En Calcedonia, de Bitinia (hoy Turquía), santa Eufemia, mártir; que, según tradición, después de sufrir varias torturas bajo el emperador Diocleciano y el procónsul Prisco, al final de su combate alcanzó la corona de la gloria.
Era una joven que murió mártir en Calcedonia de Bitinia, durante la persecución de Diocleciano. El Martirologio dice: "Ella soportó por Cristo las torturas, la prisión, las fustas, los suplicios de la rueda, las llamas, los pesos, las fieras, las flagelaciones, los filos cortantes, el pez hirviendo... Llevada de nuevo al anfiteatro, para ser entregada a las fieras, después de haber orado al Señor de recibir su alma, una de las fieras la mordió, mientras las otras la lamían los pies, y ella concedió así a Dios su alma inmaculada".
La leyenda dice que al confesarse cristiana, el juez la hizo encarcelar y, después de intentar violarla varias veces, los verdugos le rompieron los dientes, la hicieron caminar descalza sobre hojas de espadas, pero un ángel la elevo y no sufrió ningún daño. Fue sometida a las llamas pero no pasó nada, como tampoco pasó cuando la estrujaron en una muela para aceitunas, o la arrojaron al foso de los leones, finalmente fue decapitada. Es muy venerada en la iglesia griega.
En el lugar de su tumba se erigió una gran iglesia en honor suyo y, en el año de 451, se reunió en ella el cuarto concilio general que condenó al monofisismo. Una leyenda dice que en aquel concilio los Padres de la Iglesia católica se pusieron de acuerdo con sus oponentes para que cada una de las partes en conflicto escribiese sus puntos de vista en un libro y pedir luego a Dios Todopoderoso que mostrara, por un signo, cuál expresaba la verdad. Se procedió de esta manera, y los dos libros sellados se depositaron en el santuario de Santa Eufemia. Al cabo de tres días de plegarias, se abrió el santuario: el libro de los monofisitas yacía a los pies de la mártir, pero el libro católico se hallaba en su mano derecha. No es necesario decir que aquel Concilio de Calcedonia se abstuvo de recurrir a semejantes métodos para sacar sus conclusiones, pero sí parece que el hecho de que la histórica asamblea se reuniera en la iglesia de Santa Eufemia, contribuyó al extraordinario prestigio del que gozó la bendita mártir.
En 1951, aniversario de aquel Concilio, el Papa Pío XII invocó su nombre en la carta encíclica «Sempiternus Christus Rex». En el Oriente se hace referencia a esta mártir como «Eufemia la Renombrada», y se encuentra incluida entre los santos que se nombran en el canon de la misa del rito milanés y en los preparativos que acostumbran hacer los rusos del rito bizantino. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. Patrona de Antequera, Granada.
Era una joven que murió mártir en Calcedonia de Bitinia, durante la persecución de Diocleciano. El Martirologio dice: "Ella soportó por Cristo las torturas, la prisión, las fustas, los suplicios de la rueda, las llamas, los pesos, las fieras, las flagelaciones, los filos cortantes, el pez hirviendo... Llevada de nuevo al anfiteatro, para ser entregada a las fieras, después de haber orado al Señor de recibir su alma, una de las fieras la mordió, mientras las otras la lamían los pies, y ella concedió así a Dios su alma inmaculada".
La leyenda dice que al confesarse cristiana, el juez la hizo encarcelar y, después de intentar violarla varias veces, los verdugos le rompieron los dientes, la hicieron caminar descalza sobre hojas de espadas, pero un ángel la elevo y no sufrió ningún daño. Fue sometida a las llamas pero no pasó nada, como tampoco pasó cuando la estrujaron en una muela para aceitunas, o la arrojaron al foso de los leones, finalmente fue decapitada. Es muy venerada en la iglesia griega.
En el lugar de su tumba se erigió una gran iglesia en honor suyo y, en el año de 451, se reunió en ella el cuarto concilio general que condenó al monofisismo. Una leyenda dice que en aquel concilio los Padres de la Iglesia católica se pusieron de acuerdo con sus oponentes para que cada una de las partes en conflicto escribiese sus puntos de vista en un libro y pedir luego a Dios Todopoderoso que mostrara, por un signo, cuál expresaba la verdad. Se procedió de esta manera, y los dos libros sellados se depositaron en el santuario de Santa Eufemia. Al cabo de tres días de plegarias, se abrió el santuario: el libro de los monofisitas yacía a los pies de la mártir, pero el libro católico se hallaba en su mano derecha. No es necesario decir que aquel Concilio de Calcedonia se abstuvo de recurrir a semejantes métodos para sacar sus conclusiones, pero sí parece que el hecho de que la histórica asamblea se reuniera en la iglesia de Santa Eufemia, contribuyó al extraordinario prestigio del que gozó la bendita mártir.
En 1951, aniversario de aquel Concilio, el Papa Pío XII invocó su nombre en la carta encíclica «Sempiternus Christus Rex». En el Oriente se hace referencia a esta mártir como «Eufemia la Renombrada», y se encuentra incluida entre los santos que se nombran en el canon de la misa del rito milanés y en los preparativos que acostumbran hacer los rusos del rito bizantino. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. Patrona de Antequera, Granada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario