lunes, 4 de julio de 2022

04 de Julio - Beato PEDRO JORGE FRASSATTI

En Turín, ciudad de Italia, beato Pedro Jorge Frassati, joven militante en varias asociaciones de seglares católicos y gran deportista, que se entregó alegremente y con toda su energía a las obras de caridad en favor de pobres y enfermos, hasta que, afectado por una parálisis fulminante, descansó en el Señor.

Pier Giorgio Frassatti nació en Turín, en el seno de una familia de la alta burguesía. Su padre fue el fundador y director del diario liberal "La Stampa" y era agnóstico; el matrimonio de sus padres pasó por momentos de crisis que estuvo a punto de separarse. Estudió en los jesuitas, no fue un estudiante brillante, pero a medida que iba creciendo se afianzó su constancia y responsabilidad. Se inscribió en la Congregación Mariana, en el Apostolado de la Oración y en la Asociación del Santísimo Sacramento. Nutrió una especial devoción por María. En 1918, se inscribió en la Conferencia de San Vicente de Paúl, ayudando material y espiritualmente a los más necesitados y enfermos. Comulgaba todos los días, practicaba el futbol y el ciclismo. Era un chico normal de su tiempo.

Se matriculó en el Politécnico Real de Turín en la especialización de Escuela de Minas, pues quería ser ingeniero para poder servir mejor a Cristo entre los mineros. En 1919, ingresó la Acción Católica italiana, y en oposición a las ideas políticas de su familia, se adhirió al Partido Popular de don Sturzo. Cuando su padre fue nombrado embajador en Berlín, él visitó los barrios más pobres y frecuentó los círculos obreros y estudiantiles. Fascinado por el I Congreso de la Paz Romana (Rávena 1921), lanzó la idea de unir la Federación de los universitarios católicos con la de los obreros y fue arrestado con tantos otros. Su caridad hacia los pobres fue heroica, siempre repartía todo lo que tenía entre ellos, incluso el dinero que le dio su padre por haberse licenciado lo repartió en beneficio de los pobres.

En 1922, formó parte de la Tercera Orden dominicana seglar y eligió el nombre de Jerónimo, en homenaje a Savonarola: "cuando se trata de defender la dignidad humana". Se encontró siempre en primera fila "vuestra violencia no puede superar la fuerza de nuestra fe, pues Cristo no muere jamás". Reconoció el verdadero rostro del fascismo y se opuso a él y dimitió del círculo de la FUCI (Federación Universitaria Católica Italiana) porque había enarbolado una bandera el día de la visita de Mussolini a Milán. Según él, el crucifijo repuesto por el fascismo en las aulas no era más que una cobertura política criminal. La fe religiosa era la fuente de la resistencia moral y civil contra la violencia fascista. Apasionado de la montaña y el deporte, organizó entre los amigos marchas que transformaba en ocasiones de apostolado y de oración en común. Fue un joven abierto a los problemas de su tiempo, de una caridad ardiente, y de un pensamiento coherente con su fuerte creencia cristiana. Estuvo enamorado, pero renunció al matrimonio para quedarse con sus padres que pasaban por momentos difíciles. Una semana antes de terminar su doctorado en ingeniería, murió de poliomielitis, enfermedad de la que se había contagiado mientras visitaba a un enfermo. Fue beatificado por san Juan Pablo II el 20 de mayo de 1990.

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