Etimológicamente significa generosa, indulgente. Viene de la lengua latina.
En los instantes o días de depres, cuando tu corazón parece que no escucha a Dios o él no te oye, abandónate con toda sencillez a la vida del Espíritu. Y no te hundas. Tu poca fe te basta.
Esta joven del Zaire murió en 1964. Le tocaron tiempos horrible. Era la época en la que el Congo se independizaba de Europa (Bélgica) al grito de ¡fuera los blancos!
Y precisamente en este ambiente de crispación es donde nació y se fraguó el martirio de Clementina.
Dicen que era una religiosa de fuerte voluntad, aunque su cultura e inteligencia no brillaran a gran altura.
No le tenía miedo a nada ni a nadie. Sabía resistir al mal y a los peligros haciendo el bien.
Había un coronel revolucionario que le pedía insistentemente una chica a la superiora.
La suerte cayó en la joven Clementina. Cuando se dio cuenta de las malas intenciones del militar, le gritó fuerte :"No quiero, no quiero, no quiero, prefiero la muerte antes que ser suya".
El bruto del coronel, al ver la negativa de la chica, le golpeó, se enfureció, cogió una pistola y le dio muerte a la religiosa.
Antes de morir, pidió perdón al coronel. Le dijo:" Le perdono...no tengo en cuenta lo que me has hecho...el Padre le perdona".
Esta preparación al martirio no se improvisa. Llevaba una vida llena de amor a Dios, ayudaba a todo el mundo, consolaba a los apenados, alegraba a los alegres.
Nació en 1939 en Wamba en el seno de una familia pagana. El padre le puso por nombre Nengapeta, pero, al hacer la profesión religiosa, se puso el de Clementina en la congregación de la Sagrada Familia.
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