En la ciudad de Paterna, de la provincia de Valencia, en España, beato Alfonso Sebastiá Viñals, presbítero y mártir, que estando al frente de la escuela de una institución social valenciana, recibió la corona gloriosa del martirio durante la misma persecución religiosa.
Nació en Valencia. Hijo de un jornalero, comenzó los estudios en el Seminario de Orihuela, terminándolos en Valencia, siendo colegial de Santo Tomás. Ordenado en 1933, fue destinado como párroco a Ludiente. Amenazado para que dejara la parroquia por los enemigos de la religión, se mantuvo valientemente en su puesto. En octubre de 1935 fue destinado a Valencia, a la Escuela de Formación Social, materia en la que se había especializado, y se le dio el cargo de director espiritual. Este cargo se le dio a petición de don Ángel Herrera Oria, entonces director de “El Debate”, y que conocía las inquietudes sociales del joven sacerdote. La dicha Escuela era fundación de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Fue también profesor de Formación Social. Alfonso hizo una magnífica labor. Conoció y trató también al jesuita beato Luis Campos Górriz, quien también moriría mártir el mismo año.
Cuando el 19 de julio de 1936 fue incendiado el palacio arzobispal, su padre le rogó que se retirara a casa de un hermano suyo que vivía en Ruzafa y sus hermanos le aconsejaron que, como tenía pasaporte, se marchara, pero él se negó. Detenido el 20 de agosto y llevado al Gobierno Civil, pasó de allí a San Miguel de los Reyes. El día 1 de septiembre estaban su madre y su hermana esperando en la puerta de la cárcel para visitarle cuando lo vieron salir en un camión y decirles adiós con la mano. Lo fusilaron en Paterna aquel mismo día. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.
Nació en Valencia. Hijo de un jornalero, comenzó los estudios en el Seminario de Orihuela, terminándolos en Valencia, siendo colegial de Santo Tomás. Ordenado en 1933, fue destinado como párroco a Ludiente. Amenazado para que dejara la parroquia por los enemigos de la religión, se mantuvo valientemente en su puesto. En octubre de 1935 fue destinado a Valencia, a la Escuela de Formación Social, materia en la que se había especializado, y se le dio el cargo de director espiritual. Este cargo se le dio a petición de don Ángel Herrera Oria, entonces director de “El Debate”, y que conocía las inquietudes sociales del joven sacerdote. La dicha Escuela era fundación de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Fue también profesor de Formación Social. Alfonso hizo una magnífica labor. Conoció y trató también al jesuita beato Luis Campos Górriz, quien también moriría mártir el mismo año.
Cuando el 19 de julio de 1936 fue incendiado el palacio arzobispal, su padre le rogó que se retirara a casa de un hermano suyo que vivía en Ruzafa y sus hermanos le aconsejaron que, como tenía pasaporte, se marchara, pero él se negó. Detenido el 20 de agosto y llevado al Gobierno Civil, pasó de allí a San Miguel de los Reyes. El día 1 de septiembre estaban su madre y su hermana esperando en la puerta de la cárcel para visitarle cuando lo vieron salir en un camión y decirles adiós con la mano. Lo fusilaron en Paterna aquel mismo día. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia.
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