viernes, 29 de julio de 2022

Lecturas del 29/07/2022

Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, recibió Jeremías esta palabra del Señor: «Esto dice el Señor: “Ponte en el atrio del templo y cuando los ciudadanos de Judá entren en él para adorar, les repites a todos las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola.
A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y así me arrepentiré yo del mal que tengo pensado hacerles a causa de sus malas acciones. Les dirás: “Esto dice el Señor: Si no me obedecéis y cumplís la ley que os promulgué, si no escucháis las palabras de mis siervos los profetas, que os he enviado sin cesar (a pesar de que no hacíais caso) trataré a este templo como al de Siló, y haré de esta ciudad fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra”». Los profetas, los sacerdotes y todos los presentes oyeron a Jeremías pronunciar estas palabras, en el templo del Señor.
Cuando Jeremías acabó de transmitir cuanto el Señor le había ordenado decir a la gente, los sacerdotes, los profetas y todos los presentes le agarraron y le dijeron: «Eres reo de muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo acabará como el de Siló y que esta ciudad quedará en ruinas y deshabitada?». Y el pueblo se arremolinó en torno a Jeremías en el templo del Señor.
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará».
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día».
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Ella le contestó: «Si, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Palabra del Señor.

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