Último rey de Cymrica (Gales) de una tribu de raza celta. Era hijo de Cadwallon, rey de Gwynedd en Gales y de su mujer Alcfrith, hermana del rey Penda de Mercia. En el 634, con apenas un año de edad, heredó el reino de su padre que murió en la batalla de Heavensfield combatiendo contra san Oswaldo.
Se desencadenó una guerra civil: el trono fue usurpado por Cadfael, hijo de Cynfeddw, mientras nuestro santo tuvo que huir. Parece que creció en Irlanda o en Bretaña, o en el reino de Gales vecino al suyo. Cuando regresó a su patria, tuvo que luchar contra los sajones de Wessex en Somerset (658), pero no venció. Después de estas acciones militares, se dedico a los problemas internos, en particular en defender a los cristianos de su país contra las incursiones paganas y beneficiar a la Iglesia; entre otras cosas fue un benefactor de la abadía de Clynnog Fawr. En una época de devastaciones y desolación, representó un baluarte de fe para su pueblo, encarnando el modelo de soberano descrito por la Biblia. Cuando ya era anciano, se piensa que se hizo monje en el real monasterio de Eglwys Ael en Ynys Mon.
En las “Tríadas Galeses”, un documento medieval, se dice que fue uno de los tres reyes con “las fajas doradas de la Isla de Bretaña”, hay que decir que la faja dorada era signo del supremo poder temporal, que se ponía alrededor del cuello, en el brazo o en la rodilla. En otra “Tríada”, se le define como “Fendigaid” (“Beato” o “Bendito” en galés) como otros dos soberanos, por su dedicación a sus subditos cristianos.
Una tradición cuenta que estuvo enfermo durante gran parte de su gobierno, mientras la guerra civil proseguía de forma intermitente. Hacia el 664, hubo una epidemia de peste y una gran carestía, tanto en Britania como en Irlanda. El historiador Nennio afirma que nuestro rey murió de peste, pero probablemente se confunde con su enemigo el rey Cadfael.
El historiador Godofredo de Monmouth afirma en cambio, en su “Historia Regum Britanniae”, otra tradición en la que Cadwaladr, sobrevivió a la peste, se refugió en Bretaña, como huesped del rey Alain Hir (“el Alto”). Muchos años después, presumiblemente después de Cadfael y el fin de la peste, envió a su hijo Ifwr a Gran Bretaña, para preservar el trono. Lo siguió poco después, porque se ganó la fama de ser el último monarca que gozo de cierta preeminencia sobre los otros reyes celtas. No confundir con san Caedwalla. En Gales tiene dedicadas muchas iglesias. Una antigua tradición lo exalta como “duque en batalla” contra los anglosajones.
Algunas leyendas narran que, como el rey Arturo, regresará para guiar a su pueblo a la victoria. También legendaria es la tradición que se le atribuye el estandarte con el dragón rojo, que hoy es uno de los símbolos de la identidad nacional galesa, que fue retomado por el rey Enrique VII Tudor en la batalla de Bosworth Fiel en el 1485, con la que terminó la Guerra de las Dos Rosas.
Se desencadenó una guerra civil: el trono fue usurpado por Cadfael, hijo de Cynfeddw, mientras nuestro santo tuvo que huir. Parece que creció en Irlanda o en Bretaña, o en el reino de Gales vecino al suyo. Cuando regresó a su patria, tuvo que luchar contra los sajones de Wessex en Somerset (658), pero no venció. Después de estas acciones militares, se dedico a los problemas internos, en particular en defender a los cristianos de su país contra las incursiones paganas y beneficiar a la Iglesia; entre otras cosas fue un benefactor de la abadía de Clynnog Fawr. En una época de devastaciones y desolación, representó un baluarte de fe para su pueblo, encarnando el modelo de soberano descrito por la Biblia. Cuando ya era anciano, se piensa que se hizo monje en el real monasterio de Eglwys Ael en Ynys Mon.
En las “Tríadas Galeses”, un documento medieval, se dice que fue uno de los tres reyes con “las fajas doradas de la Isla de Bretaña”, hay que decir que la faja dorada era signo del supremo poder temporal, que se ponía alrededor del cuello, en el brazo o en la rodilla. En otra “Tríada”, se le define como “Fendigaid” (“Beato” o “Bendito” en galés) como otros dos soberanos, por su dedicación a sus subditos cristianos.
Una tradición cuenta que estuvo enfermo durante gran parte de su gobierno, mientras la guerra civil proseguía de forma intermitente. Hacia el 664, hubo una epidemia de peste y una gran carestía, tanto en Britania como en Irlanda. El historiador Nennio afirma que nuestro rey murió de peste, pero probablemente se confunde con su enemigo el rey Cadfael.
El historiador Godofredo de Monmouth afirma en cambio, en su “Historia Regum Britanniae”, otra tradición en la que Cadwaladr, sobrevivió a la peste, se refugió en Bretaña, como huesped del rey Alain Hir (“el Alto”). Muchos años después, presumiblemente después de Cadfael y el fin de la peste, envió a su hijo Ifwr a Gran Bretaña, para preservar el trono. Lo siguió poco después, porque se ganó la fama de ser el último monarca que gozo de cierta preeminencia sobre los otros reyes celtas. No confundir con san Caedwalla. En Gales tiene dedicadas muchas iglesias. Una antigua tradición lo exalta como “duque en batalla” contra los anglosajones.
Algunas leyendas narran que, como el rey Arturo, regresará para guiar a su pueblo a la victoria. También legendaria es la tradición que se le atribuye el estandarte con el dragón rojo, que hoy es uno de los símbolos de la identidad nacional galesa, que fue retomado por el rey Enrique VII Tudor en la batalla de Bosworth Fiel en el 1485, con la que terminó la Guerra de las Dos Rosas.
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