María Dominga Mazzarello, primogénita de siete hijos, nace en Mornese (Alessandria), Italia, el 9 de mayo de 1837. En familia, junto a su padre José y su madre María Magdalena, aprende muy pronto la paciente espera de los milagros de la naturaleza, la sencillez y el compartir en el dolor y la prueba, la dulzura y la serenidad de un núcleo familiar unido en torno a las enseñanzas del catecismo y a la visión de una fe fuerte. Su familia la formó en una piedad sólida, en una laboriosidad incansable y en aquel idéntico sentido práctico y profundidad de juicio que manifestó después como Superiora.
Con 15 años se inscribió en la Asociación de las Hijas de Mª Inmaculada y se abrió al apostolado de las chicas del pueblo.
La grave enfermedad del tifus contraída a los 23 años tuvo en ella una fuerte resonancia espiritual: la experiencia de la fragilidad física, si por una parte la llevó a un abandono más profundo en Dios, por otra la impulsó a abrir un taller de corte y confección para enseñar a las muchachas el trabajo, la oración y el amor a Dios.
Gracias a la intensa participación en los sacramentos y bajo la sabia e iluminadora guía de Don Pestarino hizo grandes progresos en la vida espiritual. Con ocasión de la visita de Don Bosco a Mornese (8-10-1864) dijo: "Don Bosco es un santo y yo lo siento".
En el 1872 Don Bosco la escogió para iniciar el Instituto de las Hijas de Mª Auxiliadora.
Como Superiora se mostró hábil formadora y maestra de vida espiritual. Tenía el carisma de la alegría serena, irradiando gozo e implicando a otras jóvenes en el empeño de dedicarse a la educación de la mujer.
El Instituto se desarrolló rápidamente. A su muerte dejó a sus Hijas una tradición educativa permeada de valores evangélicos: la búsqueda de Dios conocido a través de una catequesis iluminada y un amor ardiente, la responsabilidad en el trabajo, la lealtad y la humildad, la austeridad de vida y la gozosa entrega de sí.
Murió a los 44 años, en Nizza Monferrato el 14 de mayo de 1881, después de cantar un himno a la virgen Santísima, expiró santamente. Sus tres grandes amores fueron la Eucaristía, María Auxiliadora y la juventud pobre para educarla y salvarla.
Sus restos se veneran en la Basílica de Mª Auxiliadora en Turín. Su fiesta se celebra el 13 de mayo.
ORACIÓN
Santa María Mazzarello, tú, que viviendo desprendida del mundo y unida a Dios, practicaste las más preclaras virtudes, obtén a tus hijas la gracia de imitarte fielmente en la humildad y sencillez; en la caridad, pureza y espíritu de sacrificio; en la devoción a María Auxiliadora y en el amor a Jesús Sacramentado. Asístenos también en nuestra última hora, a fin de que todas podamos reunirnos contigo en el cielo, para amar y bendecir eternamente a Dios y a nuestra celestial Madre Auxiliadora.
Amén.
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