domingo, 17 de mayo de 2020

San Pascual Bailón


En Villarreal, de la región de Valencia, en España, san Pascual Bailón, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, quien, mostrándose siempre diligente y benévolo hacia todos, honró constantemente el misterio de la santísima Eucaristía con ardiente amor. 

Nació en Torrehermosa (Zaragoza), en el seno de una familia campesina. Su padre se llamaba Martín Bailón. En el cuidado de los rebaños de su pueblo y de Alconchel pasó su juventud aprovechando los muchos ratos de silencio solitario para entregarse a la oración y a la lectura continúa de los buenos libros, después de haber aprendido a leer por su cuenta. Un día dejó su tierra y se dirigió al reino de Valencia, mendigando pan y durmiendo al raso. Llegó a Monforte del Cid, donde había un convento franciscano alcantarino dedicado a Nuestra Señora de Loreto. Llegó, pero no se atrevió a entrar. Cuatro años estuvo de espera, haciendo su oficio de pastor de ovejas por los términos de Almansa (Albacete), Elche y Monforte del Cid (Alicante). 

Por fin, con 24 años, en 1564, llamó a las puertas del convento donde le abrió san Andrés Hibernón, con el que vivió en otras casas, y se hizo hermano cooperador franciscano lego en Monforte, donde fue portero, cocinero, hortelano y limosnero; profesó en 1565; pero era tan humilde que no quiso ordenarse sacerdote y tan obediente que se lo disputaban los conventos; así pasó por las casas de Valencia, Almansa, Villena, Elche, Jumilla, Játiva y Villarreal de los Infantes. Otros autores dicen que ingresó en el convento franciscano de Albatera (Alicante) donde fue pastor de ovejas. Fue nombrado temporalmente superior en Almansa y Jumilla y una vez maestro de novicios en Almansa. En 1589 fue destinado a Villarreal, donde se convirtió en el gran apóstol y bienhechor de la villa, hasta su muerte. Vivió la pobreza con radicalidad, y se entregó por entero en ayudar a los necesitados. Tuvo dones taumatúrgicos de curación y en la predicación. Se dice que era de natural colérico, pero vivió la mansedumbre total. Sirvió a todos con alegría. 

Se santificó como contemplativo de la Eucaristía, pasando horas enteras del día ante el Santísimo Sacramento y frecuentemente la mayor parte de la noche. Su amor y su conocimiento de la Eucaristía admiró a todos. El guardián provincial le envió a París para que entregase unos despachos al guardián general. Para ello tuvo que cruzar toda Francia, vestido de franciscano, en la época de las guerras de religión, durante el viaje soportó burlas y atropellos e incluso llegaron a encerrarle en una pocilga. De este viaje Pascual conservó durante toda su vida las cicatrices de los golpes recibidos. Se dice que durante un viaje se encontró en tierras de hugonote y uno de ellos sospechó que Pascual era papista. -¿Donde está Dios?, le preguntó -En el cielo, contestó Pascual sencillamente. Luego lloró, porque si hubiera añadido: "y en el Santísimo Sacramento", hubiera sido mártir, que era su ardiente deseo. 

A veces después de ordenar la cocina, una vez concluido el trabajo, se ponía en oración y de pronto se levantaba como movido por un resorte invisible, balbuceaba loco de alegría, se agitaba y bailaba ante una imagen de la Virgen (por eso muchos erróneamente creen que Bailón es apodo y no apellido). Escribió versos y reflexiones sobre la Trinidad, la encarnación, la vida de Cristo, la Eucaristía, la Iglesia, María... Murió en Villarreal de los Infantes (Castellón) durante la celebración de la Eucaristía. Patrón de los Congresos Eucarísticos, la Confraternidad del Santísimo Sacramento y de la Adoración Nocturna. Fue canonizado por el papa Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales.

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