viernes, 31 de octubre de 2025

Reflexión del 31/10/2025

Lecturas del 31/10/2025

Hermanos:
Digo la verdad en Cristo, no miento —mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo—: siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón; pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén.
En sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos: « ¿Es lícito curar los sábados, o no?».
Ellos se quedaron callados.
Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y a ellos les dijo: « ¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?».
Y no pudieron replicar a esto.

Palabra del Señor.

31 de Octubre 2025 – Santa Lucila de Roma

Lucila nació al alba de la era Cristiana, cuando quién llevó la luz de la nueva fe fue perseguido por los que la habrían querido apagar, convirtiendo el nombre de Lucia en el de Crepusca.

Sobre Santa Lucila pero brilla solo la luz de su bonito nombre. De ella, Mártir, no se sabe nada preciso, o mejor se sabe solamente lo que la leyenda ha entretejido con hilos luminosos, pero puramente fantásticos.

Casi ciertamente fue el mismo nombre de Lucila a sugerir la leyenda. Por tanto se cuenta de un tribuno romano, llamado Nemesio, que habría tenido un hijita nata ciega.

Él habría preguntado por la misma hija, al Papa Santo Stefano, no la luz física de los ojos pero aquel sobrenatural del alma, es decir el Bautismo.

A bautizar a quien que tomará el nombre de Lucila es San Valentino patrón de los enamorados. Además de bautizar milagrosamente a la chica Valentino también logró donarle de nuevo la vista.

Padre e hija se habrían hecho así cristianos. Más bien, el Papa habría consagrado a diácono el padre de Lucila. Pero la luz de la pequeña cristiana habría brillado poco en tierra, y se habría encendido en cambio en Cielo, después del martirio, ocurrido, del padre y de la hija, bajo el emperador Valeriano.

El Papa Santo Stefano habría hecho enterrar los dos cuerpos decapitados del padre y la hija en un lugar oculto, de dónde el Papa Sixto II los habría hecho exhumar, el 31 de octubre, para darles una más digna sepultura, a lo largo de la calle Appia.

La fiesta de hoy recordaría pues no el martirio de Nemesio y Lucila pero el traslado de sus reliquias.

De la calle Appia, los cuerpos de los dos Mártires fueron en fin de nuevo exhumados por Gregorio IV y enterrados, con gran honor, en la diaconía de Santa María Nueva, junto con otros Mártires romanos.

También estos repetidos traslados parecen tener un sentido simbólico. La pequeña Lucia, es decir Lucila, nata ciega e iluminada por la fe, habría sido más veces reconducidas a la luz del mundo, porque la chispa de su santidad señalara el itinerario triunfal del Cristianismo: " nacido al alba", tenido desde antes escondido, encaminado a lo largo de las calles consulares, y por fin afirmado sobre la tierra, con sus Iglesias, que se han convertido en muchas antorchas de caridad, encendidas sobre el mundo pagano, ya condenado al crepúsculo.

jueves, 30 de octubre de 2025

Reflexión del 30/10/2025

Lecturas del 30/10/2025

Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios, y que además intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo?: ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?, como está escrito: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza».
Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro. Señor.
En aquel día, se acercaron unos fariseos a decir a Jesús: «Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte».
Jesús les dijo: «Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana; y al tercer día mi obra quedará consumada.
Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.
Mirad, vuestra casa va a ser abandonada.
Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”».

Palabra del Señor.

30 de Octubre 2025 – San Germán de Capua, Obispo

"Mientras el venerable padre [san Benedetto] fijaba con intensidad su mirada sobre este fulgor de luz, vio el alma de alemán, obispo de Capua, llevada por los ángeles en cielo dentro de una esfera de fuego" (San Gregorio Magno, Diálogos).

El siglo VI es muy importante para el desarrollo de la organización de la Iglesia en Italia. Se abre paso la distinción entre la diócesis, presente en las ciudades y la parroquia, en las zonas rurales. Además emergen algunas figuras de obispos que son recordados por San Gregorio Magno como hombres de Dios capaz de desarrollar la cura de almas siguiendo desdoblando la perfección cristiana y a la contemplación.

Nacido en siglo V de familia acomodada, Germano se privó de sus bienes para darlos a los pobres. Condujo luego vida ascética hasta el 516, cuando fue elegido obispo de Capua. Querido en su diócesis, desarrolló una misión diplomática particularmente delicada.

