jueves, 21 de junio de 2018

San Nicasio Jonson

Sacerdote de la Primera Orden. Murió mártir defendiendo la fe, junto a otros religiosos y sacerdotes en Gorcum.

Nicasio Jonson nació en el castillo de Heeze en 1522. Su padre, Adriano, era ilustre por su honestidad de vida y sobre todo por su inquebrantable fe. Cuando Nicasio llegó a la juventud, su padre lo envió a la célebre universidad de Lovaina, donde por sus rápidos progresos en el estudio, obtuvo el bachillerato en filosofía y teología.

A pesar de recibir honores por su peculiar don, Nicasio decidió hacerse religioso. Ingresó en la Orden de los Hermanos Menores, donde se distinguió por su piedad y mortificación. Consagrado sacerdote, se dedicó al apostolado de la evangelización y de la enseñanza.

Su vida se puede resumir en las siguientes actividades: severa austeridad, continuos ayunos, asidua oración y éxtasis dichosos, en los que mantenía dulces coloquios con el Señor.

Fue predicador persuasivo y asiduo. Sus explicaciones bíblicas las hacía con expresiones fáciles y profundas, adaptadas a la mentalidad de los oyentes; sin duda alguna, el Espíritu Santo lo inspiraba.

Debido a la amplia difusión que los calvinistas hacían de sus ideas con libelos difamatorios contra la Iglesia católica, contra el Papa y contra el dogma de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Decidió divulgar la buena prensa. Reunió libros de devoción y de catequesis, otros los compuso él mismo, y algunos más los tradujo al holandés. Recibió la ayuda de bienhechores para imprimirlos, los divulgó ampliamente entre las familias y el pueblo para provecho espiritual de muchos, que se daban cuenta de sus errores y retornaban a la Iglesia.

Nicasio también tuvo el don de profecía. Varias veces predijo graves calamidades que azotarían su patria. Predijo la feroz persecución de los calvinistas contra sacerdotes, religiosos y fieles. A los débiles en la fe, les sugería ocultarse en sus propias casas o en los bosques. En cambio él, fuerte en la fe y confiado en la ayuda divina, no pensó en huir u ocultarse. Por ello, fue arrestado por los gueusos y llevado junto con los otros hermanos al martirio, que para él se prolongó por varias horas, ya que el verdugo en vez de apretarle el lazo mortal a la garganta, se le enredó en la cabeza, así, tuvo que sufrir por largas horas el espantoso suplicio. Tenía 50 años de edad.

San Nicasio fue canonizado por el Papa Pío IX el 29 de junio de 1867.

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