domingo, 5 de diciembre de 2021

Lecturas del 05/12/2021



Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede. Envuélvete ahora en el manto de la justicia de Dios y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos viven bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad».
En pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos: el Santo los reúne de oriente a occidente y llegan gozosos invocando a su Dios.
A pie tuvieron que partir, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real.
Dios ha mandado rebajarse a todos los montes elevados y a todas las colinas encumbradas; ha mandado rellenarse a los barrancos hasta hacer que el suelo se nivele, para que Israel camine seguro, guiado por la gloria de Dios.
Ha mandado a los bosques y a los árboles aromáticos que den sombra a Israel con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.


Hermanos:
Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
Esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús.
Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús.
Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo en el corazón, porque tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís mi gracia.
Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús. Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.
Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.


En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio tetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios».

Palabra del Señor.

05 de Diciembre - SAN PELINO DE BRINDISI

Obispo de Valva y mártir en Corfinium en Italia, durante la persecución de Juliano el Apóstata. 

El episcopado de Pelino está encuadrado en el momento cultural del siglo septimo, en los años que precedieron inmediatamente la destrucción lombarda de Brindisi en el 674. Esta tradición es más veraz respecto a aquella que situaba su episcopado en el siglo IV. 

Pelino era un monje Basilio formado en Durazzo, se trasladó a Brindisi junto con los sirios Gorgonio y Sebastio y con su discípulo Cipro, porque no se adhirieron al edicto dogmático querido por el emperador bizantino Constante en el 648. Durante el siguiente año el pontífice san Martín I excomulgó a los autores de la nueva herejía; del papa, por esto, fue arrestado, deportado a Constantinopla y exiliado al Quersoneso en Crimea donde murió entre el 655 y el 656. Hubo una gran oposición al edicto dogmático en Oriente; san Máximo el Confesor, el mayor entre los teólogos de este periodo, fue exiliado a Lacia, y ejecutado en el 662. 

Pelino, con sus compañeros, como fueran defensores de la ortodoxia, y en Brindisi, los obispos eran confirmados por Roma, pensaban encontrar asilo seguro. El obispo Proculo lo designó como su sucesor en el episcopado. Cuando murió Proculo, con cerca de cuarenta años, le sucedió como obispo de Brindisi y desde el primer momento se mostró firme e intransigente ante los funcionarios imperiales, que lo alejaron de su cátedra episcopal. 

Fue deportado a Corfinio, donde fue condenado a muerte y ejecutado probablemente en el 662, junto con Sebastio y Gorgonio, bibliotecarios, es decir archivistas, de la sede episcopal de Brindisi. De aquí le viene el culto que se le atribuyó en los Abruzzos y se le proclamó patrón de la diócesis de Valva-Sulmona.

sábado, 4 de diciembre de 2021

Reflexión del 04/12/2021

Lecturas del 04/12/2021



Esto dice el Señor, el Santo de Israel:
«Pueblo de Sion, que habitas en Jerusalén, no tendrás que llorar, se apiadará de ti al oír tu gemido: apenas te oiga, te responderá.
Aunque el Señor te diera el pan de la angustia y el agua de la opresión, ya no se esconderá tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro.
Si te desvías a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán una palabra a tus espaldas que te dice: “Este es el camino, camina por él”.
Te dará lluvia para la semilla que siembras en el campo, y el grano de la cosecha en el campo será abundante y suculento; aquel día, tus ganados pastarán en anchas praderas; los bueyes y asnos que trabajan en el campo comerán forraje fermentado, aventado con pala y con rastrillo. En toda alta montaña en toda colina elevada habrá canales y cauces de agua el día de la gran matanza, cuando caigan las torres.
La luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces mayor, como la luz de siete días, cuando el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llagas de sus golpes».


En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «ld a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».

Palabra del Señor.

04 de Diciembre - SANTA BÁRBARA

Conmemoración de santa Bárbara, de la cual se dice que fue virgen y mártir en Nicomedia.

Esta santa virgen y mártir es respetada con particular devoción en los calendarios: latino, griego, moscovita y siriaco, pero su historia está oscurecida por una variedad de hechos falsos. Baronio prefiere aquellos que sufrió martirio en Nicomedia durante el reinado de Maximino el Tracio, quién levantó la sexta persecución general en el 235. 

Pero José Assemani demuestra que los hechos que se narran en Metafraste y Mombritus parecen ser más exactos y sinceros. A través de ellos, sabemos que santa Bárbara sufrió en Heliópolis, en Egipto, al rededor del año 306. Esta versión concuerda con la “Menología” del emperador Basilio y con la “Synaxary” griega. 

