En Lodève, también en la Galia Narbonense, san Fulcrán, obispo, insigne por su misericordia hacia los pobres y por su celo en el oficio divino.
Nació en el territorio de Lodeve, y era descendiente por parte de madre del los condes de Soustancion. Desde joven se aplicó a la piedad y las letras, y llegó a ser muy versado en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, así como muy aplicado al ayuno, la vigilia y la oración. Su inclinación a las cosas de Dios llamó la atención del obispo Thierry, quien lo tomó a su cuidado y fue preparando en él a su sucesor.
Muerto Thierry, en el 949, el cabildo catedralicio eligió a Fulcrán, quien aceptó a su pesar, y fue consagrado en la basílica de San Pablo de Narbona, dirigió su diócesis durante 50 años. Famoso por su ascetismo y por su gobierno enérgico. Fue un hombre insigne por su misericordia para con los más pobres. Tuvo dones taumatúrgicos.
Se conserva de su vida una anécdota que refleja la firmeza de su doctrina frente a los poderosos: Guillermo Taillefer, conde de Toulouse, se había desposado en el 973 con Arsinda de Anjou; como su esposa no le pudo dar hijos en los primeros años del matrimonio, Guillermo la despidió y se casó con otra mujer, ya casada. El obispo, que conocía personalmente al conde, supo de estos hechos, y un día el obispo reprochó públicamente su pública mala conducta, de tal modo que el conde comprendió su error y arrepentido volvió con su esposa. Ella, por su parte, recurrió a la oración, para pedir a Dios le quitara la esterilidad, y se vio premiada con un descendiente. Las obras de piedad de la condesa y las intervenciones sobrenaturales en su favor se recogen en una gesta anónima escrita en gascón. La intervención de san Fulcrán en estos hechos hizo que el santo fuera invocado como patrono contra la esterilidad.
Su cuerpo fue encontrado incorrupto cien años después de su muerte, y se mantuvo incorrupto por 567 años, hasta que en 1573 los hugonotes lo destruyeron y dispersaron. Se conservaron tres relatos de su vida, uno de ellos prácticamente contemporáneo, y los otros dos del siglo XIII y XVI respectivamente.
Nació en el territorio de Lodeve, y era descendiente por parte de madre del los condes de Soustancion. Desde joven se aplicó a la piedad y las letras, y llegó a ser muy versado en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, así como muy aplicado al ayuno, la vigilia y la oración. Su inclinación a las cosas de Dios llamó la atención del obispo Thierry, quien lo tomó a su cuidado y fue preparando en él a su sucesor.
Muerto Thierry, en el 949, el cabildo catedralicio eligió a Fulcrán, quien aceptó a su pesar, y fue consagrado en la basílica de San Pablo de Narbona, dirigió su diócesis durante 50 años. Famoso por su ascetismo y por su gobierno enérgico. Fue un hombre insigne por su misericordia para con los más pobres. Tuvo dones taumatúrgicos.
Se conserva de su vida una anécdota que refleja la firmeza de su doctrina frente a los poderosos: Guillermo Taillefer, conde de Toulouse, se había desposado en el 973 con Arsinda de Anjou; como su esposa no le pudo dar hijos en los primeros años del matrimonio, Guillermo la despidió y se casó con otra mujer, ya casada. El obispo, que conocía personalmente al conde, supo de estos hechos, y un día el obispo reprochó públicamente su pública mala conducta, de tal modo que el conde comprendió su error y arrepentido volvió con su esposa. Ella, por su parte, recurrió a la oración, para pedir a Dios le quitara la esterilidad, y se vio premiada con un descendiente. Las obras de piedad de la condesa y las intervenciones sobrenaturales en su favor se recogen en una gesta anónima escrita en gascón. La intervención de san Fulcrán en estos hechos hizo que el santo fuera invocado como patrono contra la esterilidad.
Su cuerpo fue encontrado incorrupto cien años después de su muerte, y se mantuvo incorrupto por 567 años, hasta que en 1573 los hugonotes lo destruyeron y dispersaron. Se conservaron tres relatos de su vida, uno de ellos prácticamente contemporáneo, y los otros dos del siglo XIII y XVI respectivamente.
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