En el monasterio de Ely, en Inglaterra oriental, santa Ediltrude o Eteldreda, abadesa, que, hija de reyes y asimismo reina de Northumbría, después de haber rechazado por dos veces el matrimonio, recibió el velo monacal de manos de san Wilfrido en el monasterio que ella misma había fundado, donde dirigió maternalmente a sus monjas con sus ejemplos y consejos.
Nació en Exning o Ermynge, en Suffolk, hija del rey del Anglia oriental, Annio o Ana y santa Hereswida. Hermana de santas Ethelburga, Sexburga, Flodoberta y, hermana mayor de santa Whitburga. Se casó dos veces pero permaneció virgen; la primera, para complacer a sus amigos, se casó con Tonbercht o Tonberto, príncipe del sur de Girvij. Tres años después de su matrimonio, y uno después de la muerte de su padre, se quedó viuda, que por su dote eligió para ella la isla de Ely donde se erigió la catedral de Norman Lady. Allí se retiró en soledad donde vivió cinco años.
Edfrid, rey de Northumberland, le pidió en matrimonio. Etheldreda, durante el tiempo que había reinado con su anterior marido, había permanecido virgen y se casó con Edfrid o Egfrido con el que también permaneció virgen, se separó de su marido. Tomó el velo en Coldingham, después de pedir consejo a san Wilfrido de York, cuando era abadesa santa Ebba, tía de su marido. Pero Edfrid, se arrepintió de su generosidad y quiso hacerla volver a la fuerza. Etheldreda huyó con dos acompañantes por los pantanos de Ely, y una imprevista tormenta hizo desistir a su esposo seguirla.
En el año 672, se trasladó a la isla de Ely (Suffolk), donde fue abadesa fundadora del monasterio doble: uno para religiosas y otro para religiosos, a los que dirigió en la observancia regular, especialmente con su ejemplo de austeridad en la comida, en el vestido y con sus largas vigilias de oración nocturna ante el sagrario, teniendo en cuenta que estas abadías eran unas casas ricas y principescas. La paciencia en el sufrimiento por una llaga en la garganta, aquilató sus méritos. Fue enterrada de acuerdo con su voluntad en un ataúd de madera. Su hermana, santa Sexburga, la sucedió en el gobierno del monasterio, e hizo que su cuerpo fuera puesto en un ataúd de piedra y trasladado a la iglesia, en la que en una ocasión fue encontrado incorrupto. A Sexburga le sucedió como abadesa, su hija santa Ermengilda, viuda del rey Wulferio de Mercia, en el 699. De este matrimonio nació santa Wereburga, que tras la muerte su madre también fue abadesa del monasterio. En una cierta época fue la más popular de las santas anglosajonas. Sus reliquias se conservan en Ely. Su culto se ha limitado a los calendarios locales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario