Hermanos:
Vosotros, en otro tiempo, estabais también alejados y erais enemigos por vuestros pensamientos y malas acciones; ahora, en cambio, por la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, Dios os ha reconciliado para ser admitidos a su presencia santos, sin mancha y sin reproche, a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado: el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.
Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.
Unos fariseos dijeron: « ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?». Respondiendo Jesús, les dijo: « ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, tomando los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a sus a los que estaban con él». Y les decía: «El Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario