En la región de Lyon, en la Galia, san Ragneberto, mártir, el cual, de origen noble y adornado de virtudes, se hizo odioso a Ebroino, maestro de palacio, quien lo envió al destierro y finalmente lo hizo asesinar.
Ramberto o Ragneberto era borgoñón e hijo del duque Radeberto, gobernador en Borgoña (Francia). Cortesano de gran influencia en la corte de Thierry III de Austrasia. Su sentido de la justicia le llevó a manifestar su desacuerdo con la conducta caprichosa y tiránica de Ebroim, el mayordomo de palacio. Éste no dudó en hacerlo arrestar y condenarlo a muerte como enemigo público. San Audoeno, arzobispo de Rouen, consiguió que le fuera conmutada la pena capital por el destierro.
Fue deportado a los confines con el Bugey y confiado a la vigilancia del feudatario Teudefredo. Pero éste recibió la secreta consigna de acabar con la vida del desterrado y se disponía a hacerlo cuando lo detuvo la bondad y mansedumbre de Ramberto. Poco después Teudefredo murió. Ebroim envió a dos sicarios que en una emboscada en los montes del Jura, cerca de Lyon, lo mataron a lanzazos.
Los monjes del vecino monasterio de San Domiciano recogieron su cuerpo y lo sepultaron en su claustro. La fama de mártir -muerto en defensa de la justicia- acompañó enseguida su memoria y se comenzaron a registrar milagros obrados en su tumba. En el lugar de su muerte se erigió una cruz. Se le considera mártir.
Ramberto o Ragneberto era borgoñón e hijo del duque Radeberto, gobernador en Borgoña (Francia). Cortesano de gran influencia en la corte de Thierry III de Austrasia. Su sentido de la justicia le llevó a manifestar su desacuerdo con la conducta caprichosa y tiránica de Ebroim, el mayordomo de palacio. Éste no dudó en hacerlo arrestar y condenarlo a muerte como enemigo público. San Audoeno, arzobispo de Rouen, consiguió que le fuera conmutada la pena capital por el destierro.
Fue deportado a los confines con el Bugey y confiado a la vigilancia del feudatario Teudefredo. Pero éste recibió la secreta consigna de acabar con la vida del desterrado y se disponía a hacerlo cuando lo detuvo la bondad y mansedumbre de Ramberto. Poco después Teudefredo murió. Ebroim envió a dos sicarios que en una emboscada en los montes del Jura, cerca de Lyon, lo mataron a lanzazos.
Los monjes del vecino monasterio de San Domiciano recogieron su cuerpo y lo sepultaron en su claustro. La fama de mártir -muerto en defensa de la justicia- acompañó enseguida su memoria y se comenzaron a registrar milagros obrados en su tumba. En el lugar de su muerte se erigió una cruz. Se le considera mártir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario