En Skänninge, ciudad de Suecia, beata Ingrid Elofsdotter, que, al enviudar, dedicó todos sus bienes al servicio del Señor, vistiendo el hábito dominicano tras una peregrinación a Tierra Santa.
Pertenecía a la noble familia de los Elofsdotter de Suecia. Fue obligada por sus padres a contraer matrimonio con una persona de su condición social. Vivió en el mundo sin estar en el mundo. Se quedó viuda muy pronto y emprendió, con un séquito de doncellas, una larga peregrinación a Tierra Santa. De regreso de Palestina marchó a Roma y luego a Santiago de Compostela. De vuelta a su patria, un único deseo la animaba: consagrarse para siempre en una vida de oración y de penitencia. Pero se encontró que entre sus conciudadanos algunos habían intentado poner su fama en entredicho e incluso buscaron atentar contra su vida. Pero no lo consiguieron y la santa peregrina fue recibida con veneración.
Ayudada por generosos benefactores pudo edificar un monasterio, el de Skänninge, bajo la regla de santo Domingo, donde junto a un buen número de vírgenes se dedicó a la contemplación y a la austeridad. Esto sucedió en 1281 ante la presencia del rey Magnus Ladulas, con la ayuda y el apoyo del padre dominico Pedro de Dacia y la autorización del obispo de Linoping y del Provincial de los dominicos. Fue priora del monasterio y murió con fama de santidad.
Pertenecía a la noble familia de los Elofsdotter de Suecia. Fue obligada por sus padres a contraer matrimonio con una persona de su condición social. Vivió en el mundo sin estar en el mundo. Se quedó viuda muy pronto y emprendió, con un séquito de doncellas, una larga peregrinación a Tierra Santa. De regreso de Palestina marchó a Roma y luego a Santiago de Compostela. De vuelta a su patria, un único deseo la animaba: consagrarse para siempre en una vida de oración y de penitencia. Pero se encontró que entre sus conciudadanos algunos habían intentado poner su fama en entredicho e incluso buscaron atentar contra su vida. Pero no lo consiguieron y la santa peregrina fue recibida con veneración.
Ayudada por generosos benefactores pudo edificar un monasterio, el de Skänninge, bajo la regla de santo Domingo, donde junto a un buen número de vírgenes se dedicó a la contemplación y a la austeridad. Esto sucedió en 1281 ante la presencia del rey Magnus Ladulas, con la ayuda y el apoyo del padre dominico Pedro de Dacia y la autorización del obispo de Linoping y del Provincial de los dominicos. Fue priora del monasterio y murió con fama de santidad.
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