Una versión legendaria de su vida (la de Simeón Metafraste en el siglo X, la pasión de esta santa oriental se popularizó en Occidente en el siglo XIII, gracias a la “Leyenda Áurea” del arzobispo de Génova, Santiago de La Vorágine) Bárbara nació en Nicomedia, a orillas del mar Mármara. Era hija del sátrapa Dióscoro, un riquísimo pagano. Para sustraerla del proselitismo cristiano, su padre la encerró en una torre iluminada solo por dos ventanas, y en la que sólo él y una vieja sirvienta tenían acceso. A pesar de todo, la muchacha, una floreciente doncella de singular hermosura, gracias a un subterfugio encontró el medio de recibir las enseñanzas de un sacerdote enviado por Orígenes, que se hacía pasar por médico, y quién, después de haberla instruido en el cristianismo le administró el bautismo. 

Cuando su padre tuvo que ausentarse por algún tiempo, ella le pidió como regalo de despedida la construcción de un cuarto de baño. Al regreso, el padre comprobó que, contra sus planes, ella había hecho instalar tres ventanas en lugar de las dos. Además, de la pared colgaba una cruz. Indignado, supo por ella misma que se había hecho cristiana y con las tres ventanas quería tener siempre ante sus ojos el misterio de la Trinidad. Enfurecido, desenvainó la espada y se abalanzó sobre su propia hija. Bárbara, sin embargo, pudo huir. Mientras él la perseguía, una roca se abrió ante la muchacha y se volvió a cerrar ente el perseguidor.

Pero un pastor delató su escondite, y por ello fue castigado con la metamorfosis de sus corderos en langostas. Dióscoro irrumpió en la cueva y llevó a su hija a casa arrastrándola por los pelos, para que se casara con un pagano, a lo que nuestra santa se negó. Al ver que ni amenazas, ni golpes, ni el hambre podían nada contra su firmeza, él la entregó personalmente al juez. Éste ordenó que la azotaran con toda crueldad, pero por la noche se le apareció un ángel, la fortaleció con el cáliz y la santa forma, y curó sus heridas. Al día siguiente, los esbirros la encontraron más encantadora que nunca. Entonces el juez hizo que, tras infligirle las más terribles torturas: fue estirada en el potro, azotada con vergajos, desgarrada con peines de hierro, rodada sobre fragmentos de cerámica, quemada con hierros candentes y al fin los verdugos le cortaron los pechos con tenazas. 

Otra mujer piadosa llamada Juliana vio el martirio de Bárbara y la dominó un intenso deseo de sufrir igualmente por Cristo. En voz alta proclamó su fe cristiana. El juez, sin titubeos, hizo que la azotaran inmediatamente y le sajaran igualmente los pechos. A continuación ambas muchachas fueron exhibidas desnudas ante la muchedumbre como si fueran animales, y condenas a muerte; pero un ángel les cubrió el cuerpo martirizado con un velo. En aquel momento el padre se adelantó y solicitó que se le permitiera ejecutar personalmente a su hija. Y así sucedió: Dióscoro cortó con la espada la cabeza de su hija. Pero poco después aquel lugar, fue carbonizado por un rayo, muriendo fulminado, "fue asaeteado y consumido de tal manera que de su cuerpo no quedaron polvo ni cenizas"  

Pero tenemos que decir que su festividad fue eliminada del calendario romano universal en 1969 y ahora se limita a los calendarios locales. Se la invoca contra las tormentas y es la patrona del arma de artillería de los ejércitos. 

viernes, 3 de diciembre de 2021

Reflexión del 03/12/2021

Lecturas del 03/12/2021



Esto dice el Señor:
«Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en vergel, el vergel parecerá un bosque.
Aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor, y los pobres se llenarán de júbilo en el Santo de Israel; porque habrá desaparecido el violento, no quedará rastro del cínico; y serán aniquilados los que traman para hacer el mal, los que condenan a un hombre con su palabra, ponen trampas al juez en el tribunal y por una nadería violan el derecho del inocente. Por eso, el Señor, que rescató a Abrahán, dice a la casa de Jacob: “Ya no se avergonzará Jacob, ya no palidecerá su rostro, pues, cuando vean sus hijos mis acciones en medio de ellos, santificarán mi nombre, santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel”.
Los insensatos encontrarán la inteligencia y los que murmuraban aprenderán la enseñanza».


