viernes, 31 de enero de 2025

Reflexión del 31/01/2025

Lecturas del 31/01/2025

Hermanos:
Recordad aquellos días primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: unos expuestos públicamente a oprobios y malos tratos; otros solidarios de los eran tratados así. Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores, y permanentes.
No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa.
Os hace falta paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa.
«Un poquito de tiempo todavía, y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá por la fe, pero si se arredra le retiraré mi favor».
Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.
En aquel tiempo, Jesús decía al gentío: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega». Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender.
Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Palabra del Señor.

31 de Enero 2025 – San Juan Bosco

En su vida, lo sobrenatural fue lo natural y lo extraordinario lo ordinario.» Así habló el Papa Pío XI del amado Don Bosco, famoso por sus obras educativas y por su afectuoso cuidado de los orfanatos. Nacido Juan Melchor Bosco en 1815, el futuro santo era el hijo menor de un campesino de la aldea de Becchi, en Piamonte, distrito del Norte de Italia. Perdió su padre a la edad de dos años y fue criado por su devota e industriosa madre, Margarita Bosco, quien tuvo que luchar valientemente para sustentar su hogar y los tres hijos, todos varones, que tenía. Un sueño que tuvo el pequeño Juan cuando tenía nueve años le reveló su vocación. Le pareció quedar rodeado por un tropel de chiquillos peleoneros y blasfemos a los cuales él trataba de apaciguar en vano, primero con palabras y luego golpeándolos. Súbitamente se le apareció una mujer misteriosa que le dijo: «¡Suavemente..., suavemente si es que deseas ganarlos! Toma tu báculo pastoril y llévalos a pastar.» Y, mientras hablaba, los niños se transformaban primero en bestias y en seguida en suaves corderos. Desde esa época, el muchacho supo que su deber sería dirigir y ayudar a otros chiquillos.

Empezó con los de su pueblo, enseñándoles el catecismo y procurando hacerles asistir a la iglesia. Para inducirlos los divertía con suertes acrobáticas y trucos diversos en los que era muy hábil. Cierto domingo por la mañana, al ver que un juglar ambulante mantenía a los muchachos absortos en torno suyo observando sus suertes, el joven Juan le retó a una competencia y lo derrotó con sus propios trucos. Luego se encaminó a la iglesia seguido por su entusiasmada audiencia. Fue poco más o menos la casualidad la que hizo que el inteligente muchacho aprendiera a leer. Se hallaba con su tía, la cual era sirvienta del cura del lugar, y cuando éste se enteró del deseo del niño, se prestó a enseñarle de buen grado. Pero Juan no quería saber únicamente leer y escribir, sino que también deseaba estudiar para sacerdote. Muchos obstáculos tuvieron que allanarse antes de que el joven pudiera comenzar sus estudios. Cuando, a los dieciséis años, entró en el seminario de Chieri, era tan pobre que el dinero necesario para su manutención y ropa de vestir tuvo que ser obtenido de la caridad. El alcalde del pueblo contribuyó con un sombrero, otra persona donó una capa y otra un par de zapatos. La gente deseaba ayudar a un chico que se mostraba tan ambicioso. Cuando fue ordenado como diácono, asistió a la escuela de teología en los alrededores de Turín, hallando el tiempo necesario para continuar su trabajo voluntario con los chicos sin hogar o sin cuidado. Habiendo obtenido la aprobación de sus superiores para lo que estaba haciendo, comenzó a reunir regularmente un grupo de esos jóvenes aprendices los domingos por la tarde. Después de tomar las santas órdenes, su primer nombramiento fue el de asistente capellán de un hogar de muchachas, fundado por la marquesa de Barolo, dama acaudalada y filantrópica. Ese cargo dejaba libre a Don Bosco los domingos, los que dedicaba a su grupo de chiquillos. Para ellos estableció una especie de escuela dominical y centro recreativo en los terrenos propiedad de la marquesa, al que denominó «oratorio festivo». Pero la marquesa retiró en seguida su permiso, ya que los muchachos, naturalmente, eran ruidosos e ingobernables y, en ocasiones, osaban arrancar las flores de su jardín. Durante más de un año se consideró aquel grupo como una molestia y fue enviado de un lugar a otro. Ningún propietario quería guardarlo al cabo de poco tiempo. Cuando, por fin, Don Bosco logró alquilar un viejo sotechado como lugar de reunión y el futuro prometía, la marquesa le presentó un ultimátum : O bien dejaba al grupo de niños, que alcanzaba ya a varios cientos, o renunciaba a su puesto en el orfanato de niñas. Don Bosco renunció a su cargo en seguida para dedicarse por entero a los muchachos.

En medio de aquellas ansiedades tuvo que sufrir un grave ataque de neumonía que por poco acaba con sus días. En cuanto estuvo repuesto fue a vivir en unas pobres habitaciones, junto al nuevo oratorio, o lugar de reunión, y llevó a su madre para que cuidara de la casa. Durante diez años esta buena mujer le sirvió y ayudó lealmente, extendiendo su cuidado maternal sobre todos los pilluelos y desafortunados que su hijo le traía. Don Bosco se dispuso entonces a consolidar su obra y planear el futuro. Se dio forma a una escuela nocturna que el año anterior abrió sus puertas, y como el oratorio pronto estuvo repleto, abrió dos centros juveniles más en otras partes de Turín. Hacia la misma época comenzó a albergar algunos muchachos abandonados. El siguiente paso iba a ser construir para su rebaño una pequeña iglesia que colocó bajo el patronato de su santo favorito, San Francisco de Sales. Una vez realizado esto, comenzó a construir un hogar para aquella familia, que tan rápidamente aumentaba. Nadie sabe a ciencia cierta cómo logró reunir el dinero necesario para tan diversos proyectos, pero sus dones de persuasión debieron servirle para ello.

Los que permanecían como pensionistas en la escuela eran de dos clases : jóvenes aprendices y artesanos o jóvenes de inteligencia superior en los que Don Bosco veía futuros asistentes y, quizá, distinguía vocación para el sacerdocio. Al principio asistían a las clases en el exterior, pero conforme se fueron alistando más maestros, se dieron cursos académicos y técnicos dentro de la casa. Hacia 1856 residían en ella unos ciento cincuenta muchachos; había cuatro talleres, incluida una imprenta, y cuatro clases de latín, con jóvenes sacerdotes como instructores; todo ello además de los oratorios con sus quinientos niños. En todos Don Bosco cultivó el gusto por la música y siempre creyó en el valor terapéutico de los juegos. La comprensión de Don Bosco por la juventud, así como de sus necesidades y sus sueños, le dieron enorme influencia. Podía manejarla sin necesidad de recurrir al castigo. «No recuerdo haber empleado el castigo serio ?escribió? y, con la gracia de Dios, siempre he obtenido, incluso de niños al parecer sin esperanza, no sólo lo que el deber exigía, sino lo que mi sola voluntad expresaba.» Con un sentido que nos parece moderno combinó programas de juegos, cantos, estudios, oraciones y trabajo manual. Sabía que la enseñanza académica sola no bastaba. «El conocimiento da mayor poder para ejercer el bien o el mal ?escribió?, pero sólo es un instrumento indiferente, falto de dirección.»

La personalidad de Don Bosco le hizo popular como predicador, y fueron muchas las peticiones que le hicieron para que hablara ante diversas congregaciones. Como tercera forma de actividad, durante las pocas horas libres que le quedaban, escribió libros útiles y populares para los muchachos. Por aquellos días casi no había lecturas atractivas y especiales para los jóvenes, y Don Bosco se dispuso a llenar esa laL'una. Escribió cuentos basados en la historia y, en ocasiones, tratados populares sobre la fe. Frecuentemente trabajaba hasta bien entrada la noche, pero, en sus últimos, años, su vista cansada le impidió escribir.

Hacía tiempo que Don Bosco planeaba una especie de orden religiosa que continuara la obra que él había comenzado, y al fin sintió que había conseguido reunir el fuerte núcleo de ayudantes que se requería. «En la noche del 26 de enero de 1854 nos hemos reunido en la habitación de Don Bosco ?escribió uno de los presentes?. Además de Don Bosco estaban Cagliero, Rocchetti, Artiglia y Rua. Se sugirió que, con la ayuda de Dios, debiéramos entrar en un período de obras prácticas para ayudar a nuestros vecinos. Al finalizar dicho período podríamos atarnos por una promesa que, subsecuentemente, podría transformarse en voto. Desde esa noche el nombre de salesiano fue dado a todos los que quisieran emprender esa forma de apostolado.» Aquel nombre honraba al obispo de Ginebra, San Francisco de Sales. No eran tiempos propicios para comenzar una orden nueva, pues nunca como entonces el Piamonte había sido tan anticlerical. Los jesuitas y las hermanas del Sagrado Corazón habían sido exilados, muchos conventos se habían suprimido y se aprobaban leyes que disminuían los derechos de las órdenes religiosas. El político Urbano Rattazzi, uno de los responsables de la legislación anticlerical, se interesaba profundamente en la educación popular. Como residía en Turín, Rattazzi estaba familiarizado con las actividades del padre Juan, y cierto día en que casualmente se encontró con él, le instó a que fundara una sociedad para proseguir su valiosa obra, prometiendo la ayuda del gobierno.

El proyecto se desarrolló y en 1858 Juan fue a Roma llevando consigo las reglas de la institución. Recibió la aprobación preliminar del Papa Pío IX. Dieciséis años después obtuvo la sanción total, junto con el permiso de presentar candidatos para las santas órdenes. La nueva sociedad creció rápidamente. En cinco años había treinta y nueve salesianos; cuando su fundador murió, el número había alcanzado a ochocientos y en 1929 había aumentado a unos ocho mil. Uno de los sueños del Padre Juan se realizó cuando pudo enviar sus primeros misioneros a la helada y remota región de Patagonia, y pronto otros lugares de Sudamérica serían escenario de la labor de esos misioneros. Vivió para ver veintiséis casas comenzadas en el Nuevo Mundo y treinta y ocho en el Viejo.

Su siguiente gran obra fue la fundación, en 1862, de una orden de mujeres para hacer por las niñas pobres lo que los salesianos hacían por los muchachos. El grupo original constó de veintisiete mujeres jóvenes, a las que dio el nombre de Hermanas de Santa María Auxiliadora, organización que ahora cuenta muchos miles y tiene escuelas elementales en Italia, Brasil y Argentina. Para completar la obra de esas dos congregaciones, el Padre Juan organizó sus ayudantes seglares en una especie de Orden Tercera a la que llamó Cooperadores Salesianos. Eran hombres y mujeres de todas clases que se prestaban a ayudar en modo práctico a la labor educativa de los salesianos.

Un pormenor de la vida de este santo sería incompleto sin mencionar sus relaciones como constructor de iglesias. Su primera pequeña iglesia de San Francisco de Sales fue pronto inadecuada, y entonces emprendió la construcción de un edificio mucho mayor.? Este se terminó en 1868 y quedó dedicado a Santa María Auxiliadora. Luego halló los medios para erigir otra iglesia espaciosa y muy necesaria en un barrio pobre de Turín, la cual puso bajo el patronato de San Juan Evangelista. Pero el inmenso esfuerzo de reunir fondos dejó a Don Bosco exhausto. No tenía tiempo de recobrar fuerzas, pues en seguida tenía otra tarea que realizar. Durante los últimos años del Papa Pío IX se había formado el provecto de edificar en Roma una iglesia en honor del Sagrado Corazón de Jesús y el propio Papa había dado el dinero para esa construcción. Su sucesor, León XIII, tenía deseos de que la obra se llevara a cabo, pero era difícil encontrar fondos suficientes. Le sugirieron al Papa que aquello era algo que Don Bosco podía hacer mejor que nadie, y cuando le pidieron que lo hiciera aceptó en seguida.

Después de obtener una suma considerable en Italia, Don Bosco marchó a Francia, en donde la devoción al culto del Sagrado Corazón era particularmente intensa por esa época. Tuvo éxito en sus peticiones, hubo dinero en abundancia y la construcción de la iglesia quedó asegurada. Conforme se acercaba la fecha fijada para la consagración de esta iglesia, crecían los rumores de que si la ceremonia se demoraba Don Bosco no viviría para verla. Dos años antes, los médicos ya habían dicho que este hombre de generoso corazón estaba exhausto y que sólo el más completo retiro podría prolongar su vida. Don Bosco tuvo, no obstante, la alegría de vivir hasta algunos meses después de la consagración de la iglesia, que tuvo lugar el día 14 de mayo de 1887. Fue él quien dijo la misa ante el altar.

Ya avanzado aquel mismo año, se hizo evidente que sus días estaban contados; fue debilitándose gradualmente y en la mañana del 31 de enero de 1888 falleció en su ciudad natal de Turín. Cuarenta mil personas concurrieron a la iglesia para honrar a Don Bosco, y la ciudad entera acompañó sus restos hasta su última morada. Su memoria fue muy querida y su obra seguida por sus sucesores. Pocos años pasaron para ver la iniciación del movimiento en pro de su beatificación. El Papa Pío X lo declaró Venerable en 1907. Pío XI lo beatificó en 1929, y fue canonizado en 1934. Don Bosco fue el ejemplo de la nueva tendencia educativa de los niños, anticipándose en ciertos puntos de vista a los modernos psicólogos. Por intuición supo que el cuidado y la atención tierna y consciente del adulto es esencial para el desarrollo saludable de cualquier niño, v dio lo mejor de sí mismo a aquellos chiquillos que nada poseían.

jueves, 30 de enero de 2025

Reflexión del 30/01/2025

Lecturas del 30/01/2025

Hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura.
Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa.
Fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras; no faltemos a las asambleas, como suelen hacer algunos, sino animémonos tanto más cuanto más cercano veis el Día.
En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerlo en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces.
Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».

Palabra del Señor.

30 de Enero 2025 – Santa Martina Virgen y mártir

Como en otros casos, el culto de Santa Martina gana fuerza al revés, o sea, a partir del descubrimiento de su sepultura junto a las de Santos Concordio y Epifanio (30 de enero), en 1624, en las excavaciones de la vieja iglesia romana que le había sido dedicada a la santa, por el papa Honorio I. El papa Urbano VIII, que restauró las más conocidas basílicas romanas, muy preocupado por la renovación espiritual y material de la Iglesia trasladó su cuerpo, colocando la cabeza en un relicario aparte, y embelleció la iglesia. También propuso a los romanos y toda la Iglesia la devoción a Santa Martina, fijando la celebración el 30 de enero. Él mismo compuso el elogio con el himno: “Martinae celebri", una clara invitación a honrar a la santa por su testimonio. La memoria litúrgica pasó a toda la Iglesia hasta la reforma litúrgica de 1969.

Pero la cosa es un poco más antigua, afortunadamente. Las noticias más tempranas (sin dejar de ser tardías) son del siglo VI, cuando el Papa Honorio I le dedicó una iglesia en Roma (lo cual habla de un culto previo, aunque fuera limitado); y que en el siglo VIII ya se celebraba su fiesta en toda Roma, pero nada más. Debido a esta escasez de noticias, se recurrió a copiar de otras "passio" de santos, escribiendo una historia totalmente legendaria que, en resumen dice que Martina era una diaconisa, hija de un noble romano. Al quedar huérfana dejó todos sus bienes a los pobres para dedicarse a la oración y la caridad. Debido a esto, que la señaló como cristiana, fue arrestada en tiempos de Alejandro Severo (222-235). Aquí la "passio" se entretiene en contarnos detalles, como que la llevaron al templo de Apolo donde Martina se negó a sacrificar al dios, mientras que para probar la veracidad de su fe, destruye el templo y la estatua de Apolo (esto le ha valido el patronato contra los terremotos y los derrumbes, y por extensión sobre los mineros, siempre expuestos a los últimos).

Luego se siguen una cantidad de tormentos típicos en las leyendas de santos: Un día es sometida a golpes, azotes, aceite hirviendo en las heridas. Al otro día es llevada al templo de Diana, que se incendia mediante un rayo, lo cual le ha valido el patronato contra las tormentas y rayos. Atormentada de nuevo con peines de hierro en el potro, es dejada por muerta, pero sobrevive y es arrojada a los leones, que no la atacan, sino que lamen sus heridas. Ante esto es llevada a la hoguera, que se vuelve contra sus ejecutores. Al final morirá decapitada (quizás sea el único martirio al que realmente fue sometida) en el 235.

De todo esto hay que quedarse con lo único que se sabe: El cuerpo de una mártir llamada Martina fue hallado en su tumba y puesto en veneración, como tantos otros.

miércoles, 29 de enero de 2025

Reflexión del 29/01/2025

Lecturas del 29/01/2025

Hermanos:
Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente; añade: ´Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes.
Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñó muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos: «Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno». Y añadió: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”».
Y añadió: “¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril.
Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

Palabra del Señor.

29 de Enero 2025 – San Constancio de Perugia

Costanzo vivió en el siglo II, era un joven cristiano que se distinguió inmediatamente en la Iglesia perugina por su celo y por su generosidad hacia los pobres unidos a una gran severidad hacia sí mismo.

Por tanto fue elegido obispo cuando era muy joven, cuando tenía apenas treinta años. Pero ya era prudente, sabio en el apostolado, maduro en la caridad, firme en la autoridad, y también se demostró un obispo providencial, especialmente en los años difíciles de la persecución de Marco Aurelio.

De hecho el emperador no tardó a pararlo y procesarlo con la acusación de haber abrazado la fe en el Dios y si hubiera sido encontrado culpable, es decir si confirmara su misma fe rechazando de sacrificar, tuvo que ser condenado a la pena capital.

No se sabe quién denunció el activo y benéfico Obispo de Perusa. Probablemente, como en muchos otros casos, alguien esperó poner sus manos sobre las riquezas de la Iglesia, tenidas en custodia por los fieles y destinadas a los pobres. Quizás justo por este, para arrancarle ventajosas informaciones, el Obispo Costanzo fue torturado a largo y cruelmente, junto con muchos otros compañeros de fe.

Fue encerrado en el calidarium de las Termas romanas, dónde los ciudadanos respetables y elegantes hacían el baño de vapor. Aquella vez el calidarium fue calentado a la temperatura de un horno, pero San Costanzo salió incólume del baño mortal.

Tuvo la gracia de convertir a sus guardas, y pudo escapar una primera vez. Llamado de nuevo en juicio, fue condenado a caminar sobre los carbonos ardientes. Pero ni este ni otros suplicios tuvieron poder sobre él. Liberado milagrosamente y parado una tercera vez fue decapitado con la espada, hacia el año 178.

martes, 28 de enero de 2025

Reflexión del 28/01/2025

Lecturas del 28/01/2025

Hermanos:
La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan, pues lo hacen año tras año y ofrecen siempre los mismos sacrificios.
Si no fuera así, ¿no habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados de una vez para siempre, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia.
Pero, en realidad, con estos sacrificios se recuerdan, año tras año los pecados. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, al entrar él en el mundo dice: «Tú no quisiste ni sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: He aquí que vengo - pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mi - para hacer, ¡oh Dios! tu voluntad». Primero dice: «Tú no quisiste ni sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley.
Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación de cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.

28 de Enero 2025 – Santo Tomás de Aquino

Nace en el Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles, Italia, en 1225.

Es el último hijo varón de una numerosa familia de doce hijos. Su padre se llamaba Landulfo de Aquino.

Alto, grueso, bien proporcionado, frente despejada, porte distinguido, una gran amabilidad en el trato, y mucha delicadeza de sentimientos.

Cerca del Castillo donde nació estaba el famoso convento de los monjes Benedictinos llamado Monte Casino. Allí lo llevaron a hacer sus primeros años de estudios.

Los monjes le enseñaron a meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y silencioso de todos los alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de memoria con una facilidad portentosa.

Continúa sus estudios por cinco años en la Universidad de Nápoles. Allí supera a todos sus compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos y se entusiasma por esa Comunidad. Quiere entrar de religioso pero su familia se opone. El religiosos huye hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos que viajan acompañados de un escuadrón de militares y lo ponen preso. No logran quitarle el hábito de dominico, pero lo encierran en una prisión del castillo de Rocaseca.

Tomás aprovecha su encierro de dos años en la prisión para aprenderse de memoria muchísimas frases de la S. Biblia y para estudiar muy a fondo el mejor tratado de Teología que había en ese tiempo, y que después él explicará muy bien en la Universidad.

Sus hermanos al ver que por más que le ruegan y lo amenazan no logran quitarle la idea de seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala mujer, amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de la impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia.

Esa noche contempló en sueños una visión Celestial que venía a felicitarlo y le traía una estola o banda blanca, en señal de la virtud, de la pureza que le concedía Nuestro Señor.

Liberado ya de la prisión lo enviaron a Colonia, Alemania, a estudiar con el más sabio Padre Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los compañeros no imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto y siempre tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: "El buey mudo". Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante y se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo a los demás estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero". Y así sucedió en verdad después.

Sus compañeros de ese tiempo dejaron este comentario: "La ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en la Misa, después de la elevación, parece que estuviera en el Paraíso. Y hasta se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la Eucaristía.

A los 27 años, en 1252, ya es profesor de la famosísima Universidad de París. Sus clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. Y en la Universidad es tan grande el prestigio que tiene y su ascendiente sobre los demás, que cuando se traba una enorme discusión acerca de la Eucaristía y no logran ponerse de acuerdo, al fin los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el que haga de árbitro y diga la última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos sin excepción.

En 1259 el Sumo Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país predicando y enseñando, y es encargado de dirigir el colegio Pontificio de Roma para jóvenes que se preparan para puestos de importancia especial.

En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra portentosa en 14 tomos, donde a base de Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los santos va explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se haya escrito en la Iglesia Católica.

En Italia la gente se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un enviado de Dios, y lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de Jesús y de la Vida Eterna que nos espera.

El Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pange Lingua y el Tantum Ergo y varios otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo los que él mismo había redactado, porque los otros le parecían más hermosos). Después de haber escrito tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que Jesús le decía en una visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?". Y el santo le respondió: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más".

De tal manera se concentraba en los temas que tenía que tratar, que un día estando almorzando con el rey, de pronto dio un puñetazo a la mesa y exclamó: "Ya encontré la respuesta para tal y tal pregunta". Después tuvo que presentar excusas al rey por estar pensando en otros temas distintos a los que estaban tratando los demás en la conversación.

Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial, y desde entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca de la causa por la cual ya no escribía más, exclamó: "Es que, comparando con lo que vi en aquella visión, lo que he escrito es muy poca cosa".

Santo Tomás logró que la filosofía de Aristóteles llegara a ser parte de las enseñanzas de los católicos. Este santo ha sido el más famoso profesor de filosofía que ha tenido la Iglesia.

Tan importantes son sus escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de los obispos del mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa principal eran: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás.

Decía nuestro santo que él había aprendido más, arrodillándose delante del crucifijo, que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio. Este hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le iluminara y le hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo.

Su humildad: Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren superiores a los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que él. Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y nunca se le oyó decir alguna cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el trato era aquel mandato de Jesús: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros".

Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te salve María". Y compuso un tratado acerca del Ave María.

El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".

Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años.

Fue declarado santo en 1323 apenas 50 años después de muerto. Y sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero. Por eso se celebra en este día su fiesta.

lunes, 27 de enero de 2025

Reflexión del 27/01/2025

Lecturas del 27/01/2025

Hermanos:
Cristo es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.
Cristo entró no en un santuario construido por hombres, imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.
Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde la fundación del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de los tiempos para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez; y después de la muerte, el juicio.
De la misma manera, Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos.
La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, para salvar a los que lo esperan.
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Palabra del Señor.

27 de Enero 2025 – Santa Devota de Córcega

En Mariana, en la isla de Córcega (hoy Francia), conmemoración de santa Devota, virgen y mártir.

Mártir en Córcega, durante la persecución de Diocleciano, por haberse negado a sacrificar a los dioses: la estiraron sobre un potro. 

Según la leyenda, nació en un lugar llamado Quercio, en la parte más elevada, en el territorio llamado actualmente Luciana, departamento de Haute-Corse (Córcega, Francia). La joven doncella había decidido consagrar su vida al servicio de Dios, pero fue víctima de una delación y fue arrestada, encarcelada y torturada. Su cráneo fue apedreado. Después de su muerte, el gobernador ordenó quemar su cuerpo, pero algunos cristianos lo salvaron de las llamas; su cuerpo, depositado por los cristianos de Córcega en una barca florida, fue guiada por una paloma hacia el peñón de Mónaco. Aquí, según estas tradiciones, encalló la nave alrededor del 27 de enero, en un arbusto de flores muy temprano para la temporada de frío. El cuerpo mutilado de la joven mártir fue descubierto por pescadores y en su honor se erigió una capilla donde hoy se levanta la iglesia parroquial dedicada a ella, cerca del puerto de Mónaco. Desde 1984, con la aprobación de los textos de la misa en su honor, puede considerarse oficialmente confirmado el culto durante el pontificado de san Juan Pablo II. Su culto se ha limitado a los calendarios locales. Patrona de Niza, copatrona de Mónaco (donde está enterrada) y Córcega.

domingo, 26 de enero de 2025

Domingo, 26-01-2025 3º de TIEMPO ORDINARIO Ciclo C

Reflexión del 26/01/2025

Lecturas del 26/01/2025

En aquellos días, el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley.
El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión.
Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas.
«Amén, amén».
Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.
Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: «Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley) Nehemías les dijo: «Id, comed buenos manjares y bebed buen vino, e invitad a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza».
Hermanos:
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos.
Si dijera el pie: «Puesto que no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «Puesto que no soy ojo, no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? si fuera todo oído, ¿dónde estaría el olfato? Pues bien, Dios distribuyó cada uno de los miembros en el cuerpo como quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Sin embargo, aunque es cierto que los miembros son muchos, el cuerpo es uno solo.
El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Sino todo lo contrario, los miembros que parecen más débiles son necesarios.
Y los miembros del cuerpo que nos parecen despreciables los rodeamos de mayor respeto; y los menos decorosos los tratamos con más decoro; mientras que los más decorosos no lo necesitan. Pues bien, Dios organizó el cuerpo dando mayor honor a lo que carece de él, para que así no haya división en el cuerpo.
Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Y si un miembro sufre, todos sufren con él; si un miembro es honrado, todos se alegran con él.
Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.
Pues en la iglesia Dios puso en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas, en el tercero los maestros, después, los milagros; después el carisma de curaciones, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
Ilustre Teófilo: Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo después he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido. En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

Palabra del Señor.