Cogí el librito y me lo comí
Yo, Juan, oí cómo la voz del cielo que había escuchado antes se puso a hablarme de nuevo, diciendo: "Ve a coger el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra." Me acerqué al ángel y le dije: "Dame el librito." Él me contestó: "Cógelo y cómetelo; al paladar será dulce como la miel, pero en el estómago sentirás ardor." Cogí el librito de mano del ángel y me lo comí; en la boca sabía dulce como la miel, pero, cuando me lo tragué, sentí ardor en el estómago. Entonces me dijeron: "Tienes que profetizar todavía contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes."
Habéis convertido la casa de Dios en una cueva de bandidos
En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos"". Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
Palabra del Señor.
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