En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: «Ten compasión de nosotros, hijo de David».
Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: « ¿Creéis que puedo hacerlo?».
Contestaron: «Sí, Señor».
Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe».
Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: « ¡Cuidado con que lo sepa alguien!»
Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

Palabra del Señor.

03 de Diciembre - SAN FRANCISCO JAVIER

Memoria de san Francisco Javier, sacerdote de la Compañía de Jesús, evangelizador de la India, que, nacido en Navarra, fue uno de los primeros compañeros de san Ignacio. Movido del ardiente deseo de difundir el Evangelio, anunció con empeño a Cristo a innumerables poblaciones de la India, en las islas Molucas y más allá, en Japón convirtió a muchos a la fe y murió, al final, en China en la isla de Sanchan, golpeado por la enfermedad y la fatiga. 

Francisco de Jassu o Jaso, nació en el castillo de Javier (Navarra). Su padre era consejero del rey de Navarra y murió cuando el reino fue invadido por los castellanos de Fernando de Aragón. Heredó las mejores características de su raza: la generosidad y el amor por la cultura y la aventura. Inició sus estudios allí mismo y en Sangüesa, y los prosiguió en la universidad de París en 1525, llegando a "magister artium" y profesor de Filosofía, no sin antes recibir la tonsura clerical en Pamplona en 1525, antes de partir para París. En 1531, obtuvo un certificado oficial de nobleza, al tiempo que sus hermanos en Pamplona, le gestionaban una canonjía.

Tenía 23 años cuando lo dejó todo para seguir a san Ignacio de Loyola; hasta entonces había llevado una vida disoluta y disipada, pero la frase de Cristo en el Evangelio: "¿De qué me sirve ganar todo el mundo si pierdo mi alma?" (Mt 16, 26) le trastocó el alma. Pronunció junto con san Ignacio, los votos religiosos en Montmatre en 1534, con el voto especial de ir a Tierra Santa. Bloqueado en Venecia porque Palestina resultaba inaccesible a causa de los turcos musulmanes, se dirigió a Roma (1538) con sus compañeros, donde se pusieron a disposición del Papa para ser enviados en misión. Ignacio y Francisco ya habían sido ordenados sacerdotes en Venecia (1537) (donde Francisco contribuyo a la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús). Así, cuando el rey de Portugal pidió misioneros para las Indias, Francisco pudo partir en lugar de un hermano enfermo (Nicolás Bobadilla), zarpando desde Lisboa con el nombramiento de legado pontificio para el extremo Oriente, y viajó en la sentina, porque quería estar más cerca de la marinería, porque así lo haría Cristo. Llevaba como ajuar un breviario, un libro de devoción y un crucifijo. Y en una cajita atada al cuello, la firma de sus compañeros, que había cuidadosamente cortado de sus cartas.

En 1542 llegó a Goa, capital de la India portuguesa, donde se dedicó a la catequesis. Más tarde se trasladó hasta los pescadores de perlas parabas, en el cabo de Camorín, donde halló unos 20.000 bautizados sin ninguna instrucción cristiana. En Travancore bautizó a unos 10.000 pescadores de macuas. Pero tuvo que partir pronto, porque su misión de legado pontificio se extendía desde el cabo de Buena Esperanza hasta la extrema China. En 1545, fue a Malaca, donde encontró los primeros japoneses; y desde allí, marchó a las islas Molucas; en estas islas proyectó la evangelización del Japón. Desde Goa, en 1549, se embarcó para la gran isla, acompañado por tres japoneses convertidos y por dos hermanos. Las dificultades de la lengua provocaron no poco equívocos en su evangelización, pero no obstante logró crear una pequeña comunidad en Yamaguchi, que fue "la delicia de su alma". En estos dos años de estancia en Japón, bautizó a 1.500 personas. En su viaje a Japón, Javier dejó entrever que había sido tentado por la desconfianza. Hizo una bellísima meditación sobre la vida de fe ajena a toda pusilanimidad. Proyectó ir a China porque pensaba que no podría proseguir su obra misionera sin visitar la cuna de la cultura japonesa.

Las dificultades que encontró durante su misión, fueron provocadas sobre todo, por los mercaderes europeos; pero Francisco había recibido del Cielo gracias extraordinarias y por ello su labor tuvo desde el principio un extraordinario éxito. Se calcula que sólo en Japón, hubo, después de 40 años, 400.000 cristianos; y se dice que era tanto el amor que sentía por Dios, que se quemaba su camisa, y tenía que separarse del grupo, prenderse el pecho, y decir: "basta Señor, basta". En las costas de Malabar afirmaba que los habitantes de aquellas tierras le comprendían tanto como él a ellos: "Yo vago entre este pueblo solo, sin intérprete; los pobres me hacen comprender sin intérprete sus necesidades y yo, al verlos, los comprendo sin intérprete".

En 1551 intentó la misión de China, partió para Malaca, y en Singapur escribió varias cartas. Por último, en la isla de Sanchón o Sanción esperó el momento favorable para zarpar hacia su sueño apostólico, pero se encontró solo (el chino en quien confiaba le abandonó y todos los mercaderes portugueses habían abandonado la isla), y el invierno estaba a las puertas. Atacado por la fiebre y exhausto de fuerzas, invocando a la Santísima Trinidad y el nombre de Jesús, murió a la edad de 46 años en el interior de una choza, mientras abrazaba un crucifijo que le había regalado san Ignacio. Desde allí se divisaba la costa de China (Cantón). Javier había convertido a unas 30.000 personas, recorrió distancias inmensas (más o menos 80.000 kms.) entre miles de dificultades culturales y lingüísticas, abrió nuevas vías a las misiones jesuíticas. Fue enterrado en Goa (su cuerpo está incorrupto), adonde había llegado una carta de Ignacio, que le reclamaba temporalmente en Europa. Su lema fue: "Amplius" (todavía más). Francisco Javier fue canonizado en 1622, al mismo tiempo que Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila, Felipe Neri e Isidro el Labrador, por el papa Gregorio XV. Es patrón de las Misiones de la Iglesia,  y de Navarra.

jueves, 2 de diciembre de 2021

Reflexión del 02/12/2021

Lecturas del 02/01/2022



La sabiduría hace su propia alabanza, encuentra su honor en Dios y se gloría en medio de su pueblo.
En la asamblea del Altísimo abre su boca y se gloria ante el Poderoso.
«El Creador del universo me dio una orden, el que me había creado estableció mi morada y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob, y fija tu heredad en Israel.” Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y nunca jamás dejaré de existir.
Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él, y así me establecí en Sion. En la ciudad amada encontré descanso, y en Jerusalén reside mi poder.
Arraigué en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad».


Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.


En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

Lecturas del 02/12/2021



Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes.
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua.
Doblegó a los habitantes de la altura, a la ciudad elevada; la abatirá, la abatirá hasta el suelo, hasta tocar el polvo.
La pisarán los pies, los pies del oprimido, los pasos de los pobres».


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Palabra del Señor.

02 de Diciembre - SANTOS EUSEBIO, AURELIA y compañeros

Eusebio era presbítero. Mártir en Roma, junto con Marcelo, diácono de Eusebio, Hipólito, Máximo, Adrià, Paulina, Neón, María, Martana. Todos ellos murieron en Roma durante la persecución de Valeriano. Eusebio, Marcelo, Neón y María murieron decapitados; Adrià e Hipólito murieron a latigazos; Paulina en la cámara de tortura y Máximo fue tirado al Tiber. La leyenda dice que después de que le cortaran la lengua siguió hablando. 

También se dice que Aurelia nació en Alejandría de Egipto y murió mártir durante la persecución de Valeriano, junto a numerosos miembros de su familia: cuatro sobrinos: Adrià, Paulina, Neón y María, su madre Martana y una tía. Del padre no se sabe nada, quizás porque muriera cuando ella era una niña, pero sabemos que su madre fue su única educadora en la virtud y la religión cristiana.

Les llegó a la madre y a la hija, en Alejandría la noticia que los primos Adrià y Paulina, con sus hijos, habían muerto mártires en Roma e inmediatamente las dos mujeres, finiquitando sus negocios en Alejandría, se pusieron en marcha hacia la capital del Imperio, animadas con el deseo de honrar a aquellos gloriosos campeones de la fe y establecer su casa entre sus sepulcros, en las catacumbas de San Sebastián.

Entre los que frecuentaban estas catacumbas estaba un joven romano, todavía pagano, de nombre Clodio Dionisio, de noble estirpe, que tenía entre su estirpe caballeros y senadores. Fascinado por la belleza y virtud de Aurelia, la pidió como esposa.  Los tratos entre la madre de ella Martana -a cuyo sabio consejo se había sometido- y los padres de Clodio Dionisio fueron, finiquitados en pocos días, y Aurelia recibió de las manos de Dios aquel joven que el Señor le destinaba como esposo.

