domingo, 9 de septiembre de 2012

Lecturas


Decid a los cobardes de corazón.
«Sed fuertes, no temáis.
Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará»
Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantar.
Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.


Hermanos míos:
No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo.
Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso.
Veis al bien vestido y le decís: «Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado.» Al pobre, en cambio:
«Estáte ahí de pie o siéntate en el suelo.»
Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos?
Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman?


En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
- «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían:
- «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»


Palabra del Señor.

Más abajo encontrareis la HOMILÍA correspondiente a estas lecturas.

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