En Elnone, en la Galia Bélgica, sepultura de san Amando, obispo de Maastricht, que predicó la palabra de Dios por diversas regiones, llegando incluso a los eslavos, y finalmente, construido un monasterio, terminó allí su vida.
Nació en Nantes en el Bas Poitou, en el seno de una familia cristiana. Fue monje en la isla de Yeu y, luego tras visitar el sepulcro de san Martín de Tours, decidió vivir como peregrino pero antes, y durante 15 años, vivió como ermitaño en Bourges. Habría convertido a san Bavón de Gante; a los 33 años peregrinó a Roma y recibió del Papa la bendición apostólica. Marchó a las Galias y fue ordenado obispo itinerante por Dagoberto I y el obispo san Acario de Noyón.
Viajó a Inglaterra para rescatar esclavos. A continuación de una segunda visita a Roma intensificó su actividad misionera que se extendió a la otra parte del Danubio. Recorrió fundando monasterios desde los Pirineos navarros hasta la Carintia y Flandes, en esta región evangelizó la región de Gante donde fundó la abadía de San Bavón. Amando actuó con éxito gracias a la colaboración del rey Dagoberto que obligó a los paganos a aceptar la fe cristiana. Fue exiliado por el rey al que había reprendido su vida licenciosa. Cuando fue rehabilitado bautizó al joven san Sigeberto III, hijo del rey Dagoberto.
Fue consagrado obispo de Tongres y de Bourges en el 630, y después de Maastricht en el 647, por el rey Clotario II. Con algunos compañeros, la mayoría anglosajones, cuya libertad había comprado en los mercados de esclavos, predicó en Gante, donde tuvo muchos problemas: fue arrojado más de una vez al río Escalda, sus compañeros se desalentaron y lo abandonaron. Así que se retiró a la vida eremítica y fundó el más conocido de sus monasterios el de Elnone, en Pévèle, a orillas del Scarpe, que tomó el nombre de Saint Amand les Eaux, donde se retiró en su vejez. Fue particularmente devoto de san Pedro.
Según recoge la leyenda, durante su estancia en Roma, hacia el 620, pasaba las noches en la basílica de San Pedro. Expulsado de ésta, permaneció sentado sobre los peldaños donde tuvo una visión, en la que se le apareció el apóstol y le ordenó que regresase a las Galias. Convirtió y aconsejó a santa Rictrudis de Marchiennes para que entrara en un convento, así como a santa Ida de Nivelles, para que fundara el monasterio de Nivelles. Fue modelo para santos Willibrordo y Bonifacio por su constante obediencia al papa y su apertura a los reyes. Santa Aldegunda de Maubeuge lo habría visto ascender al cielo. Es el apóstol de Bélgica.
Nació en Nantes en el Bas Poitou, en el seno de una familia cristiana. Fue monje en la isla de Yeu y, luego tras visitar el sepulcro de san Martín de Tours, decidió vivir como peregrino pero antes, y durante 15 años, vivió como ermitaño en Bourges. Habría convertido a san Bavón de Gante; a los 33 años peregrinó a Roma y recibió del Papa la bendición apostólica. Marchó a las Galias y fue ordenado obispo itinerante por Dagoberto I y el obispo san Acario de Noyón.
Viajó a Inglaterra para rescatar esclavos. A continuación de una segunda visita a Roma intensificó su actividad misionera que se extendió a la otra parte del Danubio. Recorrió fundando monasterios desde los Pirineos navarros hasta la Carintia y Flandes, en esta región evangelizó la región de Gante donde fundó la abadía de San Bavón. Amando actuó con éxito gracias a la colaboración del rey Dagoberto que obligó a los paganos a aceptar la fe cristiana. Fue exiliado por el rey al que había reprendido su vida licenciosa. Cuando fue rehabilitado bautizó al joven san Sigeberto III, hijo del rey Dagoberto.
Fue consagrado obispo de Tongres y de Bourges en el 630, y después de Maastricht en el 647, por el rey Clotario II. Con algunos compañeros, la mayoría anglosajones, cuya libertad había comprado en los mercados de esclavos, predicó en Gante, donde tuvo muchos problemas: fue arrojado más de una vez al río Escalda, sus compañeros se desalentaron y lo abandonaron. Así que se retiró a la vida eremítica y fundó el más conocido de sus monasterios el de Elnone, en Pévèle, a orillas del Scarpe, que tomó el nombre de Saint Amand les Eaux, donde se retiró en su vejez. Fue particularmente devoto de san Pedro.
Según recoge la leyenda, durante su estancia en Roma, hacia el 620, pasaba las noches en la basílica de San Pedro. Expulsado de ésta, permaneció sentado sobre los peldaños donde tuvo una visión, en la que se le apareció el apóstol y le ordenó que regresase a las Galias. Convirtió y aconsejó a santa Rictrudis de Marchiennes para que entrara en un convento, así como a santa Ida de Nivelles, para que fundara el monasterio de Nivelles. Fue modelo para santos Willibrordo y Bonifacio por su constante obediencia al papa y su apertura a los reyes. Santa Aldegunda de Maubeuge lo habría visto ascender al cielo. Es el apóstol de Bélgica.
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