En el territorio de Thérouanne, en Francia, san Humfrido, obispo, el cual, tras ser destruida la ciudad por los normandos, procuró infatigablemente congregar y confortar a su grey.
Monje de la abadía benedictina de Prüm en las Ardenas, no lejos de Trier. En el 856 fue nombrado Obispo de Thérouanne, para suceder al fallecido san Folcuino, por el rey Lotario II.
El II concilio de Toul, celebrado en el 860, en la ciudad de Tusey, al que asistió Humfredo, describe la situación de la Galia en aquel tiempo: "Con la ayuda de Dios iniciamos describiendo las condiciones actuales y los riesgos en los que las personas se encuentran y que bajo nuestra dirección deben afrontar. Confesamos que nuestros pecados han contruibuido al desprecio en las que se encuentras las leyes humanas como las divinas, admitimos que las órdenes religiosas se encuentran en una pesadilla, en las que no hay más que blasfemias, mentiras, adulterios, homicidios. Observamos que la sangre se mezcla con la sangre; que la tierra está destruida y sus habitantes están enfermos". El Canon 5 trata del clero y de los monjes disolutos: "Nuestros pecados han hecho que muchos lugares dedicados a Dios han sido destruidos por cristianos renegados y por crueles normandos y, aprovechándose de esto, muchos sacerdotes y frailes han regresado a sus intereses, sin ninguna autorización eclesiástica y sin ninguna vergüenza: siempre vagabundos alejándose de la grey de Dios.
La diócesis de Théruanne fue especialmente golpeada por los normandos que se adentraban por donde podían con sus naves y después desembarcaban para destruir la región devastando los campos, incendiando los pueblos. En el 861 asediaron el monasterio de Saint-Bertin junto a Saint-Omer, lo incendiaron después de saquearlo y asesinado a cuatro monjes. También la ciudad de Théruanne fue atacada y el obispo tuvo que huir. Humfredo apenado pidió al papa san Nicolás I poder retirarse a un monasterio, pero el Pontífice con amabilidad y firmeza replicó: "¿No comprendes, querido hermano, que es peligroso para el capitán abandonar la nave cuando el mar está calmado, y mucho peor dejarla cuando el mar está removido?".
Apenas los piratas se retiraron, Humfredo regresó a su ciudad y, después de retomar posesión de su sede, convenció amablemente a los habitantes a regresar a sus casas y reconstruir los santuarios. En el 844 se le confió el abadiato de Saint-Bertin, hasta que en el 868 el rey Carlos el Calvo lo remplazó con otro prelado de su conveniencia. Humfrido fue el mismo tiempo obispo de Théruanne hasta su muerte. Ordenó que la fiesta de la Asunción de María fuera celebrada con particular solemnidad en su diócesis. Tiene culto local.
Monje de la abadía benedictina de Prüm en las Ardenas, no lejos de Trier. En el 856 fue nombrado Obispo de Thérouanne, para suceder al fallecido san Folcuino, por el rey Lotario II.
El II concilio de Toul, celebrado en el 860, en la ciudad de Tusey, al que asistió Humfredo, describe la situación de la Galia en aquel tiempo: "Con la ayuda de Dios iniciamos describiendo las condiciones actuales y los riesgos en los que las personas se encuentran y que bajo nuestra dirección deben afrontar. Confesamos que nuestros pecados han contruibuido al desprecio en las que se encuentras las leyes humanas como las divinas, admitimos que las órdenes religiosas se encuentran en una pesadilla, en las que no hay más que blasfemias, mentiras, adulterios, homicidios. Observamos que la sangre se mezcla con la sangre; que la tierra está destruida y sus habitantes están enfermos". El Canon 5 trata del clero y de los monjes disolutos: "Nuestros pecados han hecho que muchos lugares dedicados a Dios han sido destruidos por cristianos renegados y por crueles normandos y, aprovechándose de esto, muchos sacerdotes y frailes han regresado a sus intereses, sin ninguna autorización eclesiástica y sin ninguna vergüenza: siempre vagabundos alejándose de la grey de Dios.
La diócesis de Théruanne fue especialmente golpeada por los normandos que se adentraban por donde podían con sus naves y después desembarcaban para destruir la región devastando los campos, incendiando los pueblos. En el 861 asediaron el monasterio de Saint-Bertin junto a Saint-Omer, lo incendiaron después de saquearlo y asesinado a cuatro monjes. También la ciudad de Théruanne fue atacada y el obispo tuvo que huir. Humfredo apenado pidió al papa san Nicolás I poder retirarse a un monasterio, pero el Pontífice con amabilidad y firmeza replicó: "¿No comprendes, querido hermano, que es peligroso para el capitán abandonar la nave cuando el mar está calmado, y mucho peor dejarla cuando el mar está removido?".
Apenas los piratas se retiraron, Humfredo regresó a su ciudad y, después de retomar posesión de su sede, convenció amablemente a los habitantes a regresar a sus casas y reconstruir los santuarios. En el 844 se le confió el abadiato de Saint-Bertin, hasta que en el 868 el rey Carlos el Calvo lo remplazó con otro prelado de su conveniencia. Humfrido fue el mismo tiempo obispo de Théruanne hasta su muerte. Ordenó que la fiesta de la Asunción de María fuera celebrada con particular solemnidad en su diócesis. Tiene culto local.
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