

Sin embargo, el Señor balanceó la oscuridad con la luz y el resplandor de grandes hombres, como, San Francisco de Asís, Santo Domingo, San Antonio de Padua, Santo Tomás de Aquino, gran defensor de la Eucaristía; el Papa Urbano IV, que instituyó la fiesta de Corpus Christi y… el Milagro Eucarístico de Bolsena, relacionado con un sacerdote llamado Pedro de Praga.
En 1263, Pedro de Praga apareció y no se sabe de donde y después de que ocurrió el milagro, desapareció y nunca más se supo de él. El Padre de Praga era un buen hombre, de grandes virtudes, pero a causa de las corrientes ideológicas que se desataron entonces, estaba teniendo grandes dudas sobre la presencia física de Jesús en la Eucaristía. Él viajaba en una Peregrinación hacia Roma, porque creía que orando en la tumba de San Pedro, el de la fe inquebrantable (Sn.Lc.22,32-); y en la tumba de uno de los grandes orígenes de fortaleza de nuestra Iglesia, San Pablo, estaría lleno de la fe que él necesitaba para permanecer en su ministerio.
En su camino hacia Roma, paró una noche en la pequeña ciudad de Bolsena, como a 70 millas al norte de Roma. Se quedó en la Iglesia de Santa Cristina, una santa heroína de los primeros tiempos de la Iglesia; milagroso altar de la santa. El Padre Pedro pidió celebrar Misa en ese altar, estaba buscando toda la ayuda que pudiera encontrar; solamente conocía una manera: pedir. Él tenía fe, pero no lo sabía. No pedía ayuda fuera de la Iglesia, no le pedía ayuda a los hombres. Él sabía que la única forma en que él podía recobrar su fe y hacerse santo era a través de Nuestro Señor Jesús, por lo tanto la siguiente mañana hizo la única cosa que sabía hacer. Fue al altar de Santa Cristina a celebrar la Santa Misa.

El Padre Pedro inmediatamente fue a decir lo que había sucedido al Papa Urbano IV, que en ese tiempo estaba en Orvieto, a poca distancia de Bolsena. El Papa mandó a un Obispo al lugar para que hablara con el sacerdote de la Iglesia y poder verificar lo que el Padre Pedro le había dicho y para traer a Orvieto la Hostia Sagrada y el Corporal. Cuando el Papa Urbano IV vio aquel milagro, llamado "El Milagro Eucarístico", se arrodilló al ver al Señor convertido ante él, en forma física, en el corporal sagrado.
Recibió el Corporal Milagroso del Obispo, fue al balcón del Palacio Papal, lo elevó reverentemente y se lo mostró a las personas de la ciudad; proclamando que el Señor realmente había visitado su pueblo, declaró que el Milagro Eucarístico de Bolsena realmente había disipado las herejías que habían estado extendiendo sin ton ni son por Europa.
Durante el año siguiente el Papa Urbano IV se ocupó casi exclusivamente en la labor de escribir la Bula Papal, Transiturus, la cual fue publicada el 11 de Agosto de 1264.
Con esa Bula Papal instituyó la Fiesta de Corpus Christi en honor del Santísimo Sacramento, La Eucaristía.

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