Nació en Carpi (Módena, Italia) en el seno de una familia de trabajadores. En 1924, todavía veinteañero, fue uno de los fundadores de “l’Aspirante”, el primer diario católico para niños, que fue el medio de contacto nacional entre los chicos de la Acción Católica en Italia. En el 1936 era Presidente del Acción Católica diocesana. En 1937, el papa Pío XI, le concedió la cruz de Caballero de San Silvestre.
Durante unas vacaciones en Val de Non (Trento), conoció a María Marchesi, de la que se enamoró, y los dos jóvenes, unidos de la misma visión cristiana de la vida, se casaron en 1930, y del matrimonio nacerían 7 hijos.
Trabajó en la Sociedad Católica de Seguros de Verona como inspector para la zona de Carpi, Ferrara, Udine y Pordenone; en el poco tiempo libre que le quedaba se dedicaba a las actividades apostólicas, como conferencias sociales y religiosas, congresos eucarísticos diocesanos y guía de una sociedad ciclista. También en aquellos años promovió el movimiento scout en Carpi; fue un cronista atento y escrupuloso para la diócesis de Carpi en el diario católico ”L’Avvenire d’Italia” y “L'Osservatore Romano della Domenica”. El apostolado de la prensa le llevó a aceptar, en 1939, otro trabajo importante, director administrativo del diario L´Avvenire, entonces con sede en Boloña, siempre abandonado en la fe en Dios y en la amistad fraterna con el director Raimundo Manzini.
En 1938, Focherini contrató en «L’Avvenire» al periodista judío Giacomo Lampronti, despedido a causa de las leyes raciales. Cuando estalló la II Guerra Mundial, organizó con otros, en la curia episcopal de Módena y Carpi y en su casa de Mirandola, una oficina de contacto con los soldados que estaban en el frente o dispersos.
En el año 1942, con el consentimiento de su mujer, empezó su labor en favor de los judíos, cuando el Cardenal de Génova, le encargó el cuidado de dos judíos llegados desde Polonia. De esta manera comienza a inmiscuirse cada vez más en el sufrimiento de las víctimas de la persecución nazi, y junto con el sacerdote, Don Sala, y a través de contactos con personas de confianza, teje una red de ayuda organizada para asegurar cartas de identidad en blanco y rellenarlas con datos falsos para llevar a los perseguidos a los confines de Suiza.
En 1943 consigue los primeros documentos para su amigo, de origen judío, Giacomo Lampronti y su familia. El hecho llega a ser muy conocido entre la comunidad judía y cientos de ellos se dirigieron al periodista y al sacerdote en busca de ayuda. Como alma de la organización, Focherini contactaba con las familias, conseguía los documentos desde las sinagogas, buscaba financiación y proporcionaba documentación falsa.
Sin embargo, pese a la cautela de sus actuaciones los nazis recibieron información sobre su labor por lo que, en primer lugar, fue detenido el sacerdote, más tarde puesto en libertad.
Mientras tanto, Focherini seguía con su labor caritativa. El 11 de marzo de 1944 fue arrestado en el hospital de Carpi mientras organizada la fuga del paciente Enrico Donati, el último judío al que consiguió ayudar a escapar. Había conseguido salvar a 100 judíos. Primero fue interrogado ante las SS en Bolonia y más tarde trasladado a una prisión.
"No te expongas, piensa en tus hijos"
Durante una visita a prisión de su cuñado, éste le dijo: "Ten cuidado, quizá te estás exponiendo demasiado, ¿no piensas en tus hijos?". Sin embargo, la respuesta de Odoardo fue la siguiente: "Si tú hubieras visto lo que he visto yo en esta cárcel, todo lo que hacen padecer a los judíos, lo único que lamentarías es no haber hecho lo suficiente por ellos, y no haberlos salvado en mayor número". Aquí comenzó a escribir cartas a su familia, que llegaron a ser 166 cartas y que constituyen un precioso documento histórico y de conocimiento de su ánimo profundamente cristiano y de su unión con la familia.
De la cárcel de San Giovanni in Monte en Fossoli fue trasladado al campo de concentración de Gries, en Bolzano, después a Alemania, primero en el campo de Florssernburg, y finalmente de Hersbruck, subcampo de Flossenburg. Allí sufrió hasta la extenuación con maratonianas y durísimas jornadas de trabajo. En una de ellas sufrió una herida en una pierna y ante la falta de atención sanitaria contrajo una septicemia y murió a la edad de 37 años.
Antes de morir pudo escribir dos cartas a su familia. "A mis siete hijos... quisiera verlos antes de morir... sin embargo acepta, Señor, también este sacrificio y custódialos tú, junto a mi mujer, a mis padres, y a todos mis seres queridos", decía en una de ellas.
Además, escribía: "Declaro morir en la más pura fe católica, apostólica, romana y en plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por la Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al mundo. Os ruego decir a mi mujer que la he sido siempre fiel, he pensado siempre en ella, y la he amado siempre intensamente". Su mujer, María, no supo la noticia hasta una vez terminada la guerra.
En 1969 fue inscrito en el libro de los "Justos entre las naciones" en el memorial Yad Vashem de Jerusalén. Esta desinteresada actividad, ha merecido que la Unión de las Comunidades Israelitas de Italia le concedan su medalla de oro a la memoria. Uno de los nietos de Focherini recuerda ahora que "uno de los judíos a los que salvó dijo que ‘somos milagros de Odoardo Focherini’ y siempre lo consideraron su salvador y ángel. Su prójimo fue su familia y los judíos". Fue beatificado por el papa Francisco el 15 de junio de 2013.
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