Nació en Como en el seno de una familia de la aristocracia, su padre era Magistrado del Tribunal del reino lombardo del Véneto. En 1814, como era costumbre de la época, ingresó en el internado del Colegio de San Carlos de las Hermanas de la Visitación de Como y allí realizó su formación intelectual y social, como correspondía a una jovencita de buena familia. El internado, del que no podía salir durante diez años, conoció la espiritualidad del fundador san Francisco de Sales, y su proyecto (no cumplido) de fundar una familia religiosa, sin clausura, dedicada al cuidado de los enfermos a domicilio y al alivio de toda clase de enfermedad.
Cuando cumplió los 18 años, regresó al hogar paterno y se dedicó a la enseñanza del catecismo en su parroquia y participó en distintas asociaciones católicas dedicadas a las obras de caridad, mostrando siempre una gran atención a las necesidades del prójimo. Recibió una proposición de matrimonio de un hombre bastante mayor que ella, ella aceptó, porque ese era el camino que toda mujer, de su condición social, seguía en la vida, pero su prometido morirá a causa de una enfermedad. Después de este breve noviazgo, en 1846, cuando Juanita contaba 33 años, decidió consagrarse totalmente a Cristo.
Su director espiritual, el Canónigo Juan Crotti, la animó dar un nuevo sentido a su vida y así, en 1853, después de la muerte de sus padres y de que heredara un ingente patrimonio, comenzó su camino de total dedicación a los enfermos que sufren.
Juanita se despojó de sus riquezas dejándolas a disposición de los más necesitados y con otras tres compañeras fundó la Pía Unión de las Hermanas Enfermeras de la Caridad (otros autores las llaman Hermanas Enfermeras de San Nazario) y que hoy es la Congregación de las Hermanas Enfermeras de la Dolorosa. Abrió en via Vitani, en uno de los barrios más pobres de Como, la primera casa de atención para los enfermos y convalecientes, y además prestaban asistencia a domicilio para aquellos que no podían ser acogidos en el sanatorio de la ciudad.
Por concesión de Pío IX tuvieron el permiso de tener un oratorio privado. Se recorrían los lugares más desfavorecidos de Como para llevar ayuda a los enfermos en sus hogares, afrontando con coraje cada dificultad. Ponen su confianza en la protección de la Virgen Dolorosa.
En la pascua de 1858 Juanita Franchi, será la primera entre sus hermanas que viste el habito religioso de la Pía unión, según el proyecto de san Francisco de Sales, para las salesas, asistían a los enfermos a domicilio y a las mujeres de la cárcel de San Donnino. Nuestra beata compuso para sus hermanas “El Método de vida”, aprobado en 1862 por el obispo de Como. Todo su carisma se puede resumir en una de sus expresiones: “La caridad hacia el prójimo sea en las Hermanas un amor universal que abraza a todos en el Señor y no excluye a ninguno” (“Metodo di vita”, n. 1).
Una epidemia de viruela negra (según otros era el cólera) golpeó a los habitantes de Como, y en aquellos momentos, las hermanas fueron ejemplo vivo de amor y de ejemplar piedad evangélica. Esta inmolación de la propia vida por amor a los enfermos y desposeídos trajo como fatal consecuencia, que Juanita se contagiara de viruela, cuando visitaba a un enfermo en su domicilio, y a causa de ello murió a los 64 años el 23 de febrero del 1872.
La esquela que redactaron las hermanas informando de su fallecimiento se lee: “hoy día 23 de febrero cae una semilla que era el sostén de todas nosotras y de todos los pobres de la ciudad”. Fue beatificada el 20 de septiembre de 2014 en Como, durante el pontificado de SS. Francisco.
Cuando cumplió los 18 años, regresó al hogar paterno y se dedicó a la enseñanza del catecismo en su parroquia y participó en distintas asociaciones católicas dedicadas a las obras de caridad, mostrando siempre una gran atención a las necesidades del prójimo. Recibió una proposición de matrimonio de un hombre bastante mayor que ella, ella aceptó, porque ese era el camino que toda mujer, de su condición social, seguía en la vida, pero su prometido morirá a causa de una enfermedad. Después de este breve noviazgo, en 1846, cuando Juanita contaba 33 años, decidió consagrarse totalmente a Cristo.
Su director espiritual, el Canónigo Juan Crotti, la animó dar un nuevo sentido a su vida y así, en 1853, después de la muerte de sus padres y de que heredara un ingente patrimonio, comenzó su camino de total dedicación a los enfermos que sufren.
Juanita se despojó de sus riquezas dejándolas a disposición de los más necesitados y con otras tres compañeras fundó la Pía Unión de las Hermanas Enfermeras de la Caridad (otros autores las llaman Hermanas Enfermeras de San Nazario) y que hoy es la Congregación de las Hermanas Enfermeras de la Dolorosa. Abrió en via Vitani, en uno de los barrios más pobres de Como, la primera casa de atención para los enfermos y convalecientes, y además prestaban asistencia a domicilio para aquellos que no podían ser acogidos en el sanatorio de la ciudad.
Por concesión de Pío IX tuvieron el permiso de tener un oratorio privado. Se recorrían los lugares más desfavorecidos de Como para llevar ayuda a los enfermos en sus hogares, afrontando con coraje cada dificultad. Ponen su confianza en la protección de la Virgen Dolorosa.
En la pascua de 1858 Juanita Franchi, será la primera entre sus hermanas que viste el habito religioso de la Pía unión, según el proyecto de san Francisco de Sales, para las salesas, asistían a los enfermos a domicilio y a las mujeres de la cárcel de San Donnino. Nuestra beata compuso para sus hermanas “El Método de vida”, aprobado en 1862 por el obispo de Como. Todo su carisma se puede resumir en una de sus expresiones: “La caridad hacia el prójimo sea en las Hermanas un amor universal que abraza a todos en el Señor y no excluye a ninguno” (“Metodo di vita”, n. 1).
Una epidemia de viruela negra (según otros era el cólera) golpeó a los habitantes de Como, y en aquellos momentos, las hermanas fueron ejemplo vivo de amor y de ejemplar piedad evangélica. Esta inmolación de la propia vida por amor a los enfermos y desposeídos trajo como fatal consecuencia, que Juanita se contagiara de viruela, cuando visitaba a un enfermo en su domicilio, y a causa de ello murió a los 64 años el 23 de febrero del 1872.
La esquela que redactaron las hermanas informando de su fallecimiento se lee: “hoy día 23 de febrero cae una semilla que era el sostén de todas nosotras y de todos los pobres de la ciudad”. Fue beatificada el 20 de septiembre de 2014 en Como, durante el pontificado de SS. Francisco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario