En Tarragona, en Hispania, san Hermenegildo, mártir, que siendo hijo de Leovigildo, rey arriano de los visigodos, fue convertido a la fe católica por san Leandro, obispo de Sevilla, y recluido en la cárcel por disposición de su padre al haberse negado a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, el día de la fiesta de Pascua fue degollado por mandato de su propio padre.
Hijo del rey arriano Leovigildo y de Teodosia (hermana de san Isidoro de Sevilla) fue enviado a Sevilla, junto con su hermano Recaredo, para que se educaran en la escuela que regía su tío san Leandro. Hermenegildo se casó en Sevilla con la católica Ingunda, nieta de la segunda esposa de su padre, Gosvinda y, abrazó el catolicismo en el 579 (influido por su esposa y el obispo san Leandro), cuando era gobernador de la Bética, a pesar de todas las presiones que hizo sobre su esposa la reina Gosvinda para que Ingunda abrazase el arrianismo, a lo cual se negó y consiguió la conversión de su esposo, con el que se entendió muy bien. Al bautizarse, Hermenegildo tomó el nombre de Juan. Por otro lado se rebeló contra su padre, tomando el título de rey. Su padre luchó contra él, y Hermenegildo mandó a su esposa y a su hijo Atanagildo a Bizancio, donde murieron.
Prisionero a consecuencia de un complicado enfrentamiento político entre los hispano romanos (católicos) y los hispano godos (arrianos), sufrió por orden de su padre una dura cárcel, primero en Córdoba, luego Toledo, Valencia y finalmente en Tarragona. Vivió hundido en la miseria, atado de pies y manos, bajo la custodia de un carcelero que lo maltrató. Para evitar la apariencia misma de la convivencia con el arrianismo, renunció el día de Pascua, recibir la comunión de manos arrianas. Y obligado, en la misma cárcel a renegar de su fe católica, eligió el martirio, y fue asesinado por Sisberto en la cárcel. Si bien es verdad que su conversión más se debió a razones políticas, luego supo defender su fe en los momentos de mayor dificultad. El papa san Gregorio Magno escribió sobre él un elogio entusiasta.
Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. La comisión nombrada por Benedicto XIV para la reforma del calendario litúrgico recomendó que se suprimiese el nombre de san Hermenegildo; en la actualidad sólo es memoria litúrgica en España y algunos países de tradición hispánica.
Hijo del rey arriano Leovigildo y de Teodosia (hermana de san Isidoro de Sevilla) fue enviado a Sevilla, junto con su hermano Recaredo, para que se educaran en la escuela que regía su tío san Leandro. Hermenegildo se casó en Sevilla con la católica Ingunda, nieta de la segunda esposa de su padre, Gosvinda y, abrazó el catolicismo en el 579 (influido por su esposa y el obispo san Leandro), cuando era gobernador de la Bética, a pesar de todas las presiones que hizo sobre su esposa la reina Gosvinda para que Ingunda abrazase el arrianismo, a lo cual se negó y consiguió la conversión de su esposo, con el que se entendió muy bien. Al bautizarse, Hermenegildo tomó el nombre de Juan. Por otro lado se rebeló contra su padre, tomando el título de rey. Su padre luchó contra él, y Hermenegildo mandó a su esposa y a su hijo Atanagildo a Bizancio, donde murieron.
Prisionero a consecuencia de un complicado enfrentamiento político entre los hispano romanos (católicos) y los hispano godos (arrianos), sufrió por orden de su padre una dura cárcel, primero en Córdoba, luego Toledo, Valencia y finalmente en Tarragona. Vivió hundido en la miseria, atado de pies y manos, bajo la custodia de un carcelero que lo maltrató. Para evitar la apariencia misma de la convivencia con el arrianismo, renunció el día de Pascua, recibir la comunión de manos arrianas. Y obligado, en la misma cárcel a renegar de su fe católica, eligió el martirio, y fue asesinado por Sisberto en la cárcel. Si bien es verdad que su conversión más se debió a razones políticas, luego supo defender su fe en los momentos de mayor dificultad. El papa san Gregorio Magno escribió sobre él un elogio entusiasta.
Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. La comisión nombrada por Benedicto XIV para la reforma del calendario litúrgico recomendó que se suprimiese el nombre de san Hermenegildo; en la actualidad sólo es memoria litúrgica en España y algunos países de tradición hispánica.
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