En Taggia, en la Liguria, conmemoración del beato Cristóbal de Milán, presbítero de la Orden de Predicadores, entregado al culto de Dios y a la doctrina sagrada (1484). Fray J. J. Lataste nació como Alcide Lataste el 5 de Septiembre de 1832 en Cadillac. Fue el más joven de siete hijos. Mientras su madre era Cristiana, su padre era un libre pensador. Fue bautizado al siguiente día de su nacimiento y su hermana mayor, Rosy, fue su madrina. De niño, fue curado milagrosamente de una seria enfermedad y él atribuía esa curación al patrocinio de la Santísima Virgen. Se llama al beato Cristóbal «el apóstol de Liguria», por el éxito con que en evangelizó esa región de Italia. Cristóbal tomó el hábito de Santo Domingo a principios del siglo XV. Después de su ordenación, su fama de predicador se propagó rápidamente. Sus biógrafos hacen notar que los sermones del beato, que obraban grandes conversiones y mejoraban las costumbres del pueblo, se basaban siempre en la Biblia, los escritos de los Padres y la teología de Santo Tomás.
Se llama al beato Cristóbal «el apóstol de Liguria», por el éxito con que en evangelizó esa región de Italia. Cristóbal tomó el hábito de Santo Domingo a principios del siglo XV. Después de su ordenación, su fama de predicador se propagó rápidamente. Sus biógrafos hacen notar que los sermones del beato, que obraban grandes conversiones y mejoraban las costumbres del pueblo, se basaban siempre en la Biblia, los escritos de los Padres y la teología de Santo Tomás. Por su parte, el beato Cristóbal clamaba contra los predicadores que lanzaban ideas nuevas con el objeto de ganar popularidad y estar a la moda, en vez de comentar el Evangelio. Con verdadero espíritu misionero, Cristóbal recorría incansablemente los sitios más peligrosos y difíciles de la región para salvar almas. Los habitantes de Taggia, donde su predicción había tenido particular éxito, construyeron en su honor una iglesia y un monasterio, del que el beato fue nombrado prior.
Las Hermanas de Betania
Fray Lataste se enteró por primera vez acerca de las penurias de las mujeres prisioneras en Pyrenees pero nunca tuvo un contacto directo con ellas hasta que se reunió con las prisioneras de Cadillac en Septiembre de 1864. Esta reunión, la cual fue inspirada por su profunda devoción a María Magdalena, llevó a la fundación de Betania. Él dirigió un retiro para las prisioneras que estaban sirviendo diferentes condenas por varios crímenes y percibió su profundo arrepentimiento y su fe. Eso fue suficiente para que él iniciara una congregación religiosa.
Cuando las mujeres comenzaban a ser puestas en libertad, fray Lataste les ofrecía la oportunidad de consagrar sus vidas a Dios por medio de los votos religiosos. Ellas se convertirían en miembros de la Orden Dominicana, vestirían el mismo hábito de las Hermanas Dominicas, sin que nada las distinguiera. Con la asistencia de la Madre Dominique-Henri de las Hermanas de la Presentación de Tours, fray Lataste comenzó la Congregación de Hermanas Dominicas de Betania en 1866. La Congregación está presente ahora en varias partes del mundo.
Dios le había concedido el don de profecía. Cierta vez, al ver bailar en la plaza a los habitantes de Castellano, exclamó el beato: «Vosotros no pensáis ahora más que en bailar, pero el día de la ruina está muy cerca y vuestra alegría se tornará en dolor». La profecía se cumplió pocos años más tarde, pues la peste mató a casi todos los habitantes de la población. El beato predijo también la destrucción de Trioria por los ejércitos franceses y anunció a los habitantes de Taggia que deberían huir sin ser perseguidos y que el río se desbordaría y acabaría con los huertos. Dichas profecías se cumplieron hasta en sus menores detalles. El beato se hallaba predicando la cuaresma en Pigna, cuando le sorprendió su última enfermedad. Pidió que le transportasen a Taggia y expiró en su amada ciudad. Su culto fue confirmado en 1875.
Su muerte
Fray Lataste volvió a enfermarse en 1868. En esa ocasión, su enfermedad era tan seria que tuvo que dictar de manera oral las Constituciones de las Hermanas de Betania a la Madre Dominique-Henri, las cuales fueron completadas más tarde, después de su muerte, por fray Baker. Murió el 10 de Marzo de 1869 con un gran amor por sus hermanas y una gran gratitud a Dios. Fue inicialmente sepultado en el convento de las Hermanas en Frasne-le-Chateau. Su cuerpo fue trasladado posteriormente, cuando las hermanas se movieron a un nuevo convento en Montferrand-le-Chateau y fue trasladado de nuevo, esta vez a la capilla de las hermanas, cuando fue abierta la causa de beatificación.
La Causa de Beatificación
La causa de beatificación fue abierta en 1937 en Besançon por las Hermanas de Betania, en colaboración con la Diócesis. Hubo dificultades iniciales porque durante ese tiempo había muy pocos testigos directos y los que había lo conocieron solamente de niño. La mayoría de los testigos podían dar solamente testimonios indirectos de lo que había oído acerca de él. Sin embargo, la causa avanzó gracias a la colección y revisión de los volúmenes de sus escritos. Después de una larga demora, la síntesis conducida por fray Jean-Marie Gueullette, Vice Postulador, con la ayuda de la Hermana Jean de Notre Dame, les permitió escribir un borrador de la Positio acerca de las virtudes y la fama del Siervo de Dios para la Santa Sede en 1996. Posteriormente, el Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, reconoció públicamente sus virtudes heroicas en el 2007. Se inició así una investigación acerca de un milagro que se le atribuía a su intercesión. La atribución fue formalmente reconocida como un milagro el 27 de Junio del 2011 por el Santo Padre, abriéndose así el camino para su beatificación, la cual será celebrada el 3 de Junio del 2012 en Besançon. Beato Jean Joseph Lataste, ¡ruega por nosotros!
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