Aurelia no tenía más de 16 años, según sabemos por los documentos históricos. Su marido todavía era pagano y poco después de su matrimonio, recibió el bautismo y también él se hizo cristiano. Quizás por envidia o por cualquier otra causa contra Clodio, antes que Galieno pusiera fin a la persecución contra los cristianos, Aurelia, junto a su madre y una tía, fue acusada de profesar el credo cristiano. Fue llevada al tribunal, delante del juez Secundiando, el cual no pudo obligarla a que sacrificara a los dioses y por ello fue condenada a muerte por decapitación. Antes de que se cumpliera la sentencia, tuvo que asistir a la decapitación de su madre y de su tía. Ella murió al día siguiente.

Clodio Dionisio, obtuvo a peso de oro el cuerpo de su esposa, lo colocó en una bella tumba de mármol blanco, en el cementerio de Priscila, junto una ampolla llena de sangre de Aurelia, como entonces era usual, como signo que había sufrido martirio. La tumba fue objeto de peregrinación. Actualmente el cuerpo se encuentra en la iglesia parroquial de Montanaro.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Reflexión del 01/12/2021

Lecturas del 01/12/2021



En aquel día, preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares exquisitos, vinos refinados.
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
Dios, el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo - lo ha dicho el Señor -. Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios.
Esperábamos en él y nos ha salvado.
Este es el Señor en quien esperamos.
Celebremos y gocemos con su salvación, porque reposará sobre este monte la mano del Señor.


En aquel tiempo, Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».
Los discípulos le dijeron: « ¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».
Jesús les dijo: « ¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron: «Siete y algunos peces».
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.

Palabra del Señor.

 

01 de Diciembre - SAN LEONCIO DE FRÉJUS

En Frejus, de la Provenza, san Leoncio, obispo, que favoreció la vida monástica de San Honorato en la isla de Lérins, y al cual san Juan Casiano, su amigo, le dedicó las diez primeras Colaciones.

Nació probablemente en Nimes, Francia. Hay razones para creer que era hermano de san Castor, obispo de Apt. Obispo de Fréjus (419-432). Sin embargo, es indiscutible que fue un hombre de santidad eminente y su episcopado estuvo marcado por importantes resultados, de otro modo no habría estado asociado desde una fecha tan temprana con la Santísima Virgen como patrono de la iglesia catedral de Fréjus. El suceso principal durante el episcopado de Leoncio de Fréjus fue la fundación del monasterio de Lérins a comienzos del Siglo V. El nombre de este obispo está inseparablemente unido al de san Honorato de Arlés, fundador del monasterio, y parece haber desempeñado un papel importante en el desarrollo de la vida monástica en el Sudeste de la Galia. Honorato le llamaba superior y padre, mientras san Juan Casiano, que gobernó a los numerosos religiosos de la abadía de San Víctor de Marsella, le dedicó sus primeras diez "Colaciones".

Las relaciones del monasterio de Lérins con el obispo diocesano fueron muy cordiales y liberales. Algunos autores creen que esto se debió meramente a la costumbre común de la época, pero otros sostienen, y parecería que no sin razón, que fue el resultado de los privilegios especiales concedidos por Leoncio a san Honorato, a quien estaba íntimamente unido con los lazos de la amistad. Sea como sea, estas regulaciones que, aunque salvaguardando la dignidad episcopal, garantizaban la independencia del monasterio, y fueron confirmadas por el III Concilio de Arlés, parecen haber sido el principio de las inmunidades que desde entonces se disfrutaron en grado creciente por las comunidades religiosas. Además, existieron relaciones muy cordiales entre el santo y los soberanos pontífices. Esto se demuestra por el hecho de que san León I Magno, después de su memorable disputa con san Honorato, obispo de Arlés, privó a éste de las prerrogativas que le daban una especie de primacía sobre el distrito de Vienne, y las otorgó a Leoncio. Es verdad que este importante acontecimiento tuvo lugar en el 445, mientras que Leoncio había sido sucedido en el episcopado por Teodoro en el 433. Esto es por lo que algunas autoridades han sostenido que estas prerrogativas fueron concedidas a otro obispo de Fréjus, llamado igualmente Leoncio, que habría sido sucesor de Teodoro. A esto, los defensores de una venerada tradición replican que san Leoncio abandonó su sede en el 432 para ir a predicar el Evangelio a las tribus teutónicas, y volvió a su diócesis en el 442, muriendo en el 445 o incluso en el 448. Desgraciadamente no se puede aducir ninguna prueba muy sólida de este apostolado.