En Roma, Italia, Beata Clelia Merloni, fundadora del Instituto de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús († 1930).
La madre Clelia Merloni nació en Forli el 10 de marzo de 1861, sus padres fueron Teresa Brandinelli y Gioacchino Merloni, un rico empresario industrial. Fue bautizada en la Catedral de Forli el mismo día de su nacimiento.
Tuvo una infancia atribulada, por así decirlo. Cuando tenía tres años muere su mamá. Su abuela se encarga de la educación de la nietita. Luego, su padre, contrae matrimonio, ya que es viudo, con una joven católica muy practicante, quién es figura importante para Clelia porque le enseña amar aquel que fue crucificado y que sería el amigo inseparable de Clelia durante el exilio de su Congregación. Volviendo más atrás, Joaquín, el papá de Clelia, echa de su casa a la abuela porque consiente mucho a Clelia. Clelia se refugia sólo en su madrastra, la cual le enseña todo sobre Corazón de Jesús, la Virgen, la Cruz, el Amor, el Perdón, el Paraíso, tantas cosas... Ella era un reflejo de amor maternal. Pero Gioacchino decide mudarse a otra casa, allí tendrían una empleada que se encargaría de educar a la niña, pero que carecía totalmente de virtudes y valores cristianos, para su fortuna esta mujer no pudo dañar su alma.
Entre 1876 y 1877 está en Savona, con las Hermanas Hijas de Nuestra Señora de la Purificación, y después de 1883 a 1887 ingresa a la congregación de las Hijas de Nuestra Señora de las Nieves, siempre en Savona. Pero el designio que Dios tiene sobre ella es otro y, debido a las imprevistas enfermedades, debe renunciar a la vida religiosa. En 1892 entra en la Congregación de las Hijas de Santa María de la Providencia en Como y se enferma por tercera vez. Después de la repentina curación de la tuberculosis, gracias a la intercesión del Corazón de Jesús, su especialísimo protector, y del Corazón Inmaculado de María, se siente misericordiosamente devuelta a la vida y tiene clara y precisa visión de lo que debe hacer: consagrarse al bien de los miserables, de los huérfanos, de los abandonados y convertirse en madre espiritual de almas creando un instituto de religiosas que, con ella, trabajasen en la Iglesia de Dios en un Instituto consagrado al Sagrado Corazón de Jesús.
A la edad de 33 años, dio el primer paso hacia la fundación del Instituto. Ese 24 de abril de 1894 era -aparentemente- un día como cualquier otro, fue el día en que Clelia Merloni, junto con su amiga, Elisa Pederzini, partió hacia Viareggio. Unas semanas más tarde una tercera amiga se unirá a ellas: Giuseppina D'Ingenheim. Clelia, Elisa, Giuseppina: las tres primeras.
Clelia ni siquiera sabía dónde estaba esta ciudad. Ella nunca la había oído nombrar. La había visto en un sueño y luego la buscó en el mapa. Al llegar a la estación de Viareggio, comenzó en el camino que se abría frente a ella y de inmediato se encontró en la pequeña iglesia de la Señora del Carmen, donde se detuvo para orar. Continuó y se encontró frente a la iglesia de San Francisco (ahora iglesia de San Antonio). Aquí Clelia Merloni y sus colaboradores fueron recibidos con comprensión franciscana por los hermanos menores. Al poco tiempo encontraron una casa para ellas en Vía Garibaldi, casi en el centro de la ciudad.
El 30 de mayo de 1894, en la iglesia de San Francisco, el Padre Bigongiari presentó a "los tres primeros Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús" a una "gran multitud de fieles", inaugurando así el naciente Instituto. En el edificio que albergó la primera comunidad, e inmediatamente después a la primera escuela fue colocada una placa cuando se celebró el primer centenario: "En esta casa -30 de mayo de 1894- la Madre Clelia Merloni fundó el Instituto de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús. - En el día del centenario - 30 de mayo de 1994”. El edificio del que estamos hablando (ahora renovado) se encuentra en Vía Garibaldi, en la esquina de Vía di Mezzo (ahora Vía Veneto).
