En Londres en Inglaterra, san Lucas Kirby, sacerdote y mártir, que durante la persecución de la reina Isabel I, después de muchos suplicios, fue colgado en la triple horca de Tyburn. Junto a él padecieron en el mismo patíbulo los beatos sacerdotes y mártires Guillermo Filby, Lorenzo Richardson y también Tomás Cottam, de la Compañía de Jesús. Lucas Kirby nació en Lancashire en 1549; aunque otros autores piensan que nació en Richmond, en el condado de York, en el seno de una noble familia. Estudió probablemente en Cambridge. En Lovaina se reconcilió con el catolicismo se preparó para el sacerdocio en Douai (1576) y fue ordenado sacerdote en Cambrai en 1577. Regresó a Inglaterra y a los pocos meses tuvo que volver, porque decidió perfeccionar sus estudios teológicos en Roma.
Allí tuvo como compañeros a santos Edmundo Campión y Rodolfo Sherwin. Juntos partieron para Inglaterra, pasaron por Ginebra y retaron al teólogo protestante Beza a tener una controversia pública, aceptando que el perdedor fuera quemado vivo. Llegaron a Reims y en Dunkerke se embarcaron para Inglaterra. Pero sus nombres eran muy conocidos. En el 1580 fue detenido nada más desembarcar en Dover, y enviado a la cárcel de Gatehaouse y luego, fue encarcelado en la Torre de Londres, aquí fue torturado, con la llamada la "hija del basurero", ideada por el lugarteniente de la Torre, sir William Skevington.
En este espantoso instrumento le tuvieron durante una hora, después de soportar el sermón de un ministro protestante, cuyos argumentos él había desecho. Estando en la Torre, amigos suyos le procuraron todo lo necesario para que pudiera decir misa. La sentencia de su ejecución tardó un año. Mientras iba al patíbulo, hizo en voz alta una emocionada oración pidiendo a Cristo por su salvación. Al oírlo, el sheriff Martín le dijo que sólo con renunciar al Papa y reconocer la supremacía de la reina recobraría su libertad. Pero se negó. Subió al patíbulo rezando el Padrenuestro y Ave María y estaba rezando cuando fue ahorcado y descuartizado en Tyburn, Londres, junto con los beatos Guillermo Filby, Lorenzo Richardson y Tomás Cottam. Guillermo Filby nació en Oxfordshire hacia el 1555; estudió en Oxford en el colegio Lincoln, pero no llegó a doctorarse porque optó por el sacerdocio, después de su conversión al catolicismo, fue ordenado en Reims (1581).
Regresó a Inglaterra, a la ciudad de Henley como lugar de misión. Sólo pudo estar tres meses, pues al encontrar por la calle a san Eduardo Campión cuando era llevado detenido, se acercó a saludarle, con lo cual fue allí mismo arrestado. Fue encerrado en la Torre de Londres y juzgado y condenado. Al manifestar gran alegría por la perspectiva del martirio, se le pusieron grilletes en las manos hasta el día de su ejecución, diez meses más tarde. Cuando estaba montado en el carro para la ejecución, le dijeron que pidiera perdón a la reina. Dijo no haberla ofendido. Los verdugos gritaron: “Dios guarde a la Reina” y él respondió: “Amén”.
Fue ahorcado y descuartizado en Tyburn, Londres. Su ejecución fue la primera que se llevó a cabo. El beato tenía sólo veintisiete años de edad. Lorenzo Richardson nació en Great Crosby en Lancashire. Su verdadero apellido era Johnson. Estudió en el Brasenose College de Oxford y después de convertirse al catolicismo se preparó para el sacerdocio en Douai; en el 1577 fue ordenado sacerdote y enviado a la misión inglesa donde trabajó en Lancashire. Fue arrestado a principios de 1581. Los perseguidores le ofrecieron el perdón, en el cadalso, con tal de que confesara su traición y renegara del Papa. El beato respondió: «Agradezco la bondad de Su Majestad, pero no puedo confesar lo que no es cierto, ni renunciar a la fe». Tomás Cottam nació en Dilworth en Lancashire en el seno de una familia protestante en 1549; se licenció en Oxford y dirigió una escuela en Oxford durante tres años.
Gracias a su amigo Tomás Pound se convirtió al catolicismo, marchó a estudiar a Douai, donde recibió el diaconado, y luego a Roma donde ingresó en los jesuitas en 1579 y fue ordenado sacerdote. La enfermedad le impidió terminar el noviciado. Sin embargo, se ordenó sacerdote en Reims. En el 1580 regresó a Inglaterra, pero un espía, que había logrado ganarse la amistad del P. Cottam, envió a las autoridades una detallada descripción del misionero, quien fue identificado a su llegada a Dover.
Uno de sus compañeros de viaje, el Dr. Ely, profesor del colegio de Douai, que no despertó sospechas en los perseguidores, recibió la orden de conducir al P. Cottam a la casa de Lord Cobham. Naturalmente aceptó la misión, sin la menor intención de ponerla en práctica. Cuando llegaron a Londres, el Dr. Ely consiguió, no sin dificultad, persuadir a su compañero de que prosiguiese su camino. Pero el P. Cottam se entregó espontáneamente cuando supo que las autoridades molestaban al Dr. Ely. Fue encarcelado primero en Marshalsea y después en la Torre de Londres. Ahí fue torturado en el potro, junto con Lucas Kirby. Fue el último en ser ejecutado y tuvo que presenciar el descuartizamiento de sus tres compañeros. Los cuatro fueron juzgados en noviembre de 1581, junto con san Edmundo Campion.
El motivo aparente de su proceso fue su participación en la conspiración imaginaria «de Roma y Reims»; pero en realidad, fueron condenados por haber ejercido el ministerio sacerdotal en Inglaterra. Los mártires pasaron en la Torre de Londres los seis meses que mediaron entre el pronunciamiento de la sentencia y la ejecución. Todos fueron beatificados el 30 de julio de 1886; además san Lucas Kirby fue canonizado por SS. Pablo VI entre los 40 mártires de Inglaterra y Gales, en 1970.
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