viernes, 20 de noviembre de 2020

Beato Ambrosio Traversari

Nació en Pórtico en el seno de una noble familia toscana de Florencia. Estudió en Venecia, en la escuela del humanista griego Crisolara. En 1400, se hizo monje camandulense en la iglesia de Santa María de los Ángeles en Florencia. Su coetáneo y amigo de vocación fue del beato Juan de Fiesole, conocido como fra Angélico. También conoció al pintor Lorenzo Mónaco; fue sensible y abierto al fermento cultural renacentista de la época. Enseñó Filosofía tanto a laicos como clérigos, y su celda fue un centro de tertulia cultural. 

Religioso serio, fue nombrado abad general de su Orden en el 1431, y encargado por el papa Eugenio IV para reformarla, lo que hizo con suma prudencia y paciencia. Conocía el griego al igual que el latín. Estas dotes y su familiaridad con los asuntos de la Iglesia hicieron que Eugenio IV le llevará al Concilio de Basilea, donde Ambrosio fuertemente defendió la primacía del pontífice romano y ordenó al Concilio a no partir la túnica sin costura de Cristo. El éxito del concilio también se le debe a él. 

Fue posteriormente enviado por el Papa al emperador Segismundo a pedir su ayuda en los esfuerzos del Pontífice para terminar con el Concilio que por cinco años había estancado las prerrogativas papales. El Papa transfirió el Concilio de Basilea a Ferrara el 18 de Septiembre de 1437.

En este Concilio y posteriores en Florencia, Ambrosio por sus esfuerzos y caridad hacia los pobres Obispos griegos, ayudó grandemente en lograr una unión de las dos Iglesias, decreto el cual el 6 de Julio de 1439 él fue llamado a redactar. Murió poco después. 

Sus obras son; un tratado sobre la Santa Eucaristía, uno sobre la Procesión del Espíritu Santo, muchas de las vidas de los santos y una crónica de su generalazgo de los Camaldulenses. Tradujo del griego al latín la vida de Crisóstomo; la “Sabiduría Espiritual” de Juan Mosco; la “Escalera del Paraíso” de san Juan Clímaco. También tradujo libros contra los errores de los griegos por Manuel Kalekas, Patriarca de Constantinopla, "Un monje dominico", una obra conocida solamente por la traducción de Ambrosio. Tradujo también muchas homilías de san Juan Crisóstomo; el tratado de Pseudodionisio el Areopagita “Sobre la jerarquía celestial”; el tratado de san Basilio "Sobre la virginidad"; treinta y nueve discursos de san Efrén el Sirio y muchas otras obras de los Padres y escritores de la Iglesia griega. 

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