En Cracovia, ciudad de Polonia, santa Eduvigis, reina, que nacida en Hungría, heredó el reino de Polonia y se casó con Jaguelón, gran señor de Lituania, que recibió en el bautismo el nombre de Ladislao, y con quien implantó la fe católica en ese territorio de Lituania.
Nació en Hungría y era hija del rey de Hungría y Polonia, Ludovico y de la princesa Isabel de Bosnia. Con 4 años de edad la casaron con Guillermo de Austria en 1378; estuvo un tiempo en Austria, pero volvió a Hungría a la espera de tener la edad para cohabitar con su marido. A la muerte de su padre, subió al trono de Hungría su hermana María, y los polacos pidieron a la reina viuda que Eduvigis se convirtiera en su soberana, con lo que con 10 años, en 1384, se convirtió en reina de Polonia.
Se planteó el problema de su matrimonio, pues los polacos no aceptaron a Guillermo, y como llegase la propuesta de Ladislao Jagellón, rey de Lituania, según el cual si Eduvigis se casaba con él se convertiría al catolicismo él y todo su pueblo; Eduvigis que sentía que su primer matrimonio, no consumado, había sido realizado en contra de su voluntad, aceptó, una vez se anuló el matrimonio. En 1386 se casó en Cracovia con Ladislao, después de que se hubo bautizado. La corona de Austria lanzó infundios contra ella, pero el papa Urbano VI dio la razón a Eduvigis. Como reina se granjeó la estima de su pueblo. Se cuidó particularmente de los campesinos y de otros sectores menos favorecidos de la población. Contribuyó a la cristianización de muchos lituanos, más por la convicción que por la ley y las armas. Igualmente trató de que la unión de los rutenos con Roma se efectuase con respecto a su lengua y liturgia, lo que le fue concedido por el papa Bonifacio IX. Una de sus obras de caridad fue la fundación de numerosos hospitales en Cracovia, Sandomir... asistiendo ella misma muchas veces con sus manos a los enfermos.
Es venerada en toda Polonia, especialmente en Cracovia; gozó durante siglos de veneración popular, y de la atribución, en la práctica, del título de beata, hasta que el 8 de junio de 1997 el papa san Juan Pablo II la canonizó formalmente.
Nació en Hungría y era hija del rey de Hungría y Polonia, Ludovico y de la princesa Isabel de Bosnia. Con 4 años de edad la casaron con Guillermo de Austria en 1378; estuvo un tiempo en Austria, pero volvió a Hungría a la espera de tener la edad para cohabitar con su marido. A la muerte de su padre, subió al trono de Hungría su hermana María, y los polacos pidieron a la reina viuda que Eduvigis se convirtiera en su soberana, con lo que con 10 años, en 1384, se convirtió en reina de Polonia.
Se planteó el problema de su matrimonio, pues los polacos no aceptaron a Guillermo, y como llegase la propuesta de Ladislao Jagellón, rey de Lituania, según el cual si Eduvigis se casaba con él se convertiría al catolicismo él y todo su pueblo; Eduvigis que sentía que su primer matrimonio, no consumado, había sido realizado en contra de su voluntad, aceptó, una vez se anuló el matrimonio. En 1386 se casó en Cracovia con Ladislao, después de que se hubo bautizado. La corona de Austria lanzó infundios contra ella, pero el papa Urbano VI dio la razón a Eduvigis. Como reina se granjeó la estima de su pueblo. Se cuidó particularmente de los campesinos y de otros sectores menos favorecidos de la población. Contribuyó a la cristianización de muchos lituanos, más por la convicción que por la ley y las armas. Igualmente trató de que la unión de los rutenos con Roma se efectuase con respecto a su lengua y liturgia, lo que le fue concedido por el papa Bonifacio IX. Una de sus obras de caridad fue la fundación de numerosos hospitales en Cracovia, Sandomir... asistiendo ella misma muchas veces con sus manos a los enfermos.
Es venerada en toda Polonia, especialmente en Cracovia; gozó durante siglos de veneración popular, y de la atribución, en la práctica, del título de beata, hasta que el 8 de junio de 1997 el papa san Juan Pablo II la canonizó formalmente.
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