La madre Clelia Merloni nació en Forli el 10 de marzo de 1861, sus padres fueron Teresa Brandinelli y Gioacchino Merloni, un rico empresario industrial. Fue bautizada en la Catedral de Forli el mismo día de su nacimiento.
Tuvo una infancia atribulada, por así decirlo. Cuando tenía tres años muere su mamá. Su abuela se encarga de la educación de la nietita. Luego, su padre, contrae matrimonio, ya que es viudo, con una joven católica muy practicante, quién es figura importante para Clelia porque le enseña amar aquel que fue crucificado y que sería el amigo inseparable de Clelia durante el exilio de su Congregación. Volviendo más atrás, Joaquín, el papá de Clelia, echa de su casa a la abuela porque consiente mucho a Clelia. Clelia se refugia sólo en su madrastra, la cual le enseña todo sobre Corazón de Jesús, la Virgen, la Cruz, el Amor, el Perdón, el Paraíso, tantas cosas... Ella era un reflejo de amor maternal. Pero Gioacchino decide mudarse a otra casa, allí tendrían una empleada que se encargaría de educar a la niña, pero que carecía totalmente de virtudes y valores cristianos, para su fortuna esta mujer no pudo dañar su alma.
Entre 1876 y 1877 está en Savona, con las Hermanas Hijas de Nuestra Señora de la Purificación, y después de 1883 a 1887 ingresa a la congregación de las Hijas de Nuestra Señora de las Nieves, siempre en Savona. Pero el designio que Dios tiene sobre ella es otro y, debido a las imprevistas enfermedades, debe renunciar a la vida religiosa. En 1892 entra en la Congregación de las Hijas de Santa María de la Providencia en Como y se enferma por tercera vez. Después de la repentina curación de la tuberculosis, gracias a la intercesión del Corazón de Jesús, su especialísimo protector, y del Corazón Inmaculado de María, se siente misericordiosamente devuelta a la vida y tiene clara y precisa visión de lo que debe hacer: consagrarse al bien de los miserables, de los huérfanos, de los abandonados y convertirse en madre espiritual de almas creando un instituto de religiosas que, con ella, trabajasen en la Iglesia de Dios en un Instituto consagrado al Sagrado Corazón de Jesús.
A la edad de 33 años, dio el primer paso hacia la fundación del Instituto. Ese 24 de abril de 1894 era -aparentemente- un día como cualquier otro, fue el día en que Clelia Merloni, junto con su amiga, Elisa Pederzini, partió hacia Viareggio. Unas semanas más tarde una tercera amiga se unirá a ellas: Giuseppina D'Ingenheim. Clelia, Elisa, Giuseppina: las tres primeras.
Clelia ni siquiera sabía dónde estaba esta ciudad. Ella nunca la había oído nombrar. La había visto en un sueño y luego la buscó en el mapa. Al llegar a la estación de Viareggio, comenzó en el camino que se abría frente a ella y de inmediato se encontró en la pequeña iglesia de la Señora del Carmen, donde se detuvo para orar. Continuó y se encontró frente a la iglesia de San Francisco (ahora iglesia de San Antonio). Aquí Clelia Merloni y sus colaboradores fueron recibidos con comprensión franciscana por los hermanos menores. Al poco tiempo encontraron una casa para ellas en Vía Garibaldi, casi en el centro de la ciudad.
El 30 de mayo de 1894, en la iglesia de San Francisco, el Padre Bigongiari presentó a "los tres primeros Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús" a una "gran multitud de fieles", inaugurando así el naciente Instituto. En el edificio que albergó la primera comunidad, e inmediatamente después a la primera escuela fue colocada una placa cuando se celebró el primer centenario: "En esta casa -30 de mayo de 1894- la Madre Clelia Merloni fundó el Instituto de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús. - En el día del centenario - 30 de mayo de 1994”. El edificio del que estamos hablando (ahora renovado) se encuentra en Vía Garibaldi, en la esquina de Vía di Mezzo (ahora Vía Veneto).
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