Sobre mandato de papa Ormisda fue a Constantinopla para tratar de poner término al cisma iniciado por el patriarca Acacio. En la tentativa de llegar a la unidad con los que se negaron de aceptar el concilio de Calcedonia, el patriarca compuso una fórmula de unión rechazada por papa Feliz II y de las iglesias de occidente. La negociación cuyo Germano participó fue a buen fin.

El emperador Giustino y el patriarca Giovanni suscribieron el documento propuesto por papa Ormisda y fue superada una división que ya duró de dos generaciones. Vuelto en su diócesis, el obispo condujo vida ascética hasta la muerte, ocurrida en el 541. Por gratitud los fieles lo enterraron en la iglesia de San Stefano.

miércoles, 29 de octubre de 2025

Reflexión del 29/10/2025

Lecturas del 29/10/2025

Hermanos:
El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
Por otra parte, sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio.
Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
En aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: “Señor, ábrenos”; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”.
Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos»

Palabra del Señor.

29 de Octubre 2025 – San Narciso, obispo de Jerusalén

La envidia es mala. Son temibles para los padres los «celos» que muestran algunos pequeños cuando viene al hogar un nuevo hermano. Llenan la casa de disensiones y discordias las «pelusas» de los niños ante el cuidado normal que los padres dan a sus otros hijos. Esta situación llega a ser, en ocasiones, extremadamente mortificante para los padres. Lo bueno del asunto es que de ordinario pasa pronto, basta con adquirir un mayor grado de madurez natural; lo malo del caso es no cuidar las pequeñas envidiejas y permitir que se asienten en el hombre adulto con el riesgo de que lleguen a tomar el cariz de pecado.

Narciso nació a finales del siglo I en Jerusalén y se formó en el cristianismo bebiendo en las mismas fuentes de la nueva religión. Debieron de ser sus catequistas aquellos que el mismo Salvador había formado o los que escucharon a los Apóstoles.

Era ya presbítero modelo con Valente o con el obispo Dulciano. Fue consagrado obispo, trigésimo de la sede de Jerusalén, en el 180, cuando era de avanzada edad, pero con el ánimo y dinamismo de un joven. En el año 195 asiste y preside el concilio de Cesarea para unificar con Roma el día de la celebración de la Pascua.

Permitió Dios que le visitara la calumnia. Tres de sus clérigos —también de la segunda o tercera generación de cristianos— no pudieron resistir el ejemplo de su vida, ni sus reprensiones, ni su éxito. Se conjuraron para acusarle, sin que sepamos el contenido, de un crimen atroz. ¡Parece fábula que esto pueda pasar entre cristianos!

Viene el perdón del santo a sus envidiosos difamadores y toma la decisión de abandonar el gobierno de la grey, viendo con humildad en el acontecimiento la mano de Dios. Secretamente se retira a un lugar desconocido en donde permanece ocho años.

Dios, que tiene toda la eternidad para premiar o castigar, algunas veces lo hace también en esta vida, como en el presente caso. Uno de los maldicientes hace penitencia y confiesa en público su infamia. Regresa Narciso de su auto destierro y permanece ya acompañando a sus fieles hasta bien pasados los cien años. En este último tramo de vida le ayuda Alejandro, obispo de Flaviada en la Capadocia, que le sucede.

El vicio capital de la envidia presenta un cuadro de tristeza permanente ante la contemplación de los bienes materiales o morales que otros poseen. En lo moral, es pecado, porque la esencia o núcleo de la caridad es amar y, cuando se ama, hay alegría con la contemplación de los bienes del amado. Cuando hay envidia no hay amor, solo se da egoísmo, desorden, pecado.

El envidioso vive acongojado —casi sin vida— por el bien que advierte en el otro y que él anhela tener. En ocasiones extremas puede llegar a convertirse en una anomalía psíquica peligrosa ya que lleva a la ceguera y desesperación cuyas consecuencias van de la maledicencia al crimen, pasando por la calumnia y la traición: el envidioso se considera incapaz de alcanzar las cualidades ajenas; la estimación que los demás disfrutan es considerada como un robo del cariño que él merece; en la eficacia del trabajo ajeno, acompañado de éxito y merecidos triunfos, el envidioso ve intriga y apaño.

Ayer y hoy hubo y hay envidiosos. A los prójimos toca sufrir pacientemente las consecuencias, sin olvidar que la envidia fue la causa humana que llevó al Señor al Calvario.

martes, 28 de octubre de 2025

Reflexión del 28/10/2025

Lecturas del 28/10/2025

Hermanos:
Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.
Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor.

