Martirologio Romano: En Hierápolis, en Frigia, actualmente en Turquía, san Papías, obispo, de quien se dice que fue oyente de Juan el Presbítero y compañero de san Policarpo, y sabio comentarista de los discursos del Señor († s.II).
Breve Biografía
No se sabe mucho sobre la vida de Papías. Los detalles que trae Eusebio (Hist. eccl., vol. ni, c. xxxix) dejan al lector un poco perplejo por la falta de precisión y por algunas apreciaciones contradictorias.
Era originario de Frigia y nació pocos años antes que Policarpo (hacia el 69). Según testimonio de San Ireneo, fue discípulo de San Juan y familiar de Policarpo. Sin embargo, en el prefacio de su obra, Papías dice que no vio ni escuchó a los Apóstoles. Nos dice, eso sí, que recibió las enseñanzas de la fe de quienes los habían conocido. Eusebio afirma que el santo escribió las siguientes frases: "Para ti lector, no dudaré en añadir lo que yo aprendí de los presbíteros, cuyo recuerdo he conservado fielmente, para confirmar la verdad de mis explicaciones. Yo no me agradaba con quienes hablaban bellamente, sino con quienes enseñaban la verdad. No amaba yo a quienes traían mandamientos extraños, sino a quienes transmitían los preceptos impuestos por el Señor a nuestra fe, nacidos de la verdad misma. Cuando me encontraba con alguno de los que habían vivido en compañía de los presbíteros, me preocupaba por saber lo que ellos habían dicho, lo que dijeron Andrés, o Pedro, o Felipe, o Tomás, o Santiago, o Juan, o Mateo, o algún otro de los discípulos del Señor. No creía yo encontrar en lo que hay en los libros, algo que me fuera tan provechoso como las cosas expresadas por una palabra que permanecía viva".
Es bueno hacer notar, añade Eusebio, que Papías menciona dos personajes llamados Juan: sitúa en primer lugar a un Juan junto con los nombres de Pedro, Santiago, Mateo y el resto de los Apóstoles: es al evangelista, a quien indica con toda claridad. A continuación introduce una distinción y sitúa al segundo Juan entre otro grupo que no es el apostólico. Lo coloca después de Aristión y positivamente le da el nombre de presbítero, hombre de la generación que le precedía a él mismo. Así, se encontraría confirmada la afirmación de los que defienden la existencia de dos hombres llamados Juan, en Asia, y de que existen en Éfeso dos tumbas que todavía llevan ese nombre.
Papías reconoce haber recibido la doctrina de los Apóstoles, por quienes trataron con ellos. Por otra parte, dice que fue oyente directo de Aristión y de Juan el presbítero. Estas son las fuentes de donde tomó lo que nos ha dejado en sus escritos: mezcla elementos venidos -nos dice- por una tradición oral, parábolas extranjeras, narraciones completamente fabulosas, por ejemplo, a propósito del milenarismo. Es muy probable, ha escrito Dom J. Chapman, que Papías tuviera un Nuevo Testamento con los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las principales epístolas de San Pablo, el Apocalipsis, las epístolas de San Juan, y la primera epístola de San Pedro.
Se ignora cómo murió Papías. Algunos, fundándose en lo que dice la crónica pascual, han creído que sufrió el martirio en Pérgamo, en 163. Pero esta fecha parece ser muy posterior a la que se le asigna comúnmente. Además, el pasaje de Eusebio (Hist, eccl., vol. IV, c. xv, n. 46) no se aplica a Papías. Las opiniones milenaristas y equivocadas de Papías no han impedido reconocerlo comúnmente como a un santo. Así lo califica San Jerónimo; sin embargo los martirologios no mencionan su nombre, sino es a partir del siglo IX: lo traen Adón y Usuardo. Algunos lo sitúan el día 17 de mayo. El Martirologio Romano lo nombra el 22 de febrero.
Breve Biografía
No se sabe mucho sobre la vida de Papías. Los detalles que trae Eusebio (Hist. eccl., vol. ni, c. xxxix) dejan al lector un poco perplejo por la falta de precisión y por algunas apreciaciones contradictorias.
Era originario de Frigia y nació pocos años antes que Policarpo (hacia el 69). Según testimonio de San Ireneo, fue discípulo de San Juan y familiar de Policarpo. Sin embargo, en el prefacio de su obra, Papías dice que no vio ni escuchó a los Apóstoles. Nos dice, eso sí, que recibió las enseñanzas de la fe de quienes los habían conocido. Eusebio afirma que el santo escribió las siguientes frases: "Para ti lector, no dudaré en añadir lo que yo aprendí de los presbíteros, cuyo recuerdo he conservado fielmente, para confirmar la verdad de mis explicaciones. Yo no me agradaba con quienes hablaban bellamente, sino con quienes enseñaban la verdad. No amaba yo a quienes traían mandamientos extraños, sino a quienes transmitían los preceptos impuestos por el Señor a nuestra fe, nacidos de la verdad misma. Cuando me encontraba con alguno de los que habían vivido en compañía de los presbíteros, me preocupaba por saber lo que ellos habían dicho, lo que dijeron Andrés, o Pedro, o Felipe, o Tomás, o Santiago, o Juan, o Mateo, o algún otro de los discípulos del Señor. No creía yo encontrar en lo que hay en los libros, algo que me fuera tan provechoso como las cosas expresadas por una palabra que permanecía viva".
Es bueno hacer notar, añade Eusebio, que Papías menciona dos personajes llamados Juan: sitúa en primer lugar a un Juan junto con los nombres de Pedro, Santiago, Mateo y el resto de los Apóstoles: es al evangelista, a quien indica con toda claridad. A continuación introduce una distinción y sitúa al segundo Juan entre otro grupo que no es el apostólico. Lo coloca después de Aristión y positivamente le da el nombre de presbítero, hombre de la generación que le precedía a él mismo. Así, se encontraría confirmada la afirmación de los que defienden la existencia de dos hombres llamados Juan, en Asia, y de que existen en Éfeso dos tumbas que todavía llevan ese nombre.
Papías reconoce haber recibido la doctrina de los Apóstoles, por quienes trataron con ellos. Por otra parte, dice que fue oyente directo de Aristión y de Juan el presbítero. Estas son las fuentes de donde tomó lo que nos ha dejado en sus escritos: mezcla elementos venidos -nos dice- por una tradición oral, parábolas extranjeras, narraciones completamente fabulosas, por ejemplo, a propósito del milenarismo. Es muy probable, ha escrito Dom J. Chapman, que Papías tuviera un Nuevo Testamento con los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las principales epístolas de San Pablo, el Apocalipsis, las epístolas de San Juan, y la primera epístola de San Pedro.
Se ignora cómo murió Papías. Algunos, fundándose en lo que dice la crónica pascual, han creído que sufrió el martirio en Pérgamo, en 163. Pero esta fecha parece ser muy posterior a la que se le asigna comúnmente. Además, el pasaje de Eusebio (Hist, eccl., vol. IV, c. xv, n. 46) no se aplica a Papías. Las opiniones milenaristas y equivocadas de Papías no han impedido reconocerlo comúnmente como a un santo. Así lo califica San Jerónimo; sin embargo los martirologios no mencionan su nombre, sino es a partir del siglo IX: lo traen Adón y Usuardo. Algunos lo sitúan el día 17 de mayo. El Martirologio Romano lo nombra el 22 de febrero.
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