jueves, 23 de julio de 2020

Santa Brígida de Suecia


Santa Brígida, religiosa, nacida en Suecia, que contrajo matrimonio con el noble Ulfo, del que tuvo ocho hijos, a los cuales educó piadosamente, consiguiendo al mismo tiempo con sus consejos y con su ejemplo que su esposo llevase una vida de piedad. Muerto éste, peregrinó a muchos santuarios y dejó varios escritos, en los que habla de la necesidad de reforma tanto de la cabeza como de los miembros de la Iglesia. Puestos los fundamentos de la Orden del Santísimo Salvador, en Roma pasó de este mundo al cielo.

Birgitta nació en Finstad en Uppland, cerca de Uppsala; era hija de un príncipe de Suecia, Birger y de Singerbord, una descendiente del rey de los godos. A los 14 años (1320) contrajo matrimonio con Ulf Godmarsson, príncipe de Nericia. Todo indica que fue un matrimonio muy piadoso, ambos Terciarios franciscanos; tuvieron ocho hijos (entre ellos santa Catalina de Suecia y Karin). Fundaron un hospital, donde servían a los enfermos con sus propias manos, fieles a su espíritu franciscano. Contribuyeron a cristianizar las costumbres de la corte del rey Magnus II. 

Al regreso de una peregrinación a Santiago de Compostela (peregrinación que se había realizado por sus 25 años de matrimonio), decidieron hacerse religiosos: Ulf morirá cisterciense en 1344 en la abadía de Alvastra (en Vadstena), donde tenía un hijo monje; y Brígida, después de atender a sus hijos, pudo dedicarse al nuevo genero de vida de contemplación en una dependencia de la misma abadía, aunque nunca profesó como religiosa en sentido canónico, sino en el místico, cinco días antes de su muerte, ya que el mismo Cristo le entregó el velo y el hábito.

Con la ayuda del rey Magnus II Eriksson de Suecia, en cuya corte había sido dama de honor, fundó la Orden del Santísimo Salvador (Brigidianas) y un monasterio en Vadstena, compuesta por 85 personas correspondientes al número de los 12 apóstoles, de los 72 discípulos y del apóstol Pablo. Esta comunidad comprendía tanto mujeres (70 monjas) como hombres (13 sacerdotes, 4 diáconos y subdiáconos, representantes de los cuatro primeros Padres de la Iglesia) y 8 hermanos laicos. Su "Regula Salvatoris" (recibida por revelación) fue aprobada por san Urbano V en 1370 tras muchas correcciones (sobre la pobreza común del monasterio); mientras que la aprobación definitiva con el doble monasterio (el masculino no era independiente del femenino) sólo se produjo en 1378, después de su muerte, cuando era abadesa su hija santa Catalina. Este monasterio se convirtió en el gran centro de civilización y espiritualidad de Suecia. Esta Orden estaba consagrada al mismo tiempo al culto de la Pasión de Cristo y al de la Compasión de la Virgen, pero nunca pudo desarrollarse como pretendió Brígida, por las normas canónicas que existían entonces. 

El amor a Cristo le llevó a Tierra Santa, y luchó por la unidad de la Iglesia, aquí escribió “Mensaje a todo el mundo y a todas las autoridades”, apelando a la conciencia de los poderosos y exhortando a hacer penitencia general y convertirse. En Roma fundó una residencia para estudiantes y peregrinos suecos (participó en el jubileo de 1350, y la impresión que le produjo la ciudad fue desastrosa) y transcurrió aquí los otros veinticuatro años de su vida monástica (en el palacio Farnese). Fue consejera de Papas (intento por todos los medios el regreso de los Papas del destierro de Aviñón, lo mismo que lo hiciera santa Catalina de Siena) y figura muy admirada por sus virtudes; se decía que se levitaba y que su cuerpo despedía luz, y se dijo de ella que sentía en su boca un sabor muy amargo si alguna vez pronunciaba palabras que no estaban de acuerdo con la mas extricta caridad. El papa Gregorio XI gracias a ella y a Catalina dejó “el destierro de Aviñón” (1377), aunque Brígida ya había muerto tres años antes. Esta mujer singular, que les parecía a los romanos, severa y exigente, hasta el punto de ser denominada "bruja nórdica", tenía la humildad de ir a mendigar a las puertas de las iglesias, mortificando así su orgullo.

Además de la Regla escribió, para sus religiosos, su ambientación personal evangélica llamada “Revelationes sanctae Birgittae”, que es una autentica obra mística; y también unas sentidas oraciones sobre los sufrimientos y amor de Cristo. Murió en Roma tendida sobre una dura mesa, en la casa donde hoy está la iglesia de Santa Brígida. Sus escritos contribuyeron, después de las “Meditaciones” del Pseudo Buenaventura, a la renovación de la iconografía cristiana a finales de la Edad Media. Fue canonizada por el papa Bonifacio IX el 7 de octubre de 1391. Patrona de Suecia y copatrona de Europa.

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