viernes, 30 de octubre de 2020

San Germán de Capua

"Mientras el venerable padre [san Benedetto] fijaba con intensidad su mirada sobre este fulgor de luz, vio el alma de alemán, obispo de Capua, llevada por los ángeles en cielo dentro de una esfera de fuego" (San Gregorio Magno, Diálogos).

El siglo VI es muy importante para el desarrollo de la organización de la Iglesia en Italia. Se abre paso la distinción entre la diócesis, presente en las ciudades y la parroquia, en las zonas rurales. Además emergen algunas figuras de obispos que son recordados por San Gregorio Magno como hombres de Dios capaz de desarrollar la cura de almas siguiendo desdoblando la perfección cristiana y a la contemplación.

Nacido en siglo V de familia acomodada, Germano se privó de sus bienes para darlos a los pobres. Condujo luego vida ascética hasta el 516, cuando fue elegido obispo de Capua. Querido en su diócesis, desarrolló una misión diplomática particularmente delicada.

Sobre mandato de papa Ormisda fue a Constantinopla para tratar de poner término al cisma iniciado por el patriarca Acacio. En la tentativa de llegar a la unidad con los que se negaron de aceptar el concilio de Calcedonia, el patriarca compuso una fórmula de unión rechazada por papa Feliz II y de las iglesias de occidente. La negociación cuyo Germano participó fue a buen fin.

El emperador Giustino y el patriarca Giovanni suscribieron el documento propuesto por papa Ormisda y fue superada una división que ya duró de dos generaciones. Vuelto en su diócesis, el obispo condujo vida ascética hasta la muerte, ocurrida en el 541. Por gratitud los fieles lo enterraron en la iglesia de San Stefano y lo veneraron como san.

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