
Antes de ordenarse de sacerdote obtuvo el doctorado en la Universidad, con las mejores notas. Ya sacerdote, se fue al famoso seminario de San Suplicio en París a especializarse en Teología y Moral. Vuelto a su ciudad de Turín lo nombraron rector del Colegio de los Artesanitos, una obra social dedicada a recoger y educar a los niños más pobres y necesitados. "No me hice sacerdote para pasarla bien y descansado, sino para trabajar y desgastarme por las almas".
Todo el dinero de su herencia lo gastó en educar a niños pobres. Leonardo se fue rodeando de colaboradores que le ayudaban en la educación de sus "artesanitos" y con los cuales fundó después su congregación. Y cuando el dinero de su herencia se le acabó, se dedicó a pedir a los ricos para ayudar a los más pobres. Cuando las deudas de su Colegio de Artesanitos habían llegado a un grado monstruoso y peligroso y todos le aconsejaban que cerrara aquella obra, llegó una mamá con dos niñitos huérfanos de padre y en situación de extrema pobreza, y Leonardo los recibió gratuitamente, aumentando así el número de los que tenían que ser alimentados en una casa asediada por las deudas.
Pero Dios le permitió este santo atrevimiento e inspiró al conde de Guarene que le dejara al santo su herencia, y así se pagaron las deudas y se pudo seguir atendiendo a los pobres huérfanos. Bajo su dirección, el Colegio de los Artesanitos llegó a ser una obra modelo en educación. Leonardo organizó 12 talleres para preparar técnicamente a los jóvenes. Luego fundó una Escuela Agronómica y una Casa para reeducar a jóvenes delincuentes. Más tarde fundó un colegio de estudios superiores para formar a quienes deseaban ser sacerdotes. Aconsejado por San Juan Bosco y por otros santos sacerdotes fundó la Comunidad de los "Josefinos" o religiosos de San José, para educar a jóvenes pobres. Organizó también una obra llamada "Catecismo de las tardes", que llegó a tener 35,000 jóvenes en todo el país, especialmente jóvenes pobres y obreros. Leonardo fue el que promovió la fundación del primer Diario Católico obrero en Italia. Y esa publicación todavía existe, con el nombre de "La Voz del Pueblo".
El 19 de marzo de 1873 fundó a los Josefinos y les puso este lema: "Callemos y obremos". Cuando su colegio de Artesanitos cumplió los 50 años de fundado (1899), el santo se vio rodeado de 400 antiguos alumnos que llegaron a demostrarle su aprecio y gratitud. Leonardo tuvo siempre un lema: "Quiero santificarme y santificar a los demás. Quiero tener siempre contento al buen Dios". A él le sucedía como a los grandes sabios que se consideran siempre muy ignorantes y que se dan cuenta de que es mucho más lo que ignoran que lo que ya saben.
Pero no se desanimaba y seguía luchando para llegar a ser santo. En sus libretas de apuntes dejó escritos los medios para lograr obtener la santidad:
1. Llenar mis días de muchas y pequeñas oraciones.
2. Aprovechar mis males y enfermedades y hasta mis faltas y equivocaciones para humillarme más y pagarle a Dios mis pecados con esos sufrimientos.
3. Como penitencia ofrecer a Dios hacer con la mayor diligencia mis trabajos de cada día, y tratar y recibir a todos con la mayor bondad posible. Atender a todo el que venga, con la más exquisita amabilidad. San Leonardo cultivó y propagó tres grandes devociones: El Sagrado Corazón de Jesús (honrándolo especialmente en la Santa Hostia en la Eucaristía), la Santísima Virgen Inmaculada y San José. Y estas devociones le hicieron mucho bien.
El 30 de marzo de 1900, a la edad de 72 años, expiró santamente. Después de muerto consiguió de Dios bastantes milagros y el Santo Padre Pablo VI lo declaró santo en 1970. San Leonardo Murialdo alcánzanos de Dios un gran amor por Jesús en la Eucaristía, y por María Inmaculada y San José. Bendice a los que trabajan para los niños pobres, por los obreros, y por difundir las buenas lecturas.
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