viernes, 1 de mayo de 2020

San Amador de Auxerre


Noble francés de Auxerre, que fue educado por san Valeriano, obispo de la ciudad de Auxerre (386-418). Se había casado en un matrimonio in albis con una santa mujer venerada localmente llamada Marta (no está confirmado su culto por la Iglesia). Fue ordenado primero subdiácono, es decir que empezó desde lo más humilde. Pero resplandeció de tal manera en el monasterio, que se fue convirtiendo cada vez más en referente de conducta de todos los monjes, hasta que, al quedar vacante la sede episcopal de Auxerre el año 388, tras la muerte de san Eladio, tanto el clero como el pueblo lo eligieron obispo, dignidad que tuvo que aceptar a pesar de que su humildad le hacía considerarse indigno. 

Confirió la ordenación sacerdotal a san Patricio. Se entregó con entusiasmo a la cristianización del campesinado de su diócesis, parte del cual seguía aún en el paganismo; venció milagrosamente la resistencia de un cierto Rutilio que cedió sus terrenos para la construcción de la nueva catedral, dedicada a san Esteban protomártir. Realizó un viaje a Antioquía para traerse las reliquias de santos Quirico y Julita. 

Ordenó sacerdote a su sucesor san Germán de Auxerre, quien nos ha dejado su biografía. Según la leyenda en los últimos años de la vida de san Amador, el gobernador de Auxerre era Germán, un joven patricio muy temperamental que tenía pasión por la cacería. Aunque era cristiano, siguió practicando la costumbre pagana de colgar, en un peral de la plaza central de la ciudad, las cabezas de los animales que había cazado, para que todo el pueblo admirase sus proezas. Los paganos practicaban este rito para ofrecer al dios Wotan el producto de la cacería. Naturalmente, la actitud de Germán escandalizó mucho a los cristianos. San Amador, después de haber amonestado en vano varias veces al gobernador, mandó cortar el árbol, mientras aquel se hallaba ausente. Germán se puso furioso al saberlo y amenazó de muerte al santo obispo. Éste juzgó prudente salir de la ciudad por algún tiempo. Por otra parte, como era ya de edad avanzada, deseaba, desde hacía algunos años, renunciar a su cargo.

Hallándose en Autun con Julio, el prefecto de la Provincia, se le ocurrió súbitamente -ya fuese por revelación o por intuición-, que el propio Germán debía ser su sucesor. Con permiso de Julio, a cuyas órdenes estaba Germán, Amador retornó a Auxerre y convocó a todo el pueblo en la catedral. Germán se hallaba también presente. El obispo ordenó a todos que dejasen las armas fuera de la iglesia y mandó cerrar las puertas; en seguida, con la ayuda de algunos de sus clérigos, se apoderó de Germán, le arrancó las insignias seculares, le tonsuró y le nombró obispo de Auxerre. Con ello, presintió san Amador que estaba terminada su misión, ya que había trabajado muchos años y había nombrado a un sucesor que sería, con el tiempo, el más grande de los obispos del lugar: san Germán Auxerre. Murió después de un episcopado de 30 años y fue sepultado junto a su esposa en el oratorio de Mont-Artre. Su sepulcro fue destruido durante la Revolución francesa y sus reliquias fueron dispersas.

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