sábado, 16 de mayo de 2020

Beato Vladimir Ghika


En Bucarest, Rumania, beato Vladimir Ghika, quien durante la represión comunista en su país mantuvo su fidelidad a la fe católica, y, tras padecer torturas, murió en la prisión como mártir.

Nació en Constantinopla -hoy Estambul- (Turquía);  descendiente de familia de príncipes de Valaquia y Moldavia, que contribuyeron a forjar una Rumania independiente en el siglo XIX. Fue bautizado y ungido en la Iglesia Ortodoxa, su madre es fiel devota de esta Iglesia, su padre en ese momento era ministro plenipotenciario en Turquía. En el año 1878 es enviado a la escuela en Toulouse (Francia), y dejado al cuidado de una familia protestante -en cuanto a la educación y la práctica religiosa- porque en la zona no existe un templo ortodoxo. 

Terminó los estudios básicos en 1895, pasando a la Facultad de Ciencias Políticas de Paris. Paralelamente realizó cursos de botánica, arte, literatura, filosofía, historia y derecho. Ghika, por una angina de pecho, regresó a Rumania, donde continuó sus estudios hasta 1898 cuando ingresó en la Facultad de Filosofía y Teología de la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma (el "Angelicum").

Es durante este período, luego de un intenso discernimiento para ser "más ortodoxo", cuando en 1902 decidió profesar la fe católica, lo cual provocó una mortal indignación en su madre, a quien desagradó la decisión de su hijo. Él quería ser sacerdote o monje, pero Pío XI le aconsejó renunciar a esa idea, al menos por un tiempo, y que se dedicara al apostolado seglar. 

Fue diplomático del Vaticano, labor con la que pudo recorrer gran parte del mundo: Bucarest, Roma, París, Congo, Tokio, Sydney, Buenos Aires... el Papa Pío XI en broma lo llamará "gran vagabundo apostólico". Él es uno de los pioneros del apostolado laico. 

De regresó a su país, se dedicó a obras de caridad y abrió el primer dispensario gratuito en Bucarest, la llamó "María de Belén"; creo el gran hospital y sanatorio "San Vicente de Paúl"; fundó el primer hospital gratuito en Rumania y la primera ambulancia, por todo ello es el fundador de la primera obra de caridad católica en Rumanía. Colaboró en los servicios de salud durante la guerra de los Balcanes en 1913, y en Zimnicea se dedicó -sin miedo- a la atención de los pacientes de cólera. 

Durante la I Guerra Mundial estuvo a cargo de las misiones diplomáticas, de los damnificados por el terremoto de Avezzano, de los tuberculosos del Hospital de Rome, de los heridos de guerra, moviéndose en los ambientes diplomáticos más populares con una naturalidad sorprendente.

El 7 de octubre de 1923, Ghika fue ordenado sacerdote -en París-, y llevará a cabo el ministerio sacerdotal en Francia hasta 1939. Debido a que su corazón estaba en Rumanía, pidió al Papa el privilegio de poder celebrar en los dos ritos: latino y bizantino, permiso que le fue concedido poco después de su ordenación, convirtiéndose así en el primer sacerdote rumano bi-ritual. 

Cultivó la amistad de grandes intelectuales de la época como Maritain, Bergson, Claudel o Mauriac. Se le designó una parroquia pobre y peligrosa en París, Villejuif, donde llegaría a habitar en una barraca para acercarse a unas gentes alejadas de Dios y de los demás hombres... donde poco a poco fue cambiando el espíritu del vecindario. En 1930, por enfermedad, se retiró de allí y fue designado Rector de la iglesia de los extranjeros en París, particularmente los rusos, en la actual iglesia de Saint Ignace.  

El 13 de mayo de 1931 el Papa lo nombró protonotario apostólico. Ghika se mostró renuente a aceptar este nombramiento ya que cuando fue ordenado había hecho voto de no aceptar dignidades eclesiásticas, finalmente lo aceptó comentando que "nada cambiará mi estilo de vida, tan sólo será una cinta estrecha añadida a la vestidura". Su labor fue completada por sus libros, entre los que tuvieron un gran éxito aquellos que recogían los pensamientos que iba anotando en hojas de bloc o en sobres, y a los que luego daba forma definitiva. Eran llamadas de atención a una sociedad no pocas veces frívola y aburrida. Ghika consideraba el aburrimiento como una forma de cobardía, aunque a la vez lo consideraba como un signo de la vocación divina del hombre.

El 3 de agosto 1939 regresó a Rumania, eran los tiempos del inicio de la II Guerra Mundial. Se negó a salir de Rumania para estar con los pobres y los enfermos, para ser capaz de ayudar y animar, incluso se quedó -por el mismo motivo- en Bucarest cuando comenzaron los bombardeos aliados. Después de que los comunistas llegaron al poder (1947) nuevamente se negó a abandonar a quienes servía como confesor, director espiritual o maestro. 

Fue detenido el 18 de noviembre de 1952 bajo los cargos de "alta traición" y fue encarcelado en Jilavam, cerca de Bucarest, donde es torturado. El invierno de 1953 a 1954 fue particularmente terrible en una de las celdas de la prisión donde se hacinaban más de cuarenta prisioneros, víctimas del régimen comunista. Las gélidas temperaturas, unidas a las escasas raciones de víveres y las deficientes condiciones sanitarias, pesaban sobre el ánimo de los encarcelados. 

Sin embargo, quienes sobrevivieron a aquella prisión, nunca olvidarían a un anciano de ochenta años, que contribuyó a despertar su esperanza, y al que consideraron un enviado de Dios. Les escuchaba, confesaba y ayudaba a rezar, y levantaba su ánimo. “Si existo es porque Dios me ama”. 

Los comunistas hubieran querido que Ghika confesara ser un espía del Vaticano y que dejara su fe católica para unirse a una iglesia ortodoxa manipulada por el régimen, mas no consiguieron doblegarle y en consecuencia, le condenaron a tres años de prisión. Fueron 18 meses de un trato brutal, hasta que finalmente murió en total soledad humana, en la enfermería de Jilavam el 16 de mayo de 1954. “Para ser perfecto, es preciso que tus oraciones sean verdaderas acciones y tus acciones verdaderas plegarias”. Fue beatificado por el papa Francisco el 31 de agosto de 2013.

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