En el tiempo de Cristo, Zaragoza era una rica villa romana. Después de la tolerancia con que trataban a los cristianos durante el mandato de Galileo (202A.D.), su sucesor, el emperador Diocleciano (285-305A.D.), en sucesivos decretos, ordenó persecuciones generales contra ellos en todo el mundo romano.
En España los mártires comenzaron a caer en Gerona y terminaron en Zaragoza. El historiador Prudencio recogió muchos de sus nombres poco antes del 400 A.D.
En Zaragoza murieron por Jesucristo Santa Engracia y sus dieciocho compañeros: Lupercio (su tío), Optato, Suceso, Marcial, Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Frontonio, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, Apodemio, Matutino, Casiano, Fausto y Januario.
La Roma que se jactaba de ser la creadora del derecho y la defensora de la justicia se mancha con sangre inocente.
Además de Santa Engracia y sus compañeros, los mártires aquí enterrados incluyen a Luperto y Lamberto cerca de sus urnas se conservan las "Santas Masas" para designar a una multitud de mártires cuyos nombres se desconocen.
Santa Engracia -patrona de Zaragoza- y sus compañeros fueron al martirio en el año 303. Era ella una noble joven que visitaba a Zaragoza procedente de otras tierras. Por su fidelidad a Cristo sufrió grandes torturas. La azotaron asida a una columna, fue arrastrada por la ciudad atada a la cola de un caballo y por fin le hincaron un garfio de hierro en la frente. El cuerpo de la Santa fue sepultado honrosamente en una urna de mármol y los dieciocho compañeros fueron puestos en un sepulcro contiguo.
Junto a la basílica que se construyó en este lugar para honrar a los mártires, se fundó un monasterio en el 592 A.D. Aquí estudió San Eugenio y San Braulio fundó su "escuela episcopal".
El rey de Aragón, Juan II agradeció a la santa por su exitosa operación de cataratas y como agradecimiento construyó el Monasterio de Santa María de las Santas Masas.
Esta es la segunda iglesia de Zaragoza, después de la Basílica del Pilar. En ella se conservó el culto a pesar de la dominación musulmana. En 1389, al excavar una zanja, se descubrieron nuevamente los sagrados enterramientos con los restos de los santos mencionados y muchos otros.
Los ejércitos de Napoleón invadieron desde Francia causando la destrucción del monasterio pero no pudo destruir la veneración a los mártires que siguen victoriosos su misión de ser testigos ejemplares de la vida cristiana. La actual iglesia sobre la cripta es del 1899.
En España los mártires comenzaron a caer en Gerona y terminaron en Zaragoza. El historiador Prudencio recogió muchos de sus nombres poco antes del 400 A.D.
En Zaragoza murieron por Jesucristo Santa Engracia y sus dieciocho compañeros: Lupercio (su tío), Optato, Suceso, Marcial, Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Frontonio, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, Apodemio, Matutino, Casiano, Fausto y Januario.
La Roma que se jactaba de ser la creadora del derecho y la defensora de la justicia se mancha con sangre inocente.
Además de Santa Engracia y sus compañeros, los mártires aquí enterrados incluyen a Luperto y Lamberto cerca de sus urnas se conservan las "Santas Masas" para designar a una multitud de mártires cuyos nombres se desconocen.
Santa Engracia -patrona de Zaragoza- y sus compañeros fueron al martirio en el año 303. Era ella una noble joven que visitaba a Zaragoza procedente de otras tierras. Por su fidelidad a Cristo sufrió grandes torturas. La azotaron asida a una columna, fue arrastrada por la ciudad atada a la cola de un caballo y por fin le hincaron un garfio de hierro en la frente. El cuerpo de la Santa fue sepultado honrosamente en una urna de mármol y los dieciocho compañeros fueron puestos en un sepulcro contiguo.
Junto a la basílica que se construyó en este lugar para honrar a los mártires, se fundó un monasterio en el 592 A.D. Aquí estudió San Eugenio y San Braulio fundó su "escuela episcopal".
El rey de Aragón, Juan II agradeció a la santa por su exitosa operación de cataratas y como agradecimiento construyó el Monasterio de Santa María de las Santas Masas.
Esta es la segunda iglesia de Zaragoza, después de la Basílica del Pilar. En ella se conservó el culto a pesar de la dominación musulmana. En 1389, al excavar una zanja, se descubrieron nuevamente los sagrados enterramientos con los restos de los santos mencionados y muchos otros.
Los ejércitos de Napoleón invadieron desde Francia causando la destrucción del monasterio pero no pudo destruir la veneración a los mártires que siguen victoriosos su misión de ser testigos ejemplares de la vida cristiana. La actual iglesia sobre la cripta es del 1899.
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