En la aldea de Tequila, en el territorio de Guadalajara, en México, santo Toribio Romo González, presbítero y mártir, que a causa de su condición sacerdotal fue asesinado durante la persecución religiosa.
Nació en Santa Ana de Guadalupe (Jalisco-Méjico), en el seno de una familia muy religiosa. Ingresó a los 13 años en el seminario auxiliar de San Juan de los Lagos, donde fue un seminarista ejemplar. Inscrito en la Acción Católica, promovió obras de apostolado y sociales. En 1922 ingresó en el seminario de Guadalajara. Fue ordenado sacerdote en 1922.
Fue vicario cooperador sucesivamente en las parroquias de Sayula, Tuxpan, Yahualia y Cuquio, donde fue coadjutor de san Justino Arona, y luego fue vicario con funciones de párroco en Tequila, sabiendo que arriesgaba la vida. Era un gran devoto de la Eucaristía, y fundó la Cruzada Eucarística, e igualmente era un gran devoto de María. Socorrió cuanto pudo a su familia porque eran muy pobres, pero eso no le impidió que se dedicará en cuerpo y alma a su ministerio. Su desprendimiento llegó a ser heroico.
En Tequila, población muy poco religiosa, Toribio estableció un centro en una antigua fábrica abandonada, allí daba catequesis y pláticas para sostener la fe de los fieles, administraba con el mayor sigilo los sacramentos. Cuando se enteraba de la llegada de las tropas, se internaba en la barranca donde estaba el centro, pero sin descuidar su ministerio. Estuvo acompañado de su hermano Román, sacerdote, y de su hermana María.
En 1927, mientras celebraba una primera comunión de 20 niños, se ofreció a Dios por la paz de la Iglesia en Méjico. Envió a su hermano a Guadalajara, con una carta que no debía abrir hasta que llegara. Luego puso en orden todos sus asuntos y mientras dormía con su hermana María, un delator llevó a los federales donde estaban los dos hermanos. Él dijo quién era y pidió que no dispararan, pero dispararon contra él. Se dirigió a la puerta y se echó en brazos de su hermana María, ella le consoló diciéndole: “Valor, padre Toribio, Jesús misericordioso, recíbelo. Viva Cristo Rey”. Toribio murió mirando a su hermana.
Los federales tomaron el cadáver y lo arrojaron delante de la presidencia municipal de Tequila. Su hermana María, fue arrestada. La familia Plasencia recogió el cadáver y lo veló, acto al que acudieron muchos fieles. Fue enterrado. Su hermano Román abrió la carta en la que se le recomendaba que cuidara de sus ancianos padres y hermana y que cumpliera algunas misas que debía. Años más tarde su cadáver fue llevado a su pueblo natal. Fue canonizado por san Juan Pablo II el 21 de mayo de 2000.
Nació en Santa Ana de Guadalupe (Jalisco-Méjico), en el seno de una familia muy religiosa. Ingresó a los 13 años en el seminario auxiliar de San Juan de los Lagos, donde fue un seminarista ejemplar. Inscrito en la Acción Católica, promovió obras de apostolado y sociales. En 1922 ingresó en el seminario de Guadalajara. Fue ordenado sacerdote en 1922.
Fue vicario cooperador sucesivamente en las parroquias de Sayula, Tuxpan, Yahualia y Cuquio, donde fue coadjutor de san Justino Arona, y luego fue vicario con funciones de párroco en Tequila, sabiendo que arriesgaba la vida. Era un gran devoto de la Eucaristía, y fundó la Cruzada Eucarística, e igualmente era un gran devoto de María. Socorrió cuanto pudo a su familia porque eran muy pobres, pero eso no le impidió que se dedicará en cuerpo y alma a su ministerio. Su desprendimiento llegó a ser heroico.
En Tequila, población muy poco religiosa, Toribio estableció un centro en una antigua fábrica abandonada, allí daba catequesis y pláticas para sostener la fe de los fieles, administraba con el mayor sigilo los sacramentos. Cuando se enteraba de la llegada de las tropas, se internaba en la barranca donde estaba el centro, pero sin descuidar su ministerio. Estuvo acompañado de su hermano Román, sacerdote, y de su hermana María.
En 1927, mientras celebraba una primera comunión de 20 niños, se ofreció a Dios por la paz de la Iglesia en Méjico. Envió a su hermano a Guadalajara, con una carta que no debía abrir hasta que llegara. Luego puso en orden todos sus asuntos y mientras dormía con su hermana María, un delator llevó a los federales donde estaban los dos hermanos. Él dijo quién era y pidió que no dispararan, pero dispararon contra él. Se dirigió a la puerta y se echó en brazos de su hermana María, ella le consoló diciéndole: “Valor, padre Toribio, Jesús misericordioso, recíbelo. Viva Cristo Rey”. Toribio murió mirando a su hermana.
Los federales tomaron el cadáver y lo arrojaron delante de la presidencia municipal de Tequila. Su hermana María, fue arrestada. La familia Plasencia recogió el cadáver y lo veló, acto al que acudieron muchos fieles. Fue enterrado. Su hermano Román abrió la carta en la que se le recomendaba que cuidara de sus ancianos padres y hermana y que cumpliera algunas misas que debía. Años más tarde su cadáver fue llevado a su pueblo natal. Fue canonizado por san Juan Pablo II el 21 de mayo de 2000.
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