domingo, 26 de marzo de 2023

26 de Marzo - Beata MAGDALENA CATALINA MORANO

En Catania, de Sicilia, en Italia, beata Magdalena Catalina Morano, virgen del Instituto de Hijas de María Auxiliadora, que se dedicó a impartir catequesis y recorrió sin cesar toda esta región.

Nació en Chieri, Turín, en el seno de una familia de clase alta venida a menos. Durante las guerras de la unificación italiana, la familia se trasladó a Buttigliera de Asti. En 1855, murió su padre como consecuencia de la guerra; y a los 9 años, Magdalena ayudó a su madre como tejedora.

En 1864, consiguió el título de maestra y trabajó como tal; en 1866, fue nombrada profesora de la escuela municipal de Montaldo Torinese, donde se distinguió por su trabajo y por su comportamiento apostólico. Se convirtió pronto en punto de referencia, y consiguió que el pueblo se preocupara por los pobres ancianos, enfermos. En 1874 fundó la Unión Pía de las Hijas de la Inmaculada, dedicada a la educación espiritual de las jóvenes más entregadas. Fue una educadora ejemplar de la mujer pobre en tiempos de opresión y marginación social para convertirla a través de la cultura y la formación religiosa.

En 1878, por consejo de san Juan Bosco, ingresó en el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y fue recibida por santa María Dominica Mazzarello. Hizo el siguiente propósito: "Nunca pondré obstáculos a la gracia cediendo al egoísmo personal". Al año siguiente fue enviada a Trecastagni, Catania, Sicilia, para hacerse cargo del orfanato femenino en malas condiciones. En la isla fundó numerosas escuelas durante 26 años; fue nombrada superiora de la comunidad, siendo siempre una madre para todas las religiosas. Fue nombrada superiora de la provincia de Sicilia y el cardenal de Catania, san José Benedicto Dusmet dijo que "no había conocido a una religiosa tan activa, tan piadosa y afable como madre Morano". Se le confió la acción catequética de la diócesis de Catania. Murió en Catania de un tumor y su lema fue "instruir, pero formando el corazón". Fue beatificada por SS. Juan Pablo II el 5 de noviembre de 1994.

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