28 de Octubre 2025 – San Rodrigo Aguilar Alemán

Este valeroso mártir de la fe nació en la localidad mejicana de Sayula, Jalisco, el 13 de marzo de 1875. Era el mayor de una numerosa prole compuesta por doce hermanos. En 1888 ingresó en el seminario auxiliar de Zapotlán el Grande, (actual Ciudad Guzmán). Estudioso y ejemplar en su forma de vida, mostraba también sus dotes como literato y, de hecho, cultivó la prosa y la poesía con acierto. Sus reflexiones tenían un sesgo apostólico y la prensa de Ciudad Guzmán no tenía reparos en insertar en sus páginas artículos suyos que versaban sobre el Santísimo Sacramento, la Virgen María, y otros temas eclesiales y pastorales que reportaban gran bien a los lectores. Fue consagrado diácono en enero de 1903 en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, de Guadalajara. Y a la Virgen se encomendaría siempre. 

Ordenado sacerdote ese mismo enero de 1903 por el arzobispo de la capital, José de Jesús Ortiz, depositó en el regazo de la Virgen de Guadalupe su consagración. Emprendió una labor pastoral por diversos lugares, entre los que se hallaban Atotonilco, Lagos de Moreno, La Yesca y Nayarit, donde evangelizó y bautizó a indios huicholes, algunos de avanzadísima edad (superaban el centenar de años) que escuchaban por vez primera el nombre de Jesús. Sucesivamente fue párroco y capellán de distintas parroquias y haciendas; vicario cooperador en Sayula y en Zapotiltic, hasta que en julio de 1923, a la muerte del párroco, fue designado para sucederle. En todos los lugares por los que pasó iba dejando su impronta apostólica de paciencia y caridad en las gentes, lo que ponía de relieve la autenticidad de su vocación sacerdotal. Incrementaba el apostolado de la oración, fomentaba círculos de estudio y fortalecía los existentes, además de poner en marcha asociaciones dirigidas a los laicos.

En una ocasión peregrinó a Tierra Santa plasmando en la obra Mi viaje a Jerusalén la honda impresión espiritual que le causó. Sintió entonces un profundo anhelo de morir mártir. El 20 de marzo de 1925 fue nombrado párroco de Unión de Tula, y ese mismo afán de derramar su sangre por Cristo estuvo presente en sus oraciones. Es como si tuviese el secreto presentimiento de que se cumpliría esa súplica. Quizá por eso rogó a sus más cercanos que lo encomendaran ante Dios en sus peticiones, uniendo a las suyas ese ardiente deseo martirial que compartió con ellos. Pronto serían escuchadas. 

En efecto, el estío de 1926 trajo las primeras turbulencias con la suspensión del culto decretado por las autoridades civiles. Y el 12 de enero de 1927 sufrió persecución simplemente por su condición sacerdotal. Busco refugio en un rancho, pero fue delatado por el propietario. Se fugó nuevamente y llegó a Ejutla el 26 de enero. Durante unos meses pudo permanecer a resguardo, acogido por las adoratrices de Jesús Sacramentado en el colegio de San Ignacio; incluso llegó a administrar los sacramentos y oficiar la misa. Previendo cómo iba a ser el fin de sus días, había dicho: «Los soldados nos podrán quitar la vida, pero la fe nunca». 

El 27 de octubre de ese año 1927 un ejército compuesto por 600 federales al mando del general Izaguirre, y otros agraristas capitaneados por Donato Aréchiga, invadieron Ejutla y asaltaron el convento. Ni Rodrigo ni otros sacerdotes y seminaristas pudieron escapar. Cuando uno de los estudiantes, que después logró huir, intentó ayudarle, le dijo: «Se me llegó mi hora, usted váyase». Aún a costa de su vida, poco antes de ser apresado logró destruir expedientes de seminaristas. Fue por eso que quedó a merced de los soldados que le detuvieron, aunque no hubiera podido llegar lejos porque tenía lastimados los pies. Dispuesto a todo, cuando le pidieron que se identificase, respondió: « ¡Soy sacerdote!». Tal como supuso, esta respuesta desencadenó una turba de injurias y chanzas soeces que le acompañaron al lugar de su martirio. La venganza de un cabecilla al que vetó un matrimonio ilegítimo estaba en marcha. 

Poco después se despedía de otros seminaristas y religiosas con un emocionante y esperanzador: «Nos veremos en el cielo». Lo decía porque todos ellos habían sido apresados como él, aunque iban a ser conducidos a lugares distintos para ser ajusticiados. El padre Aguilar afrontaba su destino serenamente, rogando: «Señor, danos la gracia de padecer en tu nombre, de sellar nuestra fe con nuestra sangre y coronar nuestro sacerdocio con el martirio ¡Fiat voluntas tua!». El 28 de octubre, de madrugada, fue conducido a la plaza de Ejutla. Lo dispusieron para morir ahorcado mientras bendecía y perdonaba a sus verdugos, incluso a uno de ellos le obsequió con su rosario. Este es el talante de los mártires, sin excepción. Bondadosos, generosísimos, inundados de fe y de caridad, llenos de esperanza, sin emitir juicio alguno contra nadie, dispuestos a unirse a la Pasión redentora de Cristo en rescate de quienes se han dejado atrapar en las viscosas redes del odio. De otro modo, hubieran renegado de su creencia.

Con la soga en el cuello, instrumento de su martirio que antes había bendecido, Rodrigo respondió a la pregunta «¿Quién vive?», que le formularon en tres ocasiones mientras iban tensando la gruesa cuerda: «Cristo Rey y Santa María de Guadalupe». Este fue su último testimonio de fe. Pronunció por tercera vez estas palabras cuando apenas tenía aliento, entregando su alma a Dios. Luego lo abandonaron dejando que su cuerpo pendiese del corpulento árbol de mango durante horas. Fue beatificado por Juan Pablo II el 22 de noviembre de 1992, quien lo canonizó el 21 de mayo del año 2000.

lunes, 27 de octubre de 2025

Reflexión del 27/10/2025

Lecturas del 27/10/2025

Hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.
Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre).
Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad».
Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente: «Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».
Pero el Señor le respondió y dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar?
Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».
Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.

Palabra del Señor.

27 de Octubre 2025 – San Evaristo Papa y mártir

Este san Pontífice, que se sentó sobre la cátedra de S. Pietro por 9 años, ilustró la Iglesia con sabias disposiciones y con su santa vida, coronada por la palma del martirio.

Nació, Evaristo, en Grecia de padre hebreo. En su juventud frecuentó las principales escuelas de su docta patria, y a la cultura filosófica y literaria unió el estudio de la doctrina cristiana.

Se inscribió entre los catecúmenos, tuvo el santo bautismo e incluso se volvió en acérrimo apóstol de la fe, en un primer momento entre sus connacionales y en Roma, aquí llamado por el Papa Anacleto que de ello admiró las dotes no comunes de ciencia y celo. A la muerte de Papa Anacleto, por el unánime consentimiento de los fieles, fue elegido a sucederle en el difícil y delicado ministerio.

Graves fueron las dificultades de su pontificado, devueltas más graves todavía de las furiosas persecuciones suscitadas por los emperadores de Roma. La Iglesia fue por tanto obligada en aquel tiempo a desarrollar sus actividades en la oscuridad de las Catacumbas. Allí se cumplieron las sagradas funciones, fueron otorgados los órdenes sagrados, y se cogieron disposiciones por las más urgentes necesidades.

No se puede dudar del celo incansable de Papa Evaristo, ni de su pastoral vigilancia, recordando cuánto el gran mártir Ignacio de Antioquía nos hace saber sobre la conducta de los fieles de Roma al tiempo de este digno sucesor de S. Pietro. Ellos en efecto fueron propuestos, por ejemplo, a las otras iglesias de la cristiandad, por la pureza de doctrina, por la ardiente caridad con que se quisieron, y por el heroico apego a la fe cristiana.

Muchísimas y relevantes son las obras acabadas en la Iglesia de este glorioso Pontífice: Es necesario recordar algunas de estas obras, porque dignas de mayor relieve.

Ante todo, la división de él hecha de la diócesis de Roma en Títulos o Parroquias, a cada uno de las que propuso un cardenal.

Luego la de haber propugnado la santificación de la boda, ordenando que fuera celebrada públicamente y que la bodas fueran bendecidas por el sacerdote: disposición que fue en fin abundantemente ilustrada por Leone XIII y Pio XI, que nos ha donado un nuevo precioso documento con la encíclica "Casti Connubii" del 29 de diciembre 1930.

S. Evaristo, durante su sabio gobierno de la Iglesia, otorgó tres veces los sagrados órdenes, consagrando a quince obispos, diecisiete sacerdotes y dos diáconos.

Santamente cerró sus días, coronados por el glorioso martirio; qué padeció por orden de Trajano, en el año 121. Suyas sagradas desnudas fueron depuestas sobre la Colina Vaticano cerca de la tumba de S. Pietro.