Nace en Dourdan, cerca de París (Francia), en 1653. En esa época la miseria era grande: malas cosechas, enfermedades y guerras numerosas dejan al pueblo en un estado dramático. Marie Poussepin pertenece a una familia relativamente acomodada, pero su padre se declara en quiebra. Maria, que aún es joven, deberá encargarse de la empresa de su padre, una fábrica de calcetines, para subvenir a las necesidades de su familia, y también de la economía del pueblo.
Como directora de empresa, introduce nuevas máquinas (está abierta al progreso técnico de la época) pero sobre todo contrata a jóvenes, suprimiendo, para éstos la necesidad de pagar al maestro de aprendices los derechos de formación al aprendizaje. Esta práctica muy nueva entonces le permite ofrecer la posibilidad de adquirir un oficio (y por lo tanto unas ganancias) a unos pobres jóvenes, a huérfanos…
Marie Poussepin combina, al mismo tiempo, su responsabilidad de jefe de empresa con su compromiso en una Fraternidad de Caridad en su pueblo, y luego en una Fraternidad de la Tercera Orden Dominicana (en 1693) En esos grupos Maria llega a ser rápidamente responsable, por el cuidado que pone en visitar a los enfermos, las viudas, los mendigos… Está presente, pues, en las dos facetas de la caridad: la economía y la compasión.
Conmovida por la miseria del campo y en particular por el estatuto de las huérfanas, de las viudas, de las mujeres enfermas y más generalmente por la condición de la mujer pobre de su época, Maria Poussepin funda, en 1695, una fraternidad dominicana a la que entrega todos sus bienes personales. Esta Fraternidad instalada en un pueblo pequeño (Sainville) es una innovación: se trata de vivir juntas, según las costumbres dominicanas, pero sin clausura para poder irradiar la caridad; entiende así enfrentarse a un desafío: luchar contra la miseria y vivir plenamente la vida religiosa.
En Sainville organiza una pequeña escuela para las niñas, visita a los enfermos… La comunidad crece y rápidamente otras comunidades son creadas siempre al servicio de los más pobres, de los enfermos, de las huérfanas. En vida de Marie Poussepin serán unas veinte en la región parisina, en Chartres… Sin embargo el Obispo de Chartres pone objeciones: para reconocer la congregación fundada por Maria exige que las hermanas renuncien a todo vínculo con los dominicos. María debe someterse; esos vínculos no serán restablecidos sino al final del siglo XIX e institucionalmente a mitad del siglo XX.
Marie Poussepin instituye una congregación original (las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de Tours) en la que las hermanas trabajan gratuitamente al servicio de los pobres y deben además ganarse la vida (trabajo de tejido en la época de su fundación). Ella pone el ejercicio de la caridad (hoy se diría de la solidaridad) en el centro de la vida religiosa; el trabajo llega a ser el medio de vivir la pobreza religiosa. María dará una gran importancia al trabajo como verdadera ascesis y compromiso fraterno para alcanzar los objetivos de la congregación.
Maria falleció el 24 de enero de 1774 y fue beatificada por SS Juan Pablo II en la basílica vaticana el 20 de noviembre de 1994.
Como directora de empresa, introduce nuevas máquinas (está abierta al progreso técnico de la época) pero sobre todo contrata a jóvenes, suprimiendo, para éstos la necesidad de pagar al maestro de aprendices los derechos de formación al aprendizaje. Esta práctica muy nueva entonces le permite ofrecer la posibilidad de adquirir un oficio (y por lo tanto unas ganancias) a unos pobres jóvenes, a huérfanos…
Marie Poussepin combina, al mismo tiempo, su responsabilidad de jefe de empresa con su compromiso en una Fraternidad de Caridad en su pueblo, y luego en una Fraternidad de la Tercera Orden Dominicana (en 1693) En esos grupos Maria llega a ser rápidamente responsable, por el cuidado que pone en visitar a los enfermos, las viudas, los mendigos… Está presente, pues, en las dos facetas de la caridad: la economía y la compasión.
Conmovida por la miseria del campo y en particular por el estatuto de las huérfanas, de las viudas, de las mujeres enfermas y más generalmente por la condición de la mujer pobre de su época, Maria Poussepin funda, en 1695, una fraternidad dominicana a la que entrega todos sus bienes personales. Esta Fraternidad instalada en un pueblo pequeño (Sainville) es una innovación: se trata de vivir juntas, según las costumbres dominicanas, pero sin clausura para poder irradiar la caridad; entiende así enfrentarse a un desafío: luchar contra la miseria y vivir plenamente la vida religiosa.
En Sainville organiza una pequeña escuela para las niñas, visita a los enfermos… La comunidad crece y rápidamente otras comunidades son creadas siempre al servicio de los más pobres, de los enfermos, de las huérfanas. En vida de Marie Poussepin serán unas veinte en la región parisina, en Chartres… Sin embargo el Obispo de Chartres pone objeciones: para reconocer la congregación fundada por Maria exige que las hermanas renuncien a todo vínculo con los dominicos. María debe someterse; esos vínculos no serán restablecidos sino al final del siglo XIX e institucionalmente a mitad del siglo XX.
Marie Poussepin instituye una congregación original (las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de Tours) en la que las hermanas trabajan gratuitamente al servicio de los pobres y deben además ganarse la vida (trabajo de tejido en la época de su fundación). Ella pone el ejercicio de la caridad (hoy se diría de la solidaridad) en el centro de la vida religiosa; el trabajo llega a ser el medio de vivir la pobreza religiosa. María dará una gran importancia al trabajo como verdadera ascesis y compromiso fraterno para alcanzar los objetivos de la congregación.
Maria falleció el 24 de enero de 1774 y fue beatificada por SS Juan Pablo II en la basílica vaticana el 20 de noviembre de 1994.
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