sábado, 3 de octubre de 2020

Beato José María Poyatos Ruiz

 

Nació en Vilches (Jaén). El padre de José María trabajaba en Obras Públicas. La mayor parte de su vida de niño y joven se desarrolló en Rus, cercano a Úbeda y Baeza y en las inmediaciones de la entonces importante estación ferroviaria de Linares-Baeza. En Rus la familia Poyatos Ruiz abrió una tienda de comestibles para ayudarse en su trabajo; pero el negocio no prosperaba, por los tiempos que corrían y la generosidad de nuestro beato. Por ello marchó a Úbeda para trabajar allí en una fábrica de orujo junto con su hermana María del Castillo. 

Los primeros meses pasaron desapercibidos y vivieron día de paz y tranquilidad; en el trabajo de la fábrica, se distinguió por el cumplimiento de su deber. José María conectó muy rápidamente con la Parroquia de San Nicolás de Bari y allí solicitó pertenecer a la Acción Católica. 

Su condición de aspirante de Acción Católica le llevó, desde el primer momento, a ser testigo de la fe y de Cristo ante sus compañeros de trabajo. Frecuentaba la Iglesia de Santa María, donde pasó a ser miembro de la Adoración Nocturna. Llevó una honda vida religiosa y de piedad, oración profunda y vida interior, contacto íntimo con Dios. Daba la Doctrina Cristian aún a los hijos de sus compañeros de trabajo y también montó una especie de "escuela" para chicos que no podía ir a la oficial. Él ya había abierto un Centro de Acción Católica en Rus. Muy pronto, José María comenzó a sentir una soterrada persecución de parte de algunos compañeros de trabajo en la fábrica misma, a la salida o entrada de ella: la razón claramente era por ser cristiano y no esconderse de serlo.

Intentaron, presionándole, que participara en un comité para pedir aumento de sueldo, él se negó pues quería ser libre y porque la revuelta no le parecía justa. La Fábrica extractora de aceite, cayó en manos de un comité de trabajadores, destituyendo a los dueños y directivos. Todos decidieron despedir a José María, menos el encargado y el personal de oficina; firmando todos en contra de él por tener ideas contrarias a la de ellos y dándole lo que le correspondiera por "despido". 

José María supo del incendio de la Iglesia de Rus y de la detención de su padre y de casi todos los varones de la familia. Todo le hacía sufrir, pero a la vez veía más claro su fin y se preparaba a ello; apenas salía de la casa, leyendo, orando, meditando. Supo también que un grupo de milicianos hacían guardia cerca de la casa con el propósito de disparar contra él nada más que verle salir; así se lo avisó una vecina, después de prometer y jurar no lo dirían a nadie. 

La situación de los hermanos Poyatos se hacía insostenible: sin trabajo, sin ingresos, prácticamente vigilados y el varón casi detenido en casa, la familia expulsada de Rus y o detenida... José María tenía conciencia clara de la proximidad de su martirio. Decía: "En el cielo me uniré a los que me esperan y, desde allí, pediremos y lograremos el triunfo de la fe en España".

El 3 de octubre de 1936 fue detenido y llevado ante la cruz que hay a la entrada del cementerio de Úbeda, allí Los disparos de las armas de los asesinos, milagrosamente, fueron incapaces de cruzar el pecho de José María, quien gritaba: "¡Viva Cristo Rey". Esto dio lugar a una mayor furia en sus verdugos, que con un disparo le rompieron el cuello y lo asesinaron. Fue beatificado el 13 de octubre de 2013 por SS Francisco.

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