En Florencia, Italia, beata Celestina de la Madre de Dios (Maria Anna) Donati, virgen, fundadora de la Congregación de Hijas Pobres de San José de Calasanz («Calasancianas»), para la educación de los niños pobres, y los hijos e hijas de los encarcelados.
Nació en Marradi (Florencia, Italia), en el seno de una familia de la burguesía. Desde pequeña quiso ingresar en la vida religiosa pero su padre se opuso enérgicamente. Tuvo como director espiritual al escolapio Celestino Zini.
Al morir su madre, tomó la decisión irrevocable de consagrarse a Dio. Quería formar en torno a sí a algunas mujeres que colaboraran con ella en la educación de niñas pobres y abandonadas. Así que por recomendación de su director espiritual, fundó en 1889, la concregación de las Hijas Pobres de San José de Calasanz (más conocidas como Calasancias). Extendió la fundación a los hijos de los detenidos en las cárceles.
Al fundar la nueva Congregación en 1889, María Anna tomó el nombre de Celestina de la Madre de Dios; sus compañeras comenzaron a llamarla afectuosamente "madrina" y así siguen nombrándola hoy las Calasancianas cuando hablan de su Fundadora. En el mismo año León XIII consagró personalmente como obispo al Padre Zini en la Basílica de San Pedro, nombrándole arzobispo de Siena. Cuando murió a los tres años, otros escolapios apoyaron la naciente Congregación: Mario Ricci, Giovanni Giovanozzi, Alfonso ML Mistrangelo...
Monseñor Zini dirigió numerosos escritos a las religiosas calasancianas. Después de su muerte, Madre Celestina los estructuró y completó preparando un precioso libro que se titula "Manual Calasanziano" y que es como un amplio comentario espiritual de las primeras Constituciones. En dicho libro la Madre Fundadora describe así el carisma de su Instituto: "Las Hijas Pobres de San José de Calasanz, reunidas a la sombra del Tabernáculo, unidas entre sí con el vínculo sagrado de la caridad, teniendo un solo corazón y una sola alma, consideran como un deber sagrado edificar a quienquiera se les acerque, santificarse personalmente y dedicarse con celo a la educación de las niñas necesitadas que el Señor les confíe, uniendo a las riquezas de la contemplación las de una santa entrega".
Celestina fue una verdadera alma contemplativa entregada a hacer el bien a los pequeños, como Jesús. Escribió un libro de meditaciones sobre la Pasión del Señor, recientemente reeditado, y escribió páginas de gran riqueza espiritual en el "Manual" citado, en otro libro para sus religiosas titulado "Devote pratiche giornaliere" y en numerosas cartas. Ella instauró en 1900, en la iglesia de la casa madre de Florencia, la Adoración Eucarística cotidiana como forma de oración continua calasancia para sus religiosas y niñas. Un siglo después continúa diariamente esta plegaria a Jesús eucarístico, expuesto en el altar mayor, en cuyos laterales están enterrados respectivamente Madre Celestina y Monseñor Zini.
Celestina gobernó el Instituto con sabiduría y prudencia, extendiéndolo por toda Italia. Sufrió mucho por la falta de ayudas económicas que le ayudaran a seguir a delante. Pero con fe, salió airosa de todos los problemas. Sufrió muchos achaques que supo llevar con entereza. Murió en Florencia. Fue beatificada el 30 de marzo de 2008 por Benedicto XVI.
Nació en Marradi (Florencia, Italia), en el seno de una familia de la burguesía. Desde pequeña quiso ingresar en la vida religiosa pero su padre se opuso enérgicamente. Tuvo como director espiritual al escolapio Celestino Zini.
Al morir su madre, tomó la decisión irrevocable de consagrarse a Dio. Quería formar en torno a sí a algunas mujeres que colaboraran con ella en la educación de niñas pobres y abandonadas. Así que por recomendación de su director espiritual, fundó en 1889, la concregación de las Hijas Pobres de San José de Calasanz (más conocidas como Calasancias). Extendió la fundación a los hijos de los detenidos en las cárceles.
Al fundar la nueva Congregación en 1889, María Anna tomó el nombre de Celestina de la Madre de Dios; sus compañeras comenzaron a llamarla afectuosamente "madrina" y así siguen nombrándola hoy las Calasancianas cuando hablan de su Fundadora. En el mismo año León XIII consagró personalmente como obispo al Padre Zini en la Basílica de San Pedro, nombrándole arzobispo de Siena. Cuando murió a los tres años, otros escolapios apoyaron la naciente Congregación: Mario Ricci, Giovanni Giovanozzi, Alfonso ML Mistrangelo...
Monseñor Zini dirigió numerosos escritos a las religiosas calasancianas. Después de su muerte, Madre Celestina los estructuró y completó preparando un precioso libro que se titula "Manual Calasanziano" y que es como un amplio comentario espiritual de las primeras Constituciones. En dicho libro la Madre Fundadora describe así el carisma de su Instituto: "Las Hijas Pobres de San José de Calasanz, reunidas a la sombra del Tabernáculo, unidas entre sí con el vínculo sagrado de la caridad, teniendo un solo corazón y una sola alma, consideran como un deber sagrado edificar a quienquiera se les acerque, santificarse personalmente y dedicarse con celo a la educación de las niñas necesitadas que el Señor les confíe, uniendo a las riquezas de la contemplación las de una santa entrega".
Celestina fue una verdadera alma contemplativa entregada a hacer el bien a los pequeños, como Jesús. Escribió un libro de meditaciones sobre la Pasión del Señor, recientemente reeditado, y escribió páginas de gran riqueza espiritual en el "Manual" citado, en otro libro para sus religiosas titulado "Devote pratiche giornaliere" y en numerosas cartas. Ella instauró en 1900, en la iglesia de la casa madre de Florencia, la Adoración Eucarística cotidiana como forma de oración continua calasancia para sus religiosas y niñas. Un siglo después continúa diariamente esta plegaria a Jesús eucarístico, expuesto en el altar mayor, en cuyos laterales están enterrados respectivamente Madre Celestina y Monseñor Zini.
Celestina gobernó el Instituto con sabiduría y prudencia, extendiéndolo por toda Italia. Sufrió mucho por la falta de ayudas económicas que le ayudaran a seguir a delante. Pero con fe, salió airosa de todos los problemas. Sufrió muchos achaques que supo llevar con entereza. Murió en Florencia. Fue beatificada el 30 de marzo de 2008 por Benedicto XVI.
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