Martirologio Romano: En Montereale, en la región de los Abruzos, beato Andrés, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que se dedicó a predicar por Italia y Francia. († 1479)
Fecha de beatificación: Culto confirmado el 11 de mayo de 1764 por el Papa Clemente XIII.
Vino a la luz de este mundo en la pequeña localidad de Mascioni, provincia de L’Aquila (Italia), en el seno de una modesta familia de campesinos. Aunque desconocemos la fecha exacta de su nacimiento, es muy probable que tuviera lugar dentro del primer decenio del siglo. Se dice que a los catorce años entró en el vecino convento de los agustinos de Montereale. Ciertamente en 1431 figura como estudiante de teología en Rimini, y en los años sucesivos en Padua y Ferrara, logrando los grados de lector y bachiller. En 1438 explicó en el studio et universitate Senensi los libros de las Sentencias, y pocos años después obtuvo el título de maestro en sagrada teología.
A sus obligaciones docentes o de gobierno – en 1453 fue elegido provincial de Umbría - se vio obligado a añadir otras delicadas actividades, pues en consideración a su dinamismo, a la valía de su persona y a la reconocida rectitud, en varias ocasiones los Padres generales de la Orden lo nombraron su vicario con el específico encargo de restablecer la observancia en los conventos de Nursia (1452), Amatrice (1468) y Cerreto di Spoleto (1475).
Desde el principio, el desempeño de esta misión de reformador le ocasionó no pocos sufrimientos e incomprensiones. En 1459, siendo prior y regente del estudio de Siena renunció a ambos oficios, muy probablemente por causa de los cargos contra su persona y modo de proceder que algunos religiosos hicieron llegar a Roma. No se conoce el resultado de la investigación llevada a término, pero sí ha llegado a nosotros el juicio del P. General Ambrosio Massari de Cori, por aquel entonces presidente del estudio de Perugia, quien no dudó en afirmar que Andrés, “soportando injusticias y mostrando siempre gran paciencia, maximum ostendit exemplum sanctitatis”. Los hechos posteriores confirman tal elogio, ya que en 1471 fue reelegido provincial, y nunca disminuyó la estima y la confianza de los superiores mayores de la Orden, que continuaron sirviéndose de él para promover la observancia regular.
Los últimos años del Beato transcurrieron serenos en el convento de Montereale, donde murió en abril de 1479, y donde aún hoy, en la iglesia en otros tiempos de la Orden, se veneran sus restos mortales.
Entre las festividades locales vinculadas a su memoria destaca la celebrada el 13 de septiembre, día en que, según la tradición, en 1691 habría alzado desde la tumba su brazo derecho para salvar la ciudad de un terremoto.
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