martes, 1 de marzo de 2022

01 de Marzo - SANTA INÉS CAO KUIYING

En la ciudad de Xilinxian, en la provincia china de Guangxi, santa Inés Cao Kuiying, mártir, la cual, casada con un marido violento, tras la muerte de éste se entregó con mandato del obispo a la enseñanza de la doctrina cristiana, por cuyo motivo, después de ser recluida en una cárcel y sufrir crudelísimos tormentos, confiando siempre en el Señor pasó a los festines eternos.

Nació en la aldea de Wujiazhai en la provincia de Guizhou, China, en el seno de una antigua familia cristiana, se quedó huérfana en la adolescencia y fue acogida en el orfanato católico. Luego se fue a trabajar a la ciudad de Xingyi, donde conoció a una mujer católica que le permitió vivir en su casa. Allí conoció al obispo Bai, que la entusiasmó con la profundización de la fe en la parroquia local, en lo que hizo rápidos progresos.

Muy joven se casó con Yuan, que la maltrató sin conciencia, varias veces al hecho de casa, se opuso a que practicase su religión y le negó lo más necesario para vivir, lo que obligo a la desgraciada joven a trabajar horas y horas en otras casas para poder sobrevivir. Sin embargo todo lo sobrellevó con admirable paciencia. Cuando su marido se puso enfermo ella lo atendió con gran dedicación hasta su muerte. 

Una vez viuda, los parientes de su marido no la quisieron recibir, así que una viuda católica, mujer también versada en el conocimiento de las Escrituras y de las enseñanzas de la Iglesia, la acogió en su casa, y junto a ella Inés realizó grandes y rápidos progresos espirituales.

Un día, cuando san Agustín Chapdelaine estaba en la casa de visita, descubrió lo bien que conocía Inés la fe y la invitó a hacerse cargo de un trabajo misionero en Guangxi: enseñar el catecismo a unas 30-40 familias del lugar. En el invierno de 1852 se trasladó a la ciudad de Baijiazhai en Xilan, lugar del que hizo su "cuartel general". Enseñaba catecismo de un lugar a otro, así como también a cocinar y llevar una casa, y durante su tiempo libre, realizaba trabajos de niñera.

Cuando ella estaba ayudando en Yaoshan, en 1856, fue acusada de ser cristiana  y fue detenida junto con otros muchos; los demás fueron puestos enseguida en libertad pero ella no, fue mantenida en prisión. El magistrado del lugar utilizó primero la táctica de seducirla con palabras bonitas para conseguir que negara la fe, y a pesar de las torturas que la aplicaron, no apostató. Sufrió la “tortura de la jaula”, que la obligó a estar tres días seguidos de pie, sin poder sentarse. Cuando agotada por esta tortura sufrió otras, no resistió más y murió en Sy-Lin-Hien. Oraba: "¡Dios, ten misericordia de mí, Jesús, sálvame!" Luego, el 1 de marzo, gritó con fuerte voz: "¡Dios mío, ayúdame!", y expiró.

El papa León XIII la proclamó beata el 27 de mayo de 1900, y el papa Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre de 2000. Tiene una parroquia de la comunidad china dedicada a su nombre en Canadá.

 

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