jueves, 18 de julio de 2013

Lecturas


En aquellos días, Moisés, después de oír la voz del Señor desde la zarza ardiendo, le replicó:
-«Mira, yo iré a los israelitas y les diré: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros.” Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?»
Dios dijo a Moisés:
-«”Soy el que soy”; esto dirás a los israelitas: “‘Yo soy’ me envía a vosotros.”»
Dios añadió:
-«Esto dirás a los israelitas: “Yahvé (Él es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mí nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación.”
Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: “El Señor, Dios de vuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: ‘Os tengo presentes y veo cómo os tratan los egipcios. He decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.’ “Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: “El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios.” Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar si no es a la fuerza; pero yo extenderé la mano, heriré a Egipto con prodigios que haré en el país, y entonces os dejará marchar.»

En aquel tiempo, exclamó Jesús:
-«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor.

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