domingo, 7 de febrero de 2021

Beato Adalberto Nierychlewski

Cerca de Cracovia, en Polonia, beato Adalberto Nierychlewski, presbítero de la Congregación de San Miguel y mártir, el cual, por haber redactado un documento defendiendo la dignidad humana y la religión bajo un régimen militar opuesto a ello, fue deportado al campo de concentración de Auschwitz (Oswiecim), donde por su fe en Cristo fue ejecutado después de crueles tormentos.

Nació en Dobrowice (Krosniewice), en el seno de una familia humilde; su padre era carpintero. En el año 1923 se recibe de bachiller. Las vacaciones de aquel verano fueron especiales para Adalberto: había llegado a los veinte años y desde mucho tiempo atrás reflexionaba sobre los pasos futuros. Pidió a la madre que le preparara su ropa y sus efectos personales para ir de peregrinación a Czestochowa. Allí decidió su ingreso como Sacerdote de la Congregación de San Miguel Arcángel (Miguelitos).

En1924 Adalberto hizo sus primeros votos religiosos. Luego fue enviado a Miejsce Piastowe para continuar los estudios secundarios, para acompañar a los jóvenes de la casa de educación y darles clases de catecismo. Los estudios de Filosofía y de Teología los hizo en la Universidad Jagelloniana de Cracovia. El 20 de julio de 1932, día ansiosamente esperado, fue ordenado sacerdote por el obispo Estanislao Rospond.

En Miejsce Piastowe, allá por el año 1933, funcionaba un politécnico y una escuela primaria con 200 alumnos, y a este lugar fue enviado el padre Adalberto. En ambas instituciones se notaba una marcada desorganización, que echaba por tierra el bien ganado prestigio de los talleres y la seriedad de los planes educativos.

Fue tanta la responsabilidad puesta al servicio de Miejsce Piastowe que sólo después de tres años pudo tomarse unas cortas vacaciones.  Luego, a mediados de 1937, fue enviado a Cracovia para hacerse cargo de la imprenta "Templanza y Trabajo", fundada en el año 1927.

Con el comienzo de la guerra, el 1 de septiembre de 1939, muchos de los obreros fueron convocados; otros, asustados, abandonaron sus tareas, así que fue a partir de noviembre que la imprenta pudo reabrir sus puertas. Hasta su encarcelamiento, que tuvo lugar a fines de junio de 1941, Adalberto tenía a su cargo la mayor parte de las publicaciones de la Universidad Jagelloniana, del obispado de Cracovia, de algunas congregaciones religiosas y de varias y reconocidas editoriales.

Comenzó un tiempo de terror y persecuciones, en primer lugar para los sacerdotes e intelectuales polacos. El dirigente del Tercer Reich, buscando apoyo para sus fines criminales, invocó a Dios escribiendo estas palabras: "Gott mit uns" (Dios con nosotros). Polonia entró en las catacumbas para integrar la resistencia. 

La reacción de la Gestapo no se hizo esperar demasiado: en junio de 1941 allanó la imprenta "Templanza y Trabajo" e investigó a todo su personal.  

En los últimos días del mismo mes, a raíz de una denuncia fue arrestado Miguel Paslawski, director técnico de la imprenta. En ese momento no se encontraba presente Adalberto, y cuando regresó los obreros le suplicaron que escapara y se escondiera para evitar la prisión, pero él dijo: No escaparé, prefiero sufrir yo a exponer la congregación o a otros a las persecuciones.

Este siguiente signo fue su arresto, que pudo pero no quiso evitar. Sí sabemos por Casimiro Tymieski, otro prisionero, que fue enviado a la celda 148 de la "famosa" cárcel cracoviana de Montelupich.

Los pocos informes sobre su estada en la cárcel y su traslado a Auschwitz los dejó Casimiro Tymieski, en un libro titulado "Los números hablan", diciendo que el 10 de enero de 1942 fuimos sacados de nuestra celda Adalberto, otro sacerdote más, y yo. Los tres, con otros veinticuatro encarcelados, fuimos llevados al campo de trabajos forzados. Sin embargo, éste no era un campo de trabajo, sino de exterminio y de muerte.

Su muerte fue causada probablemente por los "baños mortíferos", aunque algunas versiones dicen que fue ahogado en una cuba y otras que fue fusilado. Los prisioneros, después de cumplir su trabajo, eran sometidos a una ducha de agua fría y luego se los hacía correr desnudos por el patio a pesar de las bajas temperaturas y de la nieve. Luego regresaban al baño para recibir una ducha caliente y seguidamente una helada, torturas que eran practicadas por los nazis, sobre todo, en los meses de enero y febrero.

El organismo del padre Adalberto, ya totalmente agotado por las condiciones de vida en el campo de concentración, no pudo soportar estos terribles cambios de temperatura. Debe haber sobrevenido, pues, la pulmonía y con ella la muerte, tal cual confirmaban los telegramas.

Casimiro Tyminski, el compañero de Montelupich y luego sobreviviente de Auchwitz, cuenta que el padre Adalberto prestaba diferentes servicios pastorales y espirituales a los prisioneros, y con su espíritu de paz, de oración y generosidad se ganaba su respeto. Este prisionero, cada vez que veía a Adalberto, sentía "cómo su espíritu se levantaba". Su cuerpo fue incinerado. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 13 de junio de 1999.

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