del Monte Calvario, a la que perteneció más tarde la beata María Repetto, y la Congregación de Hijas de Nuestra Señora del Monte Calvario en Carignano. La particularidad de esta nueva fundación, es que sus miembros viven como religiosas siguiendo los tres consejos evangélicos y vistiendo hábito religioso, pero sin emitir votos, para así poderse mover en el mundo, sobre todo en los hospitales, para la asistencia de los enfermos. Virginia hizo por los pobres todo lo que estuvo en su mano. Sobresalió por su gran devoción a María, nunca fue superiora, sino una miembro más. Realizó los trabajos más serviles, sin descansar nunca. Tuvo que sufrir como sus colaboradoras, fueron decreciendo en razón de su status social, que no querían verse confundidas con otras colaboradoras, más pobres y sin vitola de nobleza.
A pesar de verse abandonada, y de ser la última de su Congregación, siempre dedicada a los más pobres, su fuerza moral hizo posible que la República de Génova tomara a María como su protectora, que se iniciara la devoción a las Cuarenta horas y las misiones populares en el territorio ligur. En 1647 consiguió la paz entre la curia diocesana y el gobierno de la República, en lucha durante años por cuestión de prestigio. Sufrió cierta fenomenología mística y murió en paz en su casa de Carignano. El Sumo Pontífice Juan Pablo II la proclamó beata en 1985 y el mismo pontífice la canonizó el 18 de mayo de